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Carta de los Lectores

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Francisco Bautista Gutiérrez

Carta enviada por Francisco Bautista Gutiérrez

Jueves, 11 de Octubre de 2018

  

ASIGNATURA PENDIENTE · (A raíz de una absurda propuesta de la inutilidad de los mayores)

Se escribe de una manera convulsiva para tratar de hacernos comprender algo que no funciona en el mundo que nos rodea, en la sociedad que nos abraza a veces y nos oprime en la mayoría, y me da pavor pensar que esta forma de vida, esta manera de actuar se aplique en el colectivo del que formamos parte, y lo he visto, en la mirada del adolescente, del joven que cuando mira el rostro de uno que ya viste canas, refleja una sonrisa entre sarcástica y burlona, pensando, quiero creer que sin desearlo, que ya somos poco más que ancianos, lacras sociales que incordian, que suponen un gasto para la sociedad, que ya no tenemos capacidad para ver lo que está bien o mal hecho, que ya hemos dejado de ser útiles, craso error.
Lo dije no hace mucho y lo sigo manteniendo, no nos preparan para vivir en armonía, pero ahora lo amplío, tampoco preparamos a los que nos relevan para que nos respeten cuando cojan el relevo, y no me vale aquello de que ya no somos productivos, que no comprendemos las nuevas tecnologías, las tendencias, las modas, que estamos en aquella etapa en la que el ser mayor es signo de decrepitud, de fealdad, de desvalorización; prefiero remontarme a la prehistoria en la que el tener ancianos en el grupo era un orgullo por su sabiduría, por mantener la memoria colectiva.
No trato de desprestigiar a aquellos que en los fines de semana se saben dueños del mundo y actúan como tal, papeleras arrancadas, marquesinas destrozadas, bidones de basura vertidos semáforos doblados y cerraduras llenas de silicona por decir de algunas lindezas de aquella mayoría que en grupos se reúnen para amparándose en el alcohol protestar por aquello que le rodea.
Ni debemos avergonzarnos, ni nadie debe avergonzarse de aquellos que nos ven mayores, de aquellos que piensan que el mundo es de los jóvenes y que en la modernización económica no somos productivos, que no tenemos cabida en la aldea global, en el mundo globalizado. No es mi deseo luchar por tener un lugar privilegiado, como lo tenían en la época de los hebreos, ni que nos veneren como hacen en Oriente, no quiero un enfrentamiento social entre unos y otros, una lucha vacía de sentido, el orgullo conquista honor y grandeza, pero el hedonista puede llegar a ser un irresponsable y más cuando luchan porque el viejo quede apartado, no vote, no se mueva, no respire, ni tan siquiera se le considere vivo, en definitiva que camine solo hacia su final.
Me pregunto que estamos enseñando en este siglo y no me limito solo a nuestros alumnos, lo hago extensivo a todos, grados, masters, formación profesional; unos conocimientos y una inteligencia sin voluntad de aprender a vivir, a respetar, a aceptar unos principios sin los que no se va a ningún lugar.
Es cierto que la deriva de la sociedad en general hacia una forma de sinsentido es algo que vemos a diario y eso es lo malo, que a diferencia de antes, ahora hay que menospreciar de una manera directa o indirecta a alguien para poder sentirse superiores, solo que esto acaba siendo una situación odiosa e inhumana.
Es verdad y no hay que negarlo, que los años acarrean dolores, pérdida de autonomía, pero lo mismo que hay que envejecer con dignidad, autónomos o en una residencia, también es cierto que hay que enseñar a nuestros jóvenes, que por encima de todos, somos personas y que la superioridad no se demuestra abusando de la juventud, ni la vanidad se compra, ni tampoco, el respeto ha de perderse-

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