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Manuel Regalado del Viejo | 194
Jueves, 03 de Mayo de 2012

Los pasos de peatones en Montijo · Manuel Regalado del Viejo · Montijo

Montijo es un pueblo prohibido; pero prohibido para muchos peatones, ya que los pasos señalados para los mismos son invadidos en un porcentaje no tan pequeño por aquellos que no les corresponde, de manera descarada con más poder y energías y sin atisbo de culpabilidad: los vehículos motorizados. Aunque observen que esperas cruzar, hacen caso omiso a las normas y se quedan tan campantes. No hablo en general; que nadie se dé por aludido, pues tengo que reconocer que son más numerosos los que cumplen los requisitos, y menos los que no los tienen en cuenta.

Hace unos días me sucedió un caso curioso. En uno de estos pasos en el que intentaba cruzar de bastante circulación, coincidieron dos automóviles en cruzarse. El de la derecha detuvo la marcha, no así el de la izquierda, que no me explico si por cinismo o no tener muy buena la sesera, a grandes voces me dio las gracias como si por imbécil le hubiera cedido el paso por gentileza. Se da el caso de que algunas calles son más respetadas que otras, por lo que hay que andarse con cautela.

Estos irresponsables cuando inician un viaje a otras poblaciones, particularmente a las dos capitales extremeñas, cumplen las leyes del tráfico a la perfección, sin poner en peligro la integridad física del indefenso peatón, como si los de Montijo fuéramos de segunda clase. Ahora bien; si por despiste, falta de atención, imprudencia o la causa que fuere, alguna persona de manera indebida cruza un paso regulado por semáforos en rojo para él, los vocinazos de protesta - con toda la razón - son mayúsculos y lo curioso es que los más fuertes e insistentes son de los que no respetan las normas que no están pensadas para ellos.

El accidente mortal que no hace mucho ocurrió en la Ronda del Valle, donde una pobre señora fallecía aplastada por un tractor en un paso peatonal, cuando escasamente le faltaba medio metro para llegar a la acera opuesta. Por ello, hay que ser cauto y no precipitarse pensando en que se tiene preferencia.

En otra ocasión denuncié en este mismo periódico los pasos tan conflictivos que existen en las inmediaciones del Centro de Salud, con semáforos que hace siglos que sólo sirven de adorno. Al cabo de dos meses los tuvieron en cuenta; mas la reparación fue vista y no oída, pues duró lo que un soplo y así continúan. Me gustaría que alguien informando explicase los motivos de esta imperdonable dejadez, que supone un grave peligro para aquellos que circulamos en el coche de San Fernando.

De cualquier manera: ¡Que el cielo nos proteja!

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