Huelga General, por España
Cuando este artículo vea la luz ya se habrá realizado la Huelga General (HG29M) contra la reforma laboral del PP. Estoy seguro que habrá sido un éxito, porque la reforma laboral que nos quieren imponer es injusta, es ineficaz y es inútil. Mucha tinta se ha invertido en defender posiciones políticas y sindicales, en deslegitimar a los sindicatos de clase, en medias verdades que ocultan mentiras completas. Miles de paráfrasis, metáforas y sinonimias se han utilizado para ocultar lo que se piensa en realidad, o las duras medidas que se van a ejecutar en el futuro inmediato posterior a las elecciones andaluzas.
En este ambiente de exaltación, la vicepresidenta del PP y Presidenta de Castilla-La Mancha, Sra. de Cospedal, no ha dudado en recurrir al “patriotismo” para invalidar la propuesta de los sindicatos de clase UGT y CCOO, convocantes de la HG29M. Eso con una mano, porque con la otra dedicaba su tiempo a colocar a su marido en consejos de administración varios, de forma que entre los dos, con la acumulación de puestos, deben juntar un “sueldito”.
Nuestra patria, España, es el lugar en el que hemos nacido los españoles, de forma que se entiende por patriotismo el amor a España, yo entiendo que sobre todo a los españoles, a las personas que aquí vivimos. Claro que hay gente que aplica ese amor directamente a las entidades financieras, a los consejos de administración, al 2% de los españoles que se dedican al emprendimiento empresarial, a la Sra. Merkel, a las multinacionales, e incluso al caudillo de España por la gracia de dios.
Los sindicatos sabemos que hay una crisis grave, sabemos que esa crisis tiene origen en la globalización, en la debilidad de la acción política, en la ambición del mundo financiero y en la falta de ética de todos ellos. También sabemos que hay que actuar para combatirla. En lo que diferimos profundamente con el partido gobernante es en cómo hacerlo. Creemos que otras políticas son posibles, la reforma laboral no nos sacará de la crisis, pero sí podrían hacerlo un cambio del modelo productivo, una reforma del sector financiero, una reforma fiscal, y una mejora en la lucha contra el fraude fiscal y laboral. Pero además la ciudadanía tiene que tener claro que el PP está aprovechando la crisis para desregular las relaciones laborales, de forma que, sin normativa compensadora, las relaciones laborales vuelven a su origen: el empresario manda y los empleados, indefensos, sometidos a un régimen de temor por su puesto de trabajo, tienen que conformarse con trabajar más horas y ganar menos. Y además, los trabajadores perderemos los derechos sociales que tanto tiempo nos ha costado conseguir, una sanidad pública y de calidad, un sistema educativo público y de calidad, unos servicios sociales que cada vez llegan a más gente y los recientemente adquiridos derechos de atención a las personas en situación de dependencia. La pérdida de estos derechos son añadidos a la crisis, no tiene por qué ser una consecuencia de la misma. Se trata de aprovechar la crisis económica para imponer una ideología conservadora, que en otro escenario, tendría muchas dificultades de aplicación.
Luchar contra ese neoliberalismo, por la defensa de los servicios públicos, contra una reforma laboral reaccionaria que no va a producir empleo, es de patriotas. Por eso la Huelga General, y las movilizaciones que vengan, se hacen por España y, sobre todo, por los españoles.
Cuando este artículo vea la luz ya se habrá realizado la Huelga General (HG29M) contra la reforma laboral del PP. Estoy seguro que habrá sido un éxito, porque la reforma laboral que nos quieren imponer es injusta, es ineficaz y es inútil. Mucha tinta se ha invertido en defender posiciones políticas y sindicales, en deslegitimar a los sindicatos de clase, en medias verdades que ocultan mentiras completas. Miles de paráfrasis, metáforas y sinonimias se han utilizado para ocultar lo que se piensa en realidad, o las duras medidas que se van a ejecutar en el futuro inmediato posterior a las elecciones andaluzas.
En este ambiente de exaltación, la vicepresidenta del PP y Presidenta de Castilla-La Mancha, Sra. de Cospedal, no ha dudado en recurrir al “patriotismo” para invalidar la propuesta de los sindicatos de clase UGT y CCOO, convocantes de la HG29M. Eso con una mano, porque con la otra dedicaba su tiempo a colocar a su marido en consejos de administración varios, de forma que entre los dos, con la acumulación de puestos, deben juntar un “sueldito”.
Nuestra patria, España, es el lugar en el que hemos nacido los españoles, de forma que se entiende por patriotismo el amor a España, yo entiendo que sobre todo a los españoles, a las personas que aquí vivimos. Claro que hay gente que aplica ese amor directamente a las entidades financieras, a los consejos de administración, al 2% de los españoles que se dedican al emprendimiento empresarial, a la Sra. Merkel, a las multinacionales, e incluso al caudillo de España por la gracia de dios.
Los sindicatos sabemos que hay una crisis grave, sabemos que esa crisis tiene origen en la globalización, en la debilidad de la acción política, en la ambición del mundo financiero y en la falta de ética de todos ellos. También sabemos que hay que actuar para combatirla. En lo que diferimos profundamente con el partido gobernante es en cómo hacerlo. Creemos que otras políticas son posibles, la reforma laboral no nos sacará de la crisis, pero sí podrían hacerlo un cambio del modelo productivo, una reforma del sector financiero, una reforma fiscal, y una mejora en la lucha contra el fraude fiscal y laboral. Pero además la ciudadanía tiene que tener claro que el PP está aprovechando la crisis para desregular las relaciones laborales, de forma que, sin normativa compensadora, las relaciones laborales vuelven a su origen: el empresario manda y los empleados, indefensos, sometidos a un régimen de temor por su puesto de trabajo, tienen que conformarse con trabajar más horas y ganar menos. Y además, los trabajadores perderemos los derechos sociales que tanto tiempo nos ha costado conseguir, una sanidad pública y de calidad, un sistema educativo público y de calidad, unos servicios sociales que cada vez llegan a más gente y los recientemente adquiridos derechos de atención a las personas en situación de dependencia. La pérdida de estos derechos son añadidos a la crisis, no tiene por qué ser una consecuencia de la misma. Se trata de aprovechar la crisis económica para imponer una ideología conservadora, que en otro escenario, tendría muchas dificultades de aplicación.
Luchar contra ese neoliberalismo, por la defensa de los servicios públicos, contra una reforma laboral reaccionaria que no va a producir empleo, es de patriotas. Por eso la Huelga General, y las movilizaciones que vengan, se hacen por España y, sobre todo, por los españoles.