Hablar en público
Resulta patético oír hablar en público a algunos que, se supone, viven para convencer al semejante. Y aún más patético cuando se esconden detrás de un papel y no precisamente para acompañarse de cifras y datos, sino para leer, punto por punto y coma por coma, lo que le han escrito.
Que esto ocurra en los comienzos tiene pase pero yo conozco a personas que llevan 20 años con un papel por delante cuando quieren decir algo y yo creo que ¡si después de tanto tiempo!, no sabemos hablar…
Sé que cuando se habla en público por primera vez, supone una cierta alegría al sentirse… ¿importante?, aunque esto conlleve un efecto secundario: un incontrolable estado de tembleque. Inconscientemente se piensa, seguro que el próximo me sale mejor.
Para ser un buen orador, que también conozco a algunos y yo no me atrevo a serlo, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones que dan mucho respeto, por ejemplo, hablar de algo que no conoces y esto se hace con una facilidad… ¡Intenta conocer a fondo lo que denuncias porque seguramente luego lo vas a tener que defender! (me encanta este juego de palabras, sobre todo porque sé lo que estoy diciendo y me estoy riendo por dentro).
Otra regla importante: saber quién va a asistir a tu mitin, perdón, charla. Entérate quiénes son y qué esperan oír de ti porque si eres mal orador pero los que te van a escuchar son tus familiares y amigos, no hay de qué preocuparse si se aburren, ellos de cualquier forma estarán encantados y si le pones un aperitivo después ¡fliparán con tu discurso!. Claro que yo flipo más con un buen orador porque tengo todo lo anterior pero sin aburrimiento.
Otra regla importante: organizar el discurso, preparar el guión, practicarlo en voz alta y relajarse. Para algunas personas, supuestamente oradoras, decirle todo esto es como cuando van en avión y la azafata te dice todo lo que tienes que hacer si el avión se va a pique… vamos que hacer tanto en tan poco tiempo, mejor estrellarse, y ese es el resultado ¡se estrellan!.
Dicen que un orador debe cuidar los 10 primeros segundos porque ellos le determinan como persona y como orador… a algunos les sobran 9 (yo por lo menos, en el primer segundo lo detecto. No es que sea muy listo es que veo que lleva un discurso de 5 páginas tan exquisitamente rebuscado que no lo entiende ni el que lo está leyendo). Yo he estado delante de un buen orador y he visto como, antes de empezar a hablar, mira tranquilamente a los asistentes y esto hace que todos guardemos silencio y prestemos la máxima atención; cuando el orador es prácticamente nulo lo que quiere es que el público forme el máximo ruido para que se le escuche menos ¡total está hablando por hablar! Ah, otra cosa, el elemento más importante para un buen discurso es el entusiasmo. ¡Que a nadie se le olvide! ¡Porque algunos lo que transmiten es una pena…
Y por último, saber qué hacer con las manos mientras se habla. Esto es muy importante pero claro, hay personas que yo conozco, que nunca tendrán este problema porque las tienen ocupadas sujetando el papel que nos tienen que leer. Por cierto, que bien me lo he pasado poniéndole caras a este artículo.
Resulta patético oír hablar en público a algunos que, se supone, viven para convencer al semejante. Y aún más patético cuando se esconden detrás de un papel y no precisamente para acompañarse de cifras y datos, sino para leer, punto por punto y coma por coma, lo que le han escrito.
Que esto ocurra en los comienzos tiene pase pero yo conozco a personas que llevan 20 años con un papel por delante cuando quieren decir algo y yo creo que ¡si después de tanto tiempo!, no sabemos hablar…
Sé que cuando se habla en público por primera vez, supone una cierta alegría al sentirse… ¿importante?, aunque esto conlleve un efecto secundario: un incontrolable estado de tembleque. Inconscientemente se piensa, seguro que el próximo me sale mejor.
Para ser un buen orador, que también conozco a algunos y yo no me atrevo a serlo, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones que dan mucho respeto, por ejemplo, hablar de algo que no conoces y esto se hace con una facilidad… ¡Intenta conocer a fondo lo que denuncias porque seguramente luego lo vas a tener que defender! (me encanta este juego de palabras, sobre todo porque sé lo que estoy diciendo y me estoy riendo por dentro).
Otra regla importante: saber quién va a asistir a tu mitin, perdón, charla. Entérate quiénes son y qué esperan oír de ti porque si eres mal orador pero los que te van a escuchar son tus familiares y amigos, no hay de qué preocuparse si se aburren, ellos de cualquier forma estarán encantados y si le pones un aperitivo después ¡fliparán con tu discurso!. Claro que yo flipo más con un buen orador porque tengo todo lo anterior pero sin aburrimiento.
Otra regla importante: organizar el discurso, preparar el guión, practicarlo en voz alta y relajarse. Para algunas personas, supuestamente oradoras, decirle todo esto es como cuando van en avión y la azafata te dice todo lo que tienes que hacer si el avión se va a pique… vamos que hacer tanto en tan poco tiempo, mejor estrellarse, y ese es el resultado ¡se estrellan!.
Dicen que un orador debe cuidar los 10 primeros segundos porque ellos le determinan como persona y como orador… a algunos les sobran 9 (yo por lo menos, en el primer segundo lo detecto. No es que sea muy listo es que veo que lleva un discurso de 5 páginas tan exquisitamente rebuscado que no lo entiende ni el que lo está leyendo). Yo he estado delante de un buen orador y he visto como, antes de empezar a hablar, mira tranquilamente a los asistentes y esto hace que todos guardemos silencio y prestemos la máxima atención; cuando el orador es prácticamente nulo lo que quiere es que el público forme el máximo ruido para que se le escuche menos ¡total está hablando por hablar! Ah, otra cosa, el elemento más importante para un buen discurso es el entusiasmo. ¡Que a nadie se le olvide! ¡Porque algunos lo que transmiten es una pena…
Y por último, saber qué hacer con las manos mientras se habla. Esto es muy importante pero claro, hay personas que yo conozco, que nunca tendrán este problema porque las tienen ocupadas sujetando el papel que nos tienen que leer. Por cierto, que bien me lo he pasado poniéndole caras a este artículo.