El llamamiento
Una mañana de marzo me encontraba, como cada día, preparando el programa de radio rodeada de noticias de actualidad cuando llegó una mujer, se me puso delante y me soltó: “Quiero hacer un llamamiento”. Como pueden comprender, me quedé totalmente perpleja: “Un llamamiento ¿A quién?”. “No sé, a quien corresponda. Es que este viernes me echan de mi casa. Me desahucian. Tengo dos niños de cinco y trece años y estoy sola con ellos porque su padre nos abandonó. No trabajo hace un año, no tengo a dónde ir y nadie, ni el Servicio Social de Base me da una solución”. Me sentí abrumada y me dispuse a tomar unos datos para escribir la información. La mujer, a quien vamos a llamar Inés, me respondía a todo lo que le preguntaba, con las lágrimas cayendo mientras hablaba y una cara de desolación como yo no he visto en mi vida. Cuando acabó con su historia, le dije que iba a por una cámara de fotos, para completar la noticia. Y se asustó. “Pero yo no quiero que todo el mundo se entere de lo que me pasa. Mis hijos sufrirían mucho si sus amigos se enteran de esto. El mayor no hace más que llorar. Me senté de nuevo, mirándola sin saber qué hacer. “Entonces, ¿Qué quiere que hagamos por usted?. Esta es una empresa de comunicación, de difusión de noticias”.
Querida Inés: ya sé que ese día tus pasos te llevaron hasta la radio, en un intento de solución desesperado. Pero este llamamiento lo debías plantear en otras puertas. Por ejemplo, a todos esos políticos que se han malgastando millones de euros de las arcas públicas dejándonos en la miseria, a sus amigos y familiares que se han enchufado en buenos puestos de la administración, a los directivos de Bancos y Cajas que cobran (del estado) jubilaciones e indemnizaciones millonarias, a los sindicalistas que han aprovechado su puesto para prosperar personalmente, a las compañías eléctricas que se han posicionado en un lugar de privilegio para exprimirnos con el recibo de la luz, a las petroleras, a las multinacionales……
Hazles este llamamiento a ellos a ver si se les cae la cara de vergüenza cuando se encuentren con el final de la cadena que han montado, que son los más débiles. Pero no tengas esperanza porque en este reparto toda la vergüenza y la dignidad te la has quedado tú, que no dejas de pensar en tus hijos ni un minuto. Con casos como el tuyo podemos comprobar que el famoso “Estado del bienestar” no protege a quien realmente lo necesita. Ante ésto, yo solo puedo poner mi hombro para que llores y escribir este artículo para tratar de crear conciencia ciudadana y animar a que luchemos por crear una sociedad justa y equilibrada.
PD: en el 2011 se tramitaron en los juzgados españoles 175 procedimientos de desahucio al día. Esta cifra se superará en este año 2012.
Una mañana de marzo me encontraba, como cada día, preparando el programa de radio rodeada de noticias de actualidad cuando llegó una mujer, se me puso delante y me soltó: “Quiero hacer un llamamiento”. Como pueden comprender, me quedé totalmente perpleja: “Un llamamiento ¿A quién?”. “No sé, a quien corresponda. Es que este viernes me echan de mi casa. Me desahucian. Tengo dos niños de cinco y trece años y estoy sola con ellos porque su padre nos abandonó. No trabajo hace un año, no tengo a dónde ir y nadie, ni el Servicio Social de Base me da una solución”. Me sentí abrumada y me dispuse a tomar unos datos para escribir la información. La mujer, a quien vamos a llamar Inés, me respondía a todo lo que le preguntaba, con las lágrimas cayendo mientras hablaba y una cara de desolación como yo no he visto en mi vida. Cuando acabó con su historia, le dije que iba a por una cámara de fotos, para completar la noticia. Y se asustó. “Pero yo no quiero que todo el mundo se entere de lo que me pasa. Mis hijos sufrirían mucho si sus amigos se enteran de esto. El mayor no hace más que llorar. Me senté de nuevo, mirándola sin saber qué hacer. “Entonces, ¿Qué quiere que hagamos por usted?. Esta es una empresa de comunicación, de difusión de noticias”.
Querida Inés: ya sé que ese día tus pasos te llevaron hasta la radio, en un intento de solución desesperado. Pero este llamamiento lo debías plantear en otras puertas. Por ejemplo, a todos esos políticos que se han malgastando millones de euros de las arcas públicas dejándonos en la miseria, a sus amigos y familiares que se han enchufado en buenos puestos de la administración, a los directivos de Bancos y Cajas que cobran (del estado) jubilaciones e indemnizaciones millonarias, a los sindicalistas que han aprovechado su puesto para prosperar personalmente, a las compañías eléctricas que se han posicionado en un lugar de privilegio para exprimirnos con el recibo de la luz, a las petroleras, a las multinacionales……
Hazles este llamamiento a ellos a ver si se les cae la cara de vergüenza cuando se encuentren con el final de la cadena que han montado, que son los más débiles. Pero no tengas esperanza porque en este reparto toda la vergüenza y la dignidad te la has quedado tú, que no dejas de pensar en tus hijos ni un minuto. Con casos como el tuyo podemos comprobar que el famoso “Estado del bienestar” no protege a quien realmente lo necesita. Ante ésto, yo solo puedo poner mi hombro para que llores y escribir este artículo para tratar de crear conciencia ciudadana y animar a que luchemos por crear una sociedad justa y equilibrada.
PD: en el 2011 se tramitaron en los juzgados españoles 175 procedimientos de desahucio al día. Esta cifra se superará en este año 2012.