Sabedor de que el ganador del premio González Castell, Alfonso Pinilla, tiene una dotación de tres mil euros, más la publicación de la obra, y presumiendo que posee unos altos valores cristianos personales, junto con su familia, para con la Iglesia, pensé que iba a hacer entrega del premio a Cáritas.

Llegué a creer que el profesor Pinilla, el ganador, que es profesor en la Universidad, con nómina a fin de mes, iba a tener un detalle solidario con sus paisanos necesitados en este tiempo de Cuaresma. Si bien no todo el premio, sí una parte, al igual que el resto de los miembros del jurado que han cobrado por dar su limpio veredicto al montijano.

En estos tiempos estamos muy necesitados de caridad cristiana y está de moda pedir donaciones de los sueldos a través de los medios de comunicación, pero “una cosa es pregonar y otra dar trigo”; aunque, tal vez, como las obras de caridad deben ser anónimas lo comparten con los más necesitados.
Enhorabuena por el premio.