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Martes, 06 de Marzo de 2012

Un alcalde de ida y vuelta

Cuando el alcalde de Montijo, D. Alfonso, fue nombrado director gerente del Sexpe el pasado 25 de julio, la primera pregunta que nos hicimos todos los vecinos es quién lo sustituiría. Era de sentido común que los dos cargos que ostentaba el Sr. Pantoja  a partir de ese momento eran incompatibles, y parecía obvio también que el mismo interesado había dejado resuelta sus sustitución en la alcaldía de Montijo, pues en otro caso habría dejado abandonado, vergonzosamente, al pueblo que había votado mayoritariamente al PP dos meses antes.
En este sentido se produjeron  manifestaciones expresas de dimisión de D. Alfonso por una parte, y de la mismísima Doña Cristina Teniente, vicepresidenta del gobierno de Extremadura, por otra. Siempre argumentando que correspondía al primero la gestión de los tiempos y siempre eludiendo explicaciones sobre el retraso. En otras palabras, que dimitiría cuando le diera la gana y sin tener que dar explicaciones a nadie, pero que dimitiría.
A  la vista de los acontecimientos recientes se puede llegar al menos a dos conclusiones.
Primera conclusión: D. Alfonso no había solucionado el tema de su relevo cuando se fue al Sexpe y, por lo tanto, ha puesto en riesgo la gobernabilidad del pueblo que lo ha elegido. Es necesario que explique claramente y con urgencia este abandono injustificado, vergonzoso y vergonzante,  de sus responsabilidades.
Teniendo en cuenta que, a pesar de los que algunos defienden, nuestro sistema electoral permite la sustitución automática del alcalde cuando concurren circunstancias como las que han ocurrido en Montijo, uno no puede por menos que preguntarse ¿por qué nadie ha querido sustituir a D. Alfonso?, ¿es tan mala la situación económica y financiera del ayuntamiento para que nadie se quiera hacer responsable de la misma?, ¿o se trata solamente de prepotencia y soberbia, como algunos afirman?, ¿o es simplemente que el equipo municipal popular de los mejores es muy malo?
Segunda conclusión: D. Alfonso no cabe en el gobierno de los mejores. Yo confieso que siempre tuve serias dudas sobre su capacidad de gestión nada menos que del empleo en Extremadura. Y no porque me considere adivino sino porque así lo hacían presagiar episodios como el del cuartel de la guardia civil en la elecciones de 2007, las sesiones autoritarias de los plenos municipales, los despidos improcedentes de funcionarios municipales que han costado al ayuntamiento miles de euros, o las deudas del ayuntamiento al servicio mancomunado de aguas, a pesar de que los vecinos pagaban su recibo religiosamente un mes tras otro. Ahora, siete meses después, la Sra. Teniente lo ha excluido del gobierno de los mejores, es decir, que tenemos un alcalde no de los mejores sino de los peores, que finalmente ha hecho lo que decía José María García en su programa deportivo: dimitir cinco minutos antes de que lo echen. Y a cobrar del ayuntamiento, que eso es más seguro. Por cierto, ¿cuánto ha cobrado del ayuntamiento de Montijo en estos siete meses?. Estoy seguro de que D. Alfonso lo explicará. Y también estoy seguro de que, por fin, nos enteraremos de cuánto le cuesta a Montijo un alcalde de los peores.

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