Tiene razón Punset...
Porque sí; porque dice las cosas como hay que decirlas y porque tiene un bagaje cultural fuera de toda duda. El señor de los pelos rizados que se dobla a sí mismo del inglés a ese maravilloso acento castellano catalán dice que la crisis económica no existe; que lo que realmente existe es una crisis de valores igual de grande que el sombrero de un picador. En resumen lo que nos viene a decir es que acabando con la crisis de valores es más que probable que se terminase esta crisis que tuvo unos brotes verdes que se los llevó alguna helada. Está completamente demostrado que hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades todos, cuanto más teníamos más queríamos y ahora que hay que apretarse el cinturón es cuando comienza el llanto y rechinar de dientes. La cosa es muy sencilla; hay que bajarse de la burra grande que nunca nos ha pertenecido y empezar a saber cuáles son nuestras prioridades para que, una vez determinadas, pensemos si podemos hacer frente a las mismas, y si no a otra cosa porque lo que está claro es que no nos vamos a morir de hambre en este primer mundo ni nos va a pasar nada por no tener una casa de tropecientos metros con dos deportivos y una moto en el garaje, más el chalé en la playa que utilizamos para especular y para hacerle la vida más cara a los veraneantes. Recuerdo haber hablado en algún momento del principio de localidad, referido a que primero hay que quitarle el hambre al vecino y luego se lo quitamos al de Biafra porque supongo que los de Biafra también tendrán vecinos. Hay que ir un poco más allá de ese principio en el sentido de que hay que cambiar personalmente cada uno y ser consciente de hasta dónde llego y hasta dónde noy si hay alguien que llega más allá que yo por medios legales lo que habrá que hacer es esforzarse para conseguirlo; no tirar por la calle del medio con la inestimable ayuda de esos bancos que, ejerciendo su trabajo, no lo olvidemos, nos han tentado como tentó la serpiente a Eva. ¿Para qué leches quiero un coche de 200 caballos si no se puede correr a más de 120 kilómetro hora? ¿Para qué una casa de quinientos metros si a la primera contribución estoy en vía ejecutiva?.... y todos los ejemplos que queramos ponernos porque cada uno tenemos y conocemos muchos. Recuerdo con muchísimo cariño una frase de mi primo el fiscal: “primo; subirse a la burra grande es fácil, pero bajars cuesta mucho…” pues eso, que depende de cada uno. Es por ello por lo que cuidando los valores que se tienen que cuidar y que, insisto, cada uno conocemos podremos salir de esta. El tema gordo es el de los políticos que han despilfarrado lo propio y lo ajeno, los que se han aprovechado del redondeo hasta para robar pensando que un millón de pesetas robado –que ya está mal- es ahora un millón de euros… esos son los que tienen que responder y no hacernos pagar sus fiestas que han sido muchas y variadas. ¿Recuerdan los trajes, las visitas del Papa, el instituto Noos, las hípicas, las gasolineras…?. Pues eso, que la solución está en nuestras manos y ya que hemos retrocedido en nivel de vida diez años, utilicemos ese “dies a quo” para iniciar una reconstrucción espiritual con sus propósitos de la enmienda y demás cosas que queramos que no vuelvan a ocurrir. ¿La Canción? “The Rising” de Springsteen.
Porque sí; porque dice las cosas como hay que decirlas y porque tiene un bagaje cultural fuera de toda duda. El señor de los pelos rizados que se dobla a sí mismo del inglés a ese maravilloso acento castellano catalán dice que la crisis económica no existe; que lo que realmente existe es una crisis de valores igual de grande que el sombrero de un picador. En resumen lo que nos viene a decir es que acabando con la crisis de valores es más que probable que se terminase esta crisis que tuvo unos brotes verdes que se los llevó alguna helada. Está completamente demostrado que hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades todos, cuanto más teníamos más queríamos y ahora que hay que apretarse el cinturón es cuando comienza el llanto y rechinar de dientes. La cosa es muy sencilla; hay que bajarse de la burra grande que nunca nos ha pertenecido y empezar a saber cuáles son nuestras prioridades para que, una vez determinadas, pensemos si podemos hacer frente a las mismas, y si no a otra cosa porque lo que está claro es que no nos vamos a morir de hambre en este primer mundo ni nos va a pasar nada por no tener una casa de tropecientos metros con dos deportivos y una moto en el garaje, más el chalé en la playa que utilizamos para especular y para hacerle la vida más cara a los veraneantes. Recuerdo haber hablado en algún momento del principio de localidad, referido a que primero hay que quitarle el hambre al vecino y luego se lo quitamos al de Biafra porque supongo que los de Biafra también tendrán vecinos. Hay que ir un poco más allá de ese principio en el sentido de que hay que cambiar personalmente cada uno y ser consciente de hasta dónde llego y hasta dónde noy si hay alguien que llega más allá que yo por medios legales lo que habrá que hacer es esforzarse para conseguirlo; no tirar por la calle del medio con la inestimable ayuda de esos bancos que, ejerciendo su trabajo, no lo olvidemos, nos han tentado como tentó la serpiente a Eva. ¿Para qué leches quiero un coche de 200 caballos si no se puede correr a más de 120 kilómetro hora? ¿Para qué una casa de quinientos metros si a la primera contribución estoy en vía ejecutiva?.... y todos los ejemplos que queramos ponernos porque cada uno tenemos y conocemos muchos. Recuerdo con muchísimo cariño una frase de mi primo el fiscal: “primo; subirse a la burra grande es fácil, pero bajars cuesta mucho…” pues eso, que depende de cada uno. Es por ello por lo que cuidando los valores que se tienen que cuidar y que, insisto, cada uno conocemos podremos salir de esta. El tema gordo es el de los políticos que han despilfarrado lo propio y lo ajeno, los que se han aprovechado del redondeo hasta para robar pensando que un millón de pesetas robado –que ya está mal- es ahora un millón de euros… esos son los que tienen que responder y no hacernos pagar sus fiestas que han sido muchas y variadas. ¿Recuerdan los trajes, las visitas del Papa, el instituto Noos, las hípicas, las gasolineras…?. Pues eso, que la solución está en nuestras manos y ya que hemos retrocedido en nivel de vida diez años, utilicemos ese “dies a quo” para iniciar una reconstrucción espiritual con sus propósitos de la enmienda y demás cosas que queramos que no vuelvan a ocurrir. ¿La Canción? “The Rising” de Springsteen.