Querido, jamón, a la primera
Llega la noche de la
ilusión, la ingenuidad y la inocencia. Un polvorón, un vaso con agua, un trozo
de pan y una carta conforman el rito de la edad de la infancia. Bendita sea la
luz de la mañana del día de Reyes y el gozo que nos traen los regalos que
acarician los recuerdos.
La guitarra de Manuel Vargas, un fotógrafo,
un artista y un fenómeno. Dionisio con el carro de la carne y su mula Fátima
bendita. El sonido inconfundible de Antonio López Moriche, el calderero. Las carteleras
de Josán anunciando las películas del cine Palmera en la fachada de la
sastrería Menayo. ¡A Cecilio el latero le falta un riñón y si sigue jugando le
faltan los dos! El Niño Jesús de la Divina Misericordia
y el Niño Jesús de Praga. Las ovejas y los borregos de Isidoro Gómez en las
eras. Francisco Pérez Cienfuegos, Charlot, el acomodador del Teatro Calderón. La
peluquería de Antonio Borro. El maestro de obras Antonio Marín. Bar el
Basiliso. Pescadería La Alicantina. La
fábrica de Toribito. María Muñoz, la costurera. La orquesta Veracruz.
Wenceslao, Sayago y Miguelito.
Una ración de pajaritos en el bar
El Colorado. La Fonda
Enrique. Los helados y horchatas de Ricardo Vinagre. El
brigada Juan de la
Barrera. Morenito de Montijo y la compañía Brisas extremeñas.
El jefe de Estación Luis Alarcó dándole salida al catalán. Frasco, el gitano,
pelando las mulas. El mes de mayo en la escuela de mi tía Ascensión Cienfuegos
cantando “venid y vamos todos con flores a María”. Ben Barek vendiendo lotería.
Agustín Caro Torres, el cacharrero, con sus tinajas, baaaarriiiileeeeees,
cueeeeenca. La caseta el Túnel en la Feria. La comparsa de Carnaval Los Incompatibles.
El médico Lucas Rodilla. El veterinario Jacinto Sánchez. El botón negro en la
solapa en señal de luto. El taxi de Manolo Antolín. Juana Silva con la medida y
el cántaro vendiendo leche. Los maestros Pablo Sánchez y Manuela Montes. La
máquina del flit para matar las moscas. El Pedramol.
La churrería de Alfonso Herrera en
la calle Piñuela. Los frascos de porcelana de la farmacia de José Palomino. Los
profesores de dibujo del Instituto Vegas Bajas, María Concepción Castaño,
Francisco Manzano y Rafael del Pino Repiso. Rubén al frente de la discoteca
Fashion. La tinaja de agua en la despensa. Chivovi, Valerio, Abengoa, Lolino y
Calle. La Faraona
apisonando las calles. Juan Cayetano Polo de Vargas jugando una partida de
ajedrez viviente. El practicante Ramón Melara. Valentín Sánchez Espinosa
acarreando grava con el remolque del que tiraban Chica y Romera. El sonido de
la vaca de la fábrica de Corchero avisando la hora de entrada y salida. El pino
grande de la carretera de Barbaño.
Los merengues y caramelos de la
pastelería de Mariano Serrano. El tiempo que teníamos que estar en ayunas antes
de la primera comunión. Isabelita la borracha. Las Mariquitiñas. Chirri cuando era monaguillo tocando las
campanas de la iglesia de San Pedro. La sastrería de Blas Gragera Arroyo. Antonio
de la Fuente
tocando el acordeón. Valentín Díaz con los cántaros vendiendo agua del pozo de
El Valle por las casas. La consulta en la calle Papas del médico Juan Iglesias.
La pértiga que encendía y apagaba las farolas del alumbrado público. El puesto
de churros de Juan González en la
Avenida, en la esquina de Antonia Ríos. La leche en polvo que
se repartía en la sala de los entierros de la iglesia de san Pedro.
Cuando te ibas a sacar el carné de
conducir y Juan Reyes te decía en la autoescuela: “Con lo que tú sabes, querido,
jamón, a la primera”. Las escopetas de juguete con el tapón de corcha y la
cuerda en los puestos de la Feria. Bernarda
Merino pidiendo por las casas para comprar la imagen de San Gregorio para la
parroquia. Juan Antonio el de los plátanos. La petaca para el tabaco. El tío de
la chaqueta blanca, el de la ejecutiva, que tanto miedo y pánico causaba. La
escuela de Manuel Carretero Feria. Los olivos de la Huertecilla. Las
cinco casas. Madrina pelona tira los confites y no te los comas. ¡Ajo los ajos!
Llega la noche de la ilusión, la ingenuidad y la inocencia. Un polvorón, un vaso con agua, un trozo de pan y una carta conforman el rito de la edad de la infancia. Bendita sea la luz de la mañana del día de Reyes y el gozo que nos traen los regalos que acarician los recuerdos.
La guitarra de Manuel Vargas, un fotógrafo, un artista y un fenómeno. Dionisio con el carro de la carne y su mula Fátima bendita. El sonido inconfundible de Antonio López Moriche, el calderero. Las carteleras de Josán anunciando las películas del cine Palmera en la fachada de la sastrería Menayo. ¡A Cecilio el latero le falta un riñón y si sigue jugando le faltan los dos! El Niño Jesús de la Divina Misericordia y el Niño Jesús de Praga. Las ovejas y los borregos de Isidoro Gómez en las eras. Francisco Pérez Cienfuegos, Charlot, el acomodador del Teatro Calderón. La peluquería de Antonio Borro. El maestro de obras Antonio Marín. Bar el Basiliso. Pescadería La Alicantina. La fábrica de Toribito. María Muñoz, la costurera. La orquesta Veracruz. Wenceslao, Sayago y Miguelito.
Una ración de pajaritos en el bar El Colorado. La Fonda Enrique. Los helados y horchatas de Ricardo Vinagre. El brigada Juan de la Barrera. Morenito de Montijo y la compañía Brisas extremeñas. El jefe de Estación Luis Alarcó dándole salida al catalán. Frasco, el gitano, pelando las mulas. El mes de mayo en la escuela de mi tía Ascensión Cienfuegos cantando “venid y vamos todos con flores a María”. Ben Barek vendiendo lotería. Agustín Caro Torres, el cacharrero, con sus tinajas, baaaarriiiileeeeees, cueeeeenca. La caseta el Túnel en la Feria. La comparsa de Carnaval Los Incompatibles. El médico Lucas Rodilla. El veterinario Jacinto Sánchez. El botón negro en la solapa en señal de luto. El taxi de Manolo Antolín. Juana Silva con la medida y el cántaro vendiendo leche. Los maestros Pablo Sánchez y Manuela Montes. La máquina del flit para matar las moscas. El Pedramol.
La churrería de Alfonso Herrera en la calle Piñuela. Los frascos de porcelana de la farmacia de José Palomino. Los profesores de dibujo del Instituto Vegas Bajas, María Concepción Castaño, Francisco Manzano y Rafael del Pino Repiso. Rubén al frente de la discoteca Fashion. La tinaja de agua en la despensa. Chivovi, Valerio, Abengoa, Lolino y Calle. La Faraona apisonando las calles. Juan Cayetano Polo de Vargas jugando una partida de ajedrez viviente. El practicante Ramón Melara. Valentín Sánchez Espinosa acarreando grava con el remolque del que tiraban Chica y Romera. El sonido de la vaca de la fábrica de Corchero avisando la hora de entrada y salida. El pino grande de la carretera de Barbaño.
Los merengues y caramelos de la pastelería de Mariano Serrano. El tiempo que teníamos que estar en ayunas antes de la primera comunión. Isabelita la borracha. Las Mariquitiñas. Chirri cuando era monaguillo tocando las campanas de la iglesia de San Pedro. La sastrería de Blas Gragera Arroyo. Antonio de la Fuente tocando el acordeón. Valentín Díaz con los cántaros vendiendo agua del pozo de El Valle por las casas. La consulta en la calle Papas del médico Juan Iglesias. La pértiga que encendía y apagaba las farolas del alumbrado público. El puesto de churros de Juan González en la Avenida, en la esquina de Antonia Ríos. La leche en polvo que se repartía en la sala de los entierros de la iglesia de san Pedro.
Cuando te ibas a sacar el carné de conducir y Juan Reyes te decía en la autoescuela: “Con lo que tú sabes, querido, jamón, a la primera”. Las escopetas de juguete con el tapón de corcha y la cuerda en los puestos de la Feria. Bernarda Merino pidiendo por las casas para comprar la imagen de San Gregorio para la parroquia. Juan Antonio el de los plátanos. La petaca para el tabaco. El tío de la chaqueta blanca, el de la ejecutiva, que tanto miedo y pánico causaba. La escuela de Manuel Carretero Feria. Los olivos de la Huertecilla. Las cinco casas. Madrina pelona tira los confites y no te los comas. ¡Ajo los ajos!
























