Música, equilibrio y otra vida
Cuando me acercaba al final de mis días, tuve un sueño y sentí la necesidad de estudiar música. Después de profundizar sobre el discurso racional, me sorprendí en la práctica de otro tipo de expresión: la MÚSICA" (SÓCRATES)
Algunas veces se hace difícil ser una sola persona, cuando en nuestro interior, en una amplia gama de posibilidades, existen tantas personas que van y vienen. Aún teniendo en cuenta los roles que cumplimos en nuestra vida personal y profesional, hay veces que el trabajo, la familia o los amigos dejan a nuestro "corazón y espíritu" anhelando algo más.
Cuando nuestras vidas no abarcan todo aquello que les gustaría, nos volvemos hacias las artes, la ficción, el drama o la MÚSICA, en busca del reflejo de nuestras muchas facetas.
Debido a que la música nos atrae en relación con tantas facetas diferentes de nosotros mismos, puede despertar aspectos que necesitábamos descubrir. Al final del día, un psicólogo, que trabaja con conflictos emocionales, preferirá escuchar música serena, ordenada, espaciosa, en lugar de música emocional. Un informático, que se ha pasado todo el día luchando con virus y programas, deseará escuchar una música reconfortante, expresiva y emocional. La música puede hacer realidad deseos que anhelamos en nuestra vida, siendo especialmente positivo en un entorno que nos resulta insuficiente. Las ansias de expresión pueden ser ilimitadas, y la música nos permite extender nuestras alas y expandir mente y espíritu.
Cuando la música se ajusta a nuestras necesidades, trae consigo el consuelo de sentirse comprendido en el nivel más profundo, donde incluso las relaciones más estrechas a veces nos fallan. La música permite la expresión incluso de aquellos aspectos de nosotros que solemos reprimir porque son inaceptables a nuestra mente racional. Todos tenemos contradicciones, que hemos llamado yin y yang, masculino y femenino, violento y delicado, blanco y negro...y la música nos ayuda a unificarlo.
¿Cuál sería entonces la "otra vida no vivida" de un músico?
Descubrir que su oficio no se restringe exclusivamente al lenguaje que te marcan sietes notas sobre un pentagrama, o a la interpretación perfecta de un fragmento musical. Saber tocar no consiste sólo en hacerlo con las "teclas" del instrumento, sino que existe un teclado inmenso en el que se encuentran las "teclas" de la pasión, la ternura, el coraje o la serenidad, y para ello se necesita profundizar y estudiar toda una vida. Eso sí, después de varias horas de clases de música con los niños, algo de estudio del instrumento y algún ensayo con otros músicos, lo que realmente te apetece es escuchar el SILENCIO.
Tanto si uno decide escuchar música para equilibrar su vida, como inciarse en el estudio más profundo de la música...ánimo...FELIZ "EQUILIBRIO" para unos Y FELIZ NUEVA "OTRA VIDA" para otros.
Cuando me acercaba al final de mis días, tuve un sueño y sentí la necesidad de estudiar música. Después de profundizar sobre el discurso racional, me sorprendí en la práctica de otro tipo de expresión: la MÚSICA" (SÓCRATES)
Algunas veces se hace difícil ser una sola persona, cuando en nuestro interior, en una amplia gama de posibilidades, existen tantas personas que van y vienen. Aún teniendo en cuenta los roles que cumplimos en nuestra vida personal y profesional, hay veces que el trabajo, la familia o los amigos dejan a nuestro "corazón y espíritu" anhelando algo más.
Cuando nuestras vidas no abarcan todo aquello que les gustaría, nos volvemos hacias las artes, la ficción, el drama o la MÚSICA, en busca del reflejo de nuestras muchas facetas.
Debido a que la música nos atrae en relación con tantas facetas diferentes de nosotros mismos, puede despertar aspectos que necesitábamos descubrir. Al final del día, un psicólogo, que trabaja con conflictos emocionales, preferirá escuchar música serena, ordenada, espaciosa, en lugar de música emocional. Un informático, que se ha pasado todo el día luchando con virus y programas, deseará escuchar una música reconfortante, expresiva y emocional. La música puede hacer realidad deseos que anhelamos en nuestra vida, siendo especialmente positivo en un entorno que nos resulta insuficiente. Las ansias de expresión pueden ser ilimitadas, y la música nos permite extender nuestras alas y expandir mente y espíritu.
Cuando la música se ajusta a nuestras necesidades, trae consigo el consuelo de sentirse comprendido en el nivel más profundo, donde incluso las relaciones más estrechas a veces nos fallan. La música permite la expresión incluso de aquellos aspectos de nosotros que solemos reprimir porque son inaceptables a nuestra mente racional. Todos tenemos contradicciones, que hemos llamado yin y yang, masculino y femenino, violento y delicado, blanco y negro...y la música nos ayuda a unificarlo.
¿Cuál sería entonces la "otra vida no vivida" de un músico?
Descubrir que su oficio no se restringe exclusivamente al lenguaje que te marcan sietes notas sobre un pentagrama, o a la interpretación perfecta de un fragmento musical. Saber tocar no consiste sólo en hacerlo con las "teclas" del instrumento, sino que existe un teclado inmenso en el que se encuentran las "teclas" de la pasión, la ternura, el coraje o la serenidad, y para ello se necesita profundizar y estudiar toda una vida. Eso sí, después de varias horas de clases de música con los niños, algo de estudio del instrumento y algún ensayo con otros músicos, lo que realmente te apetece es escuchar el SILENCIO.
Tanto si uno decide escuchar música para equilibrar su vida, como inciarse en el estudio más profundo de la música...ánimo...FELIZ "EQUILIBRIO" para unos Y FELIZ NUEVA "OTRA VIDA" para otros.