Cuando se publique el “Crónicas “, es posible que algunas de las cosas que comento, hayan cambiado. Lo que no se es si a mejor o a peor.  Vayamos por partes. Termina Agosto. Ese mes que los italianos llaman “Ferragosto”, por sus excesos climatológicos. Y no se me negará que, lo de este Agosto en España, ha sido horrible. El problema es que aun quedan latigazos de los que no nos vamos a librar y que están a la vuelta de la esquina.
Otro de los acontecimientos importantes es la más que clara victoria de los rebeldes en Libia. Con mucha ayuda de la OTAN, de acuerdo, pero Gadafi  tiene los días contados. A ver si Al Assad, en Siria, toma nota.
Pero seguramente, el principal sucedido de este Agosto, diría incluso que del Verano, han sido las JMJ en Madrid, con la presencia del Papa. No voy a entrar en polémicas sobre si esto ha costado o dejado de costar y quien lo ha pagado. La fiesta veraniega que se han montado cientos de miles de jóvenes,…gratis, no ha sido. Otra cosa es que, por comparación, hayamos escuchado tantas quejas al Campamento de los Indignados en Sol y se hayan justificado casi 15 días de imposible circulación y movilidad por Madrid. Que hayamos tenido que asistir a tantas, yo diría que provocaciones, por parte de los “papistas” y los “anti-visita”. Y que en todo ese maremagnum de cifras, atascos, peleas y manipulaciones informativas, hayamos visto en Televisión las imágenes de la horrible hambruna en ciertos países de África, asistiendo casi en directo a la muerte, por hambre, de tantos miles de niños, mientras aquí, en España, la fiesta del jolgorio, los cantos y los bailes, tenía bula para aparecer de continuo en nuestros televisores. Y repito que lo comento por simple comparación. ¡¡¡Con que facilidad entran los Poderes Públicos a disolver una pelea!!!. Me siento impactado por las imágenes de jóvenes católicos que, ante los insultos y protestas del colectivo anti-visita, se ponían a rezar de rodillas, en plena Puerta del Sol. Pero me impactan mucho más esas imágenes de niños llenos de mocos y de moscas que literalmente morían de hambre ante las cámaras. Y mientras eso sucedía, muchos millones de euros se han movido en una fiesta católica y con la presencia de las máximas autoridades del Estado. No puedo dejar de sentir vergüenza.
Ese Papa, al que se le han construido escenarios dotados de microclima, para que estuviera cómodo. Esos niños enfermos, con heridas muy feas, en esos climas semi desérticos, esperando que alguien les diera algo de comer. La horrible comparación entre la realidad y la ficción. Que no me hablen de la Fe, por favor. Nadie, en esta fiesta del Pontificado, se ha acordado de esa injusta situación. Ha prevalecido la imagen de que la Iglesia puede movilizar a mucha gente, por delante del drama humano que suponen las imágenes de Somalia. Tampoco estoy manteniendo que sea la Iglesia la culpable de la hambruna, pero si que, moviendo solo una parte de lo que ha costado esta fiesta, se había acabado con el sufrimiento de tanta gente. Lo demás, las explicaciones basadas en la Fe, los sentimientos de la  cristiandad, el espíritu de los jóvenes católicos, no me parecen más que una lección de demagogia, dicho sea con todos los respetos a las creencias individuales.