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Ana María Moreno Vaquera | 926
Lunes, 04 de Julio de 2011
Ser un comunicador es una de las tareas más apasionantes

Manuel García Cienfuegos

«A muy pocas cosas he dicho no. He sido incapaz. Las asociaciones y colectivos que me han pedido colaboración lo saben»

Manuel García Cienfuegos es un hombre apasionado de sus aficiones, de su familia y amigos. Pero sobre todo apasionado de la radio y de la historia. Trabajador nato, es de los que, por más atareado que está, siempre va a encontrar un hueco para atender a cualquiera que se lo requiera. En el año 1999 comenzó a colaborar en Radio Montijo, entonces perteneciente a Onda Cero, para difundir el mensaje de la Iglesia católica hace 12 años y desde entonces consiguió el cariño y el respeto de Antonio Ortiz y mío, Ana María Moreno, fundadores de la radio y prensa independiente de esta comarca. Colabora cuando se pasa a la cadena de Punto Radio y permanece en la actualidad en la nueva cadena esRadio.
Pero fue en 1974 cuando se subió por primera vez a un escenario para presentar un acto cultural. Festivales, recitales, conciertos, mesas redondas, coloquios, certámenes….
En el año 1977 comenzó a escribir en la “Hoja del Lunes”, entró en la agencia de noticias EFE y a hablar en la radio. Radio Extremadura, Radiocadena Española, Radio Nacional, Radio Universidad, son otros medios por los que ha pasado.

La producción literaria de García Cienfuegos es extensa. Ha dirigido, entre otras, Revistas de Ferias, en Montijo en nueve ocasiones, las de Agla y Semana Santa. Su pasión por la Historia le ha llevado a escribir varios libros sobre la historia de Montijo y Puebla de la Calzada, y más de un centenar de artículos relacionados con la historia de los pueblos de la comarca. Ha sido coordinador de las dos últimas ediciones de las Jornadas de Historia de Montijo.­­­

Nacido en Montijo, ¿verdad?
Sí. Mis familias paternas y maternas son todas de Montijo, aunque mi bisabuelo materno, el abuelo de mi madre, Gregorio Cienfuegos Soto era de Muñon Cimero, perteneciente al concejo de Pola de Lena (Asturias). Un lugar precioso en el que he estado y deseo volver. Mi bisabuelo fue el que trajo ese apellido frecuente en el Principado. Apellido del que me siento muy orgulloso.

¿Cómo transcurre su infancia?
Pues la de un niño normal, con la excepción de que he sido hijo único. Antes venían una pareja de mellizos pero no llegaron a ver la luz. Nací en una casa de la plaza Alfonso XIII, después vivimos en Reyes Huertas y luego en Ruiz de Alda, a la que hace algo más de cinco años he vuelto tras la muerte de mis padres. Soy, pues, un niño que se crió y jugó en el barrio de las “Casas Nuevas”.

¿A qué se dedicaba su padre?
Mi padre fue zapatero, igual que mi abuelo paterno. Comenzó de aprendiz cuando tenía doce años. Al casarse se independizó poniendo el taller en casa. Fue un buen maestro artesano que de haber vivido ahora, en estos tiempos, donde la artesanía parece que ha vuelto, tendría mucho trabajo. Fue una bellísima persona, callado, humilde y muy trabajador, del que tengo que decir que nunca, jamás, me dio un cachete. Así pues, al tener mi padre en casa el taller estábamos los tres casi siempre juntos. A mi madre le apasionaban las labores de gancho y las macetas.

¿Cuál fue su primera escuela?
La de mi tía Ascensión Cienfuegos, en la calle de Mérida. Luego pasé al colegio Sagrado Corazón de Jesús del maestro Julián Guzmán, con quien aprobé, en el Instituto Zurbarán de Badajoz, el ingreso para el Bachillerato. De Julián Guzmán tengo que decir que aprendí tres valores fundamentales: el trabajo, la responsabilidad y la honradez, que siempre he tenido y tengo presente en mi conducta.
Los dos primeros años del Bachillerato los hice en el colegio Santo Tomás de Aquino de Tomás Rodas, y de allí al Instituto Vegas Bajas. Cursé el Bachillerato con una beca estatal que anualmente era de dos mil pesetas. Al aprobar la Reválida mis padres me dijeron que no podía seguir estudiando. El trabajo del oficio de zapatero entonces escaseaba mucho, se había impuesto el calzado de fábrica, por lo que el Bachillerato Superior lo hice trabajando y estudiando. Ahí se truncó la posibilidad de haber realizado estudios universitarios.

¿Años difíciles?
Sí, fueron difíciles. El patio de casa lo sembrábamos de semilleros para plantas de tomates y pimientos. Teníamos muchos canarios que vendíamos. Mi padre estuvo a punto de haber emigrado a Madrid. Fui educado en la austeridad. Durante las vacaciones de verano, como muchos estudiantes, trabajé en la fábrica de Invecosa. Después me quedé en ella en Control de Producción y en la administración de Explotaciones Dirigidas hasta que llegó el Servicio Militar.

¿Cuánto duró su noviazgo?
Qué cosas tienes. Cinco años. A los que hay que añadir treinta y dos de casado. Resumiendo, treinta y siete años con una mujer que ha permitido mis aficiones y me ha dado libertad para hacer aquello que siempre me ha gustado y apasionado. Nunca me ha puesto impedimentos. Y junto a ella, dos hijos de los que nos sentimos tremendamente orgullosos, y a los que he dado aquello que mis padres, desgraciadamente, no pudieron ofrecerme. Leonor es licenciada en Historia, y Juan Alfonso, Diplomado en Educación Primaria.

¿Se deja aconsejar por su mujer?
En la inmensa mayoría de los casos sí. Las mujeres tenéis un sentido especial que tal vez el hombre no tiene en cuanto a la percepción y visión de algunas cosas. En casa no tenemos secretos y todo lo hablamos y lo consultamos. He pasado, a veces, por situaciones en las que un consejo prudente de ella ha servido de bálsamo ante un innecesario calentón.
¿Cómo llega a entrar en la banca?
Tras el Servicio Militar trabajé como contable en la empresa constructora de José Moreno García. Luego conocí que se convocaba una plaza de auxiliar para la sucursal en Puebla de la Calzada del Banco de Vizcaya. Me presenté y la saqué. Fue en mayo de 1980. Viví el proceso de fusión con el Banco de Bilbao, de la que surgió el BBV (año 1988). Ascendí a oficial, después ha interventor, llegando a director en el año 1991. Fueron años que siempre recuerdo por el buen ambiente y amistad que tuvimos los compañeros que compartimos trabajo en la oficina.

¿Qué destinos ha tenido?
En 1993 me buscó Caja Madrid para ser el director de la nueva sucursal que deseaban abrir en Montijo. Estuve en ella hasta el año 2001 en el que fui trasladado a la sucursal de Zafra. En febrero de 2005 me vine a la oficina de la calle Santa Eulalia de Mérida, donde he estado hasta finales del mes de marzo, en el que junto con cerca de tres mil compañeros, por un acuerdo laboral, debido al SIP realizado con otras entidades, ante la reestructuración del sistema financiero, nos prejubilaron.

¿Qué es mejor estar en su pueblo o fuera?
Depende. En el pueblo no tienes que desplazarte, conoces mejor a los clientes y sabes con quién tratas a la hora de afrontar una petición de riesgos. También te resulta más fácil para captar pasivo. A veces pueden condicionarte las amistades y los compromisos, aunque por encima de todo siempre debe estar la profesionalidad. Otros ámbitos territoriales producen retos distintos al no conocer al cliente, obligándote a evaluar, analizar y estudiar aún más las operaciones de riesgos. Los seis últimos años de mi carrera profesional vividos en Mérida, en este sentido, fueron francamente apasionantes.

¿Cómo llega a la radio?
Creo que lo he contado en alguna ocasión. Comencé en la prensa escrita, en la extinta “Hoja del Lunes”, por Emilio Macarro. Y en la prensa hablada, la radio, en Radio Extremadura, por Rafael Gómez Rodao. Ambos fueron presidentes de la U.D. Montijo. Era el año 1977. En Radio Extremadura que entonces dirigía Julio Luengo, hice información deportiva. En el último partido de la temporada 1978-79 radié, desde Xátiva (Valencia), mi primer partido de fútbol, entre el Olímpic y el C.D. Badajoz. Fue un partido memorable con un gol en el último minuto de Cepas que rompió la igualada. Después llegaron los años de Radiocadena Española junto a José Antonio Lagar, en los que recorrimos la comarca con el programa la “Feria en vivo”. Luego la puesta en marcha de Radio Universidad y mi llegada en el año 1999 a esta casa con el programa “Iglesia en Camino”. Treinta y cuatro años de radio. Siempre la radio, siempre.

¿Y por qué la radio?
Porque ha sido un medio en el que siempre me he desenvuelto muy bien, en el que he estado y me encuentro muy a gusto. La primera vez que me puse delante del público fue en abril del año 1974, en la presentación de un acto cultural. Fue entonces cuando me dije ¿si puedo hacerlo delante de la gente y no pasa nada, por qué no hablar ante un micrófono en un estudio donde apenas la gente te ve? Y así fue.
La radio me ha enseñado, educado y formado muchísimo. Cada entrevista que realizas necesita una preparación, conocer al personaje, la actividad que desarrolla… Realizar un programa de debate te exige documentarte sobre el tema que se va a tratar. La radio es noticia y hay que saber redactar, dar forma a la información que te llega. La radio es comunicación. Ser comunicador, sinceramente, es una de las tareas más apasionantes. En este sentido me ayudó mucho pertenecer a la Agencia EFE y estar en la “Hoja del Lunes”.

¿La grabación o el directo?
La radio en directo es más fresca, más directa, más emocionante. El directo tiene la hermosa posibilidad de la improvisación, aunque tienes que poseer recursos para ello. La grabación te encasilla, te encuadra dentro de un esquema. Es más, prefiero la radio en la calle a la radio que se hace en el estudio, porque la gente percibe cómo se hace un programa, y porque, a la vez, la haces próxima, muy cercana. Los programas de la “Feria en vivo” y “Protagonistas en la Feria” son un ejemplo de lo que digo.

¿Alguna anécdota reseñable?
No sabría decirte. Son tantos los años, los programas, las personas. Tal vez una tarde en el Francisco de la Hera, en Almendralejo, donde le dieron un soberano baño a nuestro Montijo. Cada gol recibido, fueron creo hasta más de seis, era un calvario el tener que cantarlos.

Ha dirigido algunas Revistas de Feria ¿Cuándo y por qué comienza a hacerlas?
La primera la hice en el año 1982 cuando era alcalde Juan Carlos Molano. Luego he hecho ocho más con diferentes Ayuntamientos de un color y de otro. Siempre he mostrado colaboración con el alcalde que me ha llamado, porque considero que por encima de todo está nuestro pueblo, Montijo. También hice Revistas para otros pueblos como Puebla de la Calzada y La Nava de Santiago. He dirigido la Revista Agla y la de la Semana Santa de Montijo. Y he escrito en otras publicaciones como Auras-Novas, Hojas Sergas, La Capital  y Clavijero. Siempre me ha gustado escribir y promocionar nuestras cosas, nuestra historia, nuestra cultura, el deporte, nuestra gente, y las Revistas de Feria te dan esa posibilidad. Desde pequeño mi madre me enseñaba Revistas de Feria de los años cincuenta que ahora conservo. Recuerdo que una ocasión le hice una atrevida promesa: ser aprendiz del muy antiguo y gratificante oficio de escribir.

Una de sus pasiones es la Historia ¿por qué?
Desde pequeño me preocupó saber de dónde veníamos, de dónde procedíamos, cuáles eran nuestros orígenes, cómo había sido nuestro pueblo. La Historia se me dio muy bien en mis estudios. En 1981 comencé a investigar y a publicar algunos artículos. Dos años más tarde llegó mi primer libro. Todo era ilusión e interés por dar a conocer nuestro pasado. Me he ido formando poco a poco a base de mucho esfuerzo, trabajo y estudio, utilizando muchos libros de consulta y pasando muchísimas horas en los archivos.
La recompensa: más de cien artículos publicados, participación en Jornadas de Historia, en los Coloquios de Trujillo, la colaboración con el profesor Ronald Fraser, la publicación de más libros y los textos de un comic sobre la Historia de Montijo que habría que recuperar. Me satisface cuando otros te citan en sus trabajos, y cuando un estudiante viene a verme, a consultarme, a que le oriente sobre datos para un trabajo que le han mandado en la Facultad. Hace unos días he atendido a uno de ellos. He trabajado y seguiré trabajando por la Historia.

¿Cuántas Jornadas de Historia de Montijo ha organizado?
Las celebradas en los años 2008 y 2010. La primera me cogió de sorpresa, la segunda tuve más tiempo para organizarla. He disfrutado enormemente y he hecho, gracias a la Historia, buenos amigos. Durante las dos ediciones han venido especialistas de gran prestigio dentro del ámbito científico. En las del año 2008 contamos, el día de la inauguración, con el catedrático de Historia Moderna de la UEX, Miguel Ángel Melón. En las últimas con el Anticuario de la Real Academia de la Historia, Martín Almagro Gorbea y con mi buen amigo, José María Álvarez Martínez, Director del Museo Nacional de Arte Romano. Las Jornadas de Historia, ciertamente, han calado en la sociedad montijana, gracias a la calidad de las ponencias. Bastaba ver noche tras noche, durante dos semanas, cómo estaba la Sala Centinela de asistentes, y el numeroso público que acudió a las actividades paralelas.

En el aspecto social ha participado con diversas asociaciones...
A muy pocas cosas he dicho no. He sido incapaz. Las asociaciones y colectivos que me han pedido colaboración lo saben. Puedo decir con toda rotundidad que nunca le he cobrado a nadie un duro o un euro, nunca, ante una colaboración que me han solicitado. Lo he hecho por la cultura, por ellos, por prestar un servicio a los demás, y por nuestro pueblo. Incluso fuera de aquí, como el reciente II Festival Folklórico Valdelacalzada en Flor. Jamás me ha movido, en ese sentido, ni me moverá ningún interés.

También forma parte de nuestros medios de comunicación.¿Cómo surge su entrada en Radio Montijo y en las distintantes cadenas radiofónicas nacionales a las que hemos pertenecido?
Llegué a esta casa en noviembre del año 1999 para hacer un programa religioso bajo el nombre de “Iglesia en Camino”. Programa que solía poner como referente el entonces obispo de Badajoz, don Antonio Montero Moreno. Después me quedé haciendo otro tipo de programas

¿Y desde cuándo forma parte de este periódico comarcal, Crónicas de un Pueblo?
A finales de 2004 surgió el proyecto de Crónicas de un Pueblo, en el que desde el primer momento colaboré y sigo colaborando.
Un proyecto al que algunos agoreros le auguraron poco futuro y ya va por el número 80 (siete años). Un medio que se sostiene y vive de la publicidad y de ninguna subvención ni ayuda de organismo público. Un medio en el que los colaboradores ejercemos nuestras opiniones en libertad. Un medio al que algunos han pretendido y querido callarlo, porque no creen en la independencia ni en la decencia periodística de quienes aquí escribimos y colaboramos. Un medio al que lo único que le preocupa es poder editar la información de forma indendependiente con un compromiso y respeto hacia sus anunciantes y sus lectores, saliendo puntualmente antes del primer sábado de cada mes

¿Es una persona creyente?
Claro que lo soy. Yo recibí desde pequeño una educación en valores cristianos. Mi madre siempre me decía todas las noches, rézale a la Santísima Virgen de Barbaño. Ella era una persona que rezaba mucho. Después me he casado con una mujer que es muy creyente. Su familia ha estado, prácticamente la totalidad del siglo XX, muy vinculada a la iglesia de San Pedro. Tengo que agradecer a la comunidad de religiosas clarisas que me ayudaron, con sus consejos, durante mi juventud, en mi formación cristiana.

¿Qué importancia le da a la fe en su vida?
Pues como me dijo en una ocasión un cura al que entrevisté, “si no vives desde ella, casi nada se entiende”.  La fe es para vivirla. Una de las causas de la crisis por la que atraviesa la Iglesia es precisamente la falta de vivencia de la fe.

¿Ha participado activamente en asociaciones de la Iglesia?
He sido hermano mayor de la Hermandad del Santo Entierro, procesión en la que llevo saliendo desde hace cuarenta años. Fui director de Caritas de la que salió entonces Alrex-Montijo. He formado parte de la Junta Gestora de la Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño. He pertenecido al Consejo Económico y al Consejo Pastoral de la parroquia de San Pedro. Ahora estamos, mi mujer y yo, sin responsabilidades parroquiales, ni formamos parte de ningún grupo, porque hemos vivido algunos acontecimientos que nos han hecho ver las cosas de otra manera.

¿Y qué detestas?
Detesto a aquellos que bajo el dictado del poder desean que hagamos la información. Detesto la envidia, la hipocresía, la falsedad y los aduladores. Detesto, sobre todo, a aquellos que en asociaciones, entidades, partidos políticos y organismos públicos sólo van para aprovecharse y servirse del cargo.

¿Cómo lleva la prejubilación?
Cuando me la anunciaron hice dos reflexiones. Sí desde los catorce años, pensé, estaba trabajando, tal vez había llegado quizás el momento de poner el freno de mano. Y también pensé que podía seguir siendo útil a mi empresa por la experiencia acumulada y por estar en buenas condiciones físicas y mentales. Después de tres meses digo que ahora realizo más trabajo que cuando estaba en activo. Las aficiones y pasiones no me dejan, me estresan, jajajajaja.

¿Qué proyectos tiene?
Estoy finalizando un libro que comparto con Juan Carlos Molano y Vicente Sánchez, sobre la obra fotográfica de Visam, con motivo del primer centenario de su nacimiento. Un libro que seguro gustará porque es memoria del tiempo presente en sus más de trescientas fotografías, y al que hemos incorporado una fotohistoria de Montijo. Y he comenzado, hace unos días, lo que será la próxima Revista de Feria de nuestro pueblo, Montijo.

PERFIL

[Img #23497]NOMBRE: Manuel García Cienfuegos.
EDAD: 57 años.
NACIMIENTO: Montijo. 6/X/1953.
PROFESIÓN: Prejubilado de entidad financiera.
RESIDENCIA: Montijo.
ESTADO CIVIL: Casado.
UN LUGAR PARA VIVIR: Montijo.
UN LUGAR PARA PERDERSE: Sevilla, por muchos motivos.
UNA COMPAÑÍA: Mi familia y la lealtad de los buenos amigos.
UNA LECTURA: “La taberna de El Traga” de Garmendia, para reírme.
UNA MÚSICA: Simon & Garfunkel.
UN HOBBY: La radio y la Historia.
UN SUEÑO: Que desaparezca la envidia y con ella los envidiosos.

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