Sí, no, sí, no, las hojas de la margarita de IU van cayendo lentamente desde el 22 de mayo. Qué cosas más curiosas ocurren: ¿Quién le iba a decir a este partido que a estas alturas le iban a salir dos pretendientes tan potentes?. Pedro Escobar y sus dos compañeros electos se encuentran en un callejón sin salida airosa sin saber con quien casarse y a quien darle calabazas. Si deciden intercambiar los anillos con el PSOE, la mitad de sus electores se levantan criticando que los votos que han venido a ellos han huido de los socialistas porque no quieren que sigan gobernando. Devolver los votos al mismo partido sería una traición. En cuanto a encontrarse en el altar con el PP, es impensable por cuestión de prejuicios y porque el patriarca Cayo Lara lo ha dejado bien claro: a los populares, ni agua. Pobre novia..
Aun sabiendo que nunca le han mirado a la cara y que solo la quieren por el interés, ni siquiera puede elegir quedarse soltera. Incluso su silencio estaría señalando con el dedo al pretendiente ganador en el torneo, con una cinta azul atada al final de la lanza. Ante esta difícil situación, han decidido consultar a la familia (política) y  de esta forma asumir la decisión entre todas. Y en ese punto están,  viviendo una experiencia a la vez emocionante y desazonadora, con la llave del gobierno extremeño en su mano. Todos ellos pertenecen a un partido con grandes dosis de coherencia que hace más difícil la elección. Para mí los militantes de este partido son los últimos románticos, todavía convencidos de que gobernar es dar prioridad a las políticas sociales, sin darse cuenta de que la política no es generosidad sino poder.

En medio de este embrollo, a mí lo que más me preocupa es que nuestros políticos desgasten tanta energía con estos tratos de partidos que pierdan de vista el verdadero objetivo: solucionar los  problemas de extrema gravedad que tiene Extremadura en estos momentos, es decir el  paro, el desencanto de los jóvenes, la emigración forzosa  y el desenfreno de la clase política. Por favor, pido desde aquí a quien corresponda que pongan un poco de esperanza en nuestras vidas y un mucho de sensatez en nuestra tierra. Tenemos que esperar (y exigir) que se resuelva de forma satisfactoria para los próximos años este lío  electoral que hemos montado nosotros mismos.

En este momento, y de forma fugaz, el rostro protagonista no es el de Vara ni el de Monago, sino el de Pedro Escobar,  que ya  ha declarado que “esto es un toro que nos va a cornear de todas formas”. Este  buen hombre,  mientras deshoja la margarita, debe sentirse estos días como cantaba el bolero:

“Como se pueden tener
dos amores a la vez
y no estar loco"