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Manuel García Cienfuegos
Martes, 06 de Enero de 2009

Benditos y alabados sean

Ya se acabó todo. “Sic transit gloria mundi”. En estas últimas horas del día feliz de la Epifanía, comienzan a verse los despojos de las serpentinas, del espumillón navideño, de cajas de juguetes, bolsas, papel de regalo, macetas con mustias flores de Pascua, embalajes... Ya se ven los anuncios de las rebajas en los escaparates de los que han desaparecido los Nacimientos.

Dicen que el tiempo no existe. Que el tiempo son aquellas cosas que te pasan, por eso todo pasa tan deprisa. Hoy día 7 vuelve a ser laborable, no despertaremos con las noticias de una guerra con cientos de muertos, hombres, mujeres y niños que no tienen la culpa de nada. Camino del trabajo la radio hablará de ofensiva terrestre, combate, misiles… de rebajas, crisis, bajada de la inflación, deflación, agresiones, injusticias, paro, situaciones concursales... Y seguro que leeremos algunos mensajes hipócritas y falsos que pretenden acallar y denunciar la conducta libre de los demás, mientras sus autores se siguen regodeando en el cieno de los infiernos donde viven.

Sí, ya no es la Navidad de las buenas intenciones, de los mejores propósitos, de la buena voluntad… ahora toca la otra Navidad, la de las luces apagadas y los juguetes averiados. Sí, esa otra Navidad que ya no pide para la pobreza, porque los pobres ya han dejado de cohabitar entre nosotros. Vuelve la Navidad del insulto, de la provocación, del menosprecio, de la amenaza, del odio, de los que ofenden, de la mala gente… Ya de nuevo se sienten, oímos y escuchamos sus pasos, sus voces, sus alaridos, su algarabía.

Durante estos días de espera, nacimiento y manifestación, he procurado vacunarme con elevadas dosis de paciencia, de indiferencia y olvido ante quienes vivirán esa otra Navidad diferente, la de los días de este año difícil. Soy de los que piensan que la mejor manera de defenderte de los demás es procurar nunca parecerte a ellos. Doy gracias porque me siento feliz y agradecido, porque en este año, seguro que desde esas actitudes, voy a encontrar el bien en aquellos que me odian ¡Benditos y alabados sean!

“Sic transit gloria mundi”. Así pasa la gloria del mundo. Porque por más que nos empeñamos celebramos cosas perecederas. Las otras, las eternas, como la verdad que nos hace libres, nunca pasarán.

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