La realidad se impone a la ficción · María Luisa García-Borruel · Candidata de UPYD a la Presidencia de la Junta de Extremadura
Casi simultáneamente a
la publicación de la EPA del primer trimestre del 2011 que sitúa la tasa de
paro en nuestra comunidad autónoma por encima del 25%, se ha hecho público un informe,
'Libertad Económica en España 2011' de la Universidad Complutense de Madrid,
que nos coloca en el último lugar de este indicador debido a la intensa
actividad reguladora que limita la actividad económica y pone obstáculos a los
emprendedores en nuestra región y a una dimensión del sector público
mayor que la media. Nada que no supiéramos, pero lo que llama la atención de
este Estudio son las conclusiones que de él extrae uno de sus responsables, Francisco
Cabrillo quien afirma que “el sector público, en muchas comunidades,
simplemente, ya no es sostenible”. Gracias por el eufemismo. Se puede
argumentar que los indicadores del Informe obedecen a unos criterios
ideológicamente parciales, pero ya son demasiados los avisos como para seguir
mirando para otro lado.
Paralelamente a lo anterior, el Gobierno de la nación, en la última reunión del
Consejo de Política Fiscal y Financiera, rechazó el Plan de Ajuste de la Junta
de Extremadura que le permitiría embarcarse en nuevas operaciones de
endeudamiento. Se dice que faltan algunos detalles por incorporar al Plan
rechazado y que éste, tras las preceptivas correcciones, se presentará en la
próxima reunión del CPFF que, como ustedes podrán imaginar, tendrá lugar
después de las elecciones. Y así, venga a derrochar en lo que más preocupa al
gobierno regional, la campaña electoral y que, tras el 22 de mayo, arda
Troya. A todo esto, como de tapadillo, fuentes del PP nacional anuncian
extraoficialmente que “500 municipios están a punto de no poder pagar ni
las nóminas ni la luz y que teme que después de las elecciones locales del 22
de mayo se desate una tormenta de impagos en esos consistorios que ya no tienen
liquidez”.
En este contexto salta la noticia de las nuevas y milagrosas licitaciones
del AVE extremeño que, en realidad, no son más que un anuncio y declaración de
intenciones publicados en el Boletín Oficial de la Unión Europea. La
convocatoria real se hará, lo han adivinado ustedes, en el segundo trimestre
del año, es decir, tras las elecciones municipales y autonómicas. Otro dato,
éste de la patronal de grandes constructoras (SEOPAN): “en cuanto a la licitación
autonómica, durante el primer trimestre de 2011, todas las regiones
redujeron sus obras sacadas a concurso salvo Aragón, Extremadura que las
aumentó en un 94,5 %, Cantabria, Navarra y la ciudad autónoma de
Melilla”. Y aquí surgen suspicacias por doquier ya que el retraso en los
pagos es una realidad incuestionable y el apretón presupuestario al que obliga
el Plan de Ajuste del gobierno nacional comprometido con la UE para reducir el
déficit, puede cargarse literalmente el pago de las obras licitadas.
Para garantizar los servicios y las inversiones, el Presidente de la Junta
aboga porque el gobierno nacional se apunte a una subida de impuestos directos
en el IRPF a “los que más tienen” y no hace referencia al 82 por ciento de las
grandes empresas que cotizan en el IBEX y que se esconden en paraísos fiscales.
Ni una mención al “chocolate del loro”, la reducción o eliminación de
duplicidades, cargos públicos, gastos suntuarios y empresas públicas
ineficientes.
Se repite una y otra vez el mantra que todo lo deja para “después de las
elecciones”, pero matizado con expresiones como las del Presidente de la Junta
“tendremos que hacer más con menos” y del candidato del principal y
único partido de la oposición apelando simultáneamente a la austeridad y comprometiendo
gasto a cada colectivo que se le acerca con sus reivindicaciones.
Lamentablemente, para unos y otros, y sobre todo para los ciudadanos, esto no
se arregla con parches, ni medias verdades ni promesas que no se podrán
cumplir.
UPYD incluye en su programa coger al toro por los cuernos y prepararnos para lo
que se avecina. Hay que optimizar recursos y pensar en términos de sacar
adelante al país que son sus ciudadanos, no el territorio que pisan. De ahí, la
necesidad de fusionar municipios, como se ha hecho en varios países europeos,
para garantizar la calidad de los servicios a los ciudadanos. Devolver al
Estado las competencias de Educación, Sanidad y Servicios Sociales-ley de
Dependencia para acabar con el despilfarro y arbitrariedad de 17 leyes
autonómicas distintas y elevar la calidad así como garantizar la igualdad de
estos servicios esenciales. Poner fin de una vez por todas a las trabas
burocráticas que padecen los emprendedores a la hora de intentar sacar adelante
sus proyectos o de iniciar o reiniciar su actividad. Reorientar las prioridades
inversoras para desarrollar un nuevo modelo productivo aprovechando nuestros
recursos y ventajas competitivas, en lugar de aferrarse desesperadamente a los
estertores de la burbuja inmobiliaria.
Sobre todo, hay que ser honestos con los ciudadanos y no considerarlos simples
electores a los que se les vende la moto cada cuatro años. Son demasiadas las
noticias todos los días que desmienten los intentos de ocultamiento de quien
nos gobierna y de quien aspira a sustituirle. Mientras tanto, la rumorología se
desboca y en la calle se empieza a temer lo que está por venir y que nadie nos
cuenta.
Casi simultáneamente a
la publicación de la EPA del primer trimestre del 2011 que sitúa la tasa de
paro en nuestra comunidad autónoma por encima del 25%, se ha hecho público un informe,
'Libertad Económica en España 2011' de la Universidad Complutense de Madrid,
que nos coloca en el último lugar de este indicador debido a la intensa
actividad reguladora que limita la actividad económica y pone obstáculos a los
emprendedores en nuestra región y a una dimensión del sector público
mayor que la media. Nada que no supiéramos, pero lo que llama la atención de
este Estudio son las conclusiones que de él extrae uno de sus responsables, Francisco
Cabrillo quien afirma que “el sector público, en muchas comunidades,
simplemente, ya no es sostenible”. Gracias por el eufemismo. Se puede
argumentar que los indicadores del Informe obedecen a unos criterios
ideológicamente parciales, pero ya son demasiados los avisos como para seguir
mirando para otro lado.
Paralelamente a lo anterior, el Gobierno de la nación, en la última reunión del
Consejo de Política Fiscal y Financiera, rechazó el Plan de Ajuste de la Junta
de Extremadura que le permitiría embarcarse en nuevas operaciones de
endeudamiento. Se dice que faltan algunos detalles por incorporar al Plan
rechazado y que éste, tras las preceptivas correcciones, se presentará en la
próxima reunión del CPFF que, como ustedes podrán imaginar, tendrá lugar
después de las elecciones. Y así, venga a derrochar en lo que más preocupa al
gobierno regional, la campaña electoral y que, tras el 22 de mayo, arda
Troya. A todo esto, como de tapadillo, fuentes del PP nacional anuncian
extraoficialmente que “500 municipios están a punto de no poder pagar ni
las nóminas ni la luz y que teme que después de las elecciones locales del 22
de mayo se desate una tormenta de impagos en esos consistorios que ya no tienen
liquidez”.
En este contexto salta la noticia de las nuevas y milagrosas licitaciones
del AVE extremeño que, en realidad, no son más que un anuncio y declaración de
intenciones publicados en el Boletín Oficial de la Unión Europea. La
convocatoria real se hará, lo han adivinado ustedes, en el segundo trimestre
del año, es decir, tras las elecciones municipales y autonómicas. Otro dato,
éste de la patronal de grandes constructoras (SEOPAN): “en cuanto a la licitación
autonómica, durante el primer trimestre de 2011, todas las regiones
redujeron sus obras sacadas a concurso salvo Aragón, Extremadura que las
aumentó en un 94,5 %, Cantabria, Navarra y la ciudad autónoma de
Melilla”. Y aquí surgen suspicacias por doquier ya que el retraso en los
pagos es una realidad incuestionable y el apretón presupuestario al que obliga
el Plan de Ajuste del gobierno nacional comprometido con la UE para reducir el
déficit, puede cargarse literalmente el pago de las obras licitadas.
Para garantizar los servicios y las inversiones, el Presidente de la Junta
aboga porque el gobierno nacional se apunte a una subida de impuestos directos
en el IRPF a “los que más tienen” y no hace referencia al 82 por ciento de las
grandes empresas que cotizan en el IBEX y que se esconden en paraísos fiscales.
Ni una mención al “chocolate del loro”, la reducción o eliminación de
duplicidades, cargos públicos, gastos suntuarios y empresas públicas
ineficientes.
Se repite una y otra vez el mantra que todo lo deja para “después de las
elecciones”, pero matizado con expresiones como las del Presidente de la Junta
“tendremos que hacer más con menos” y del candidato del principal y
único partido de la oposición apelando simultáneamente a la austeridad y comprometiendo
gasto a cada colectivo que se le acerca con sus reivindicaciones.
Lamentablemente, para unos y otros, y sobre todo para los ciudadanos, esto no
se arregla con parches, ni medias verdades ni promesas que no se podrán
cumplir.
UPYD incluye en su programa coger al toro por los cuernos y prepararnos para lo
que se avecina. Hay que optimizar recursos y pensar en términos de sacar
adelante al país que son sus ciudadanos, no el territorio que pisan. De ahí, la
necesidad de fusionar municipios, como se ha hecho en varios países europeos,
para garantizar la calidad de los servicios a los ciudadanos. Devolver al
Estado las competencias de Educación, Sanidad y Servicios Sociales-ley de
Dependencia para acabar con el despilfarro y arbitrariedad de 17 leyes
autonómicas distintas y elevar la calidad así como garantizar la igualdad de
estos servicios esenciales. Poner fin de una vez por todas a las trabas
burocráticas que padecen los emprendedores a la hora de intentar sacar adelante
sus proyectos o de iniciar o reiniciar su actividad. Reorientar las prioridades
inversoras para desarrollar un nuevo modelo productivo aprovechando nuestros
recursos y ventajas competitivas, en lugar de aferrarse desesperadamente a los
estertores de la burbuja inmobiliaria.
Sobre todo, hay que ser honestos con los ciudadanos y no considerarlos simples
electores a los que se les vende la moto cada cuatro años. Son demasiadas las
noticias todos los días que desmienten los intentos de ocultamiento de quien
nos gobierna y de quien aspira a sustituirle. Mientras tanto, la rumorología se
desboca y en la calle se empieza a temer lo que está por venir y que nadie nos
cuenta.