Los extremeños eran llamados a las urnas el 21 de diciembre. Una cita con la democracia en plenas vacaciones navideñas, una fecha inusual que venía precedida de un bloqueo al PP para aprobar los presupuestos.

La convocatoria de elecciones

Ese fue el escenario inicial: Los populares presentaban sus presupuestos y se encontraban con una enmienda a la totalidad por parte de PSOE, Vox y Unidas por Extremadura. Ante la imposibilidad de llevar a cabo su proyecto, María Guardiola convocaba elecciones con la idea de reforzar la posición de su partido en un momento de gran inestabilidad política entre los socialistas.

La campaña electoral, así como los resultados de los comicios, eran seguidos con interés desde el resto del país, que veía en Extremadura un escenario de ensayo, un laboratorio de prueba, haciendo una lectura de los resultados en clave nacional.

Tiempo de campaña

Los partidos políticos se pusieron en marcha el 5 de diciembre.

María Guardiola, candidata del PP, recibió el apoyo de Alberto Núñez Feijóo, que se desplazó en varias ocasiones para mostrar su confianza en el proyecto de Guardiola. Pero la presencia del líder nacional del partido se hizo de manera puntual, para resaltar la figura de la propia candidata quien, sin embargo, decidió tener un perfil mediático bajo en cuanto a su participación en entrevistas y debates electorales.

El final de campaña se veía salpicado con varias polémicas entre los populares y en el entorno personal de María Guardiola quien, además, denunciaba a pocos días de los comicios, el robo de una caja fuerte en la oficina de Correos de Fuente de Cantos como un “robo a la democracia”.

Miguel Ángel Gallardo era socorrido en campaña por Pedro Sánchez, que también se desplazaba hasta Extremadura para mostrar su apoyo al candidato del PSOE. Un candidato que estaba marcado de antemano por la sombra de la duda y los escándalos: el del nombramiento del hermano de Pedro Sánchez con un puesto en Diputación de Badajoz, siendo él presidente de la institución o el salto a la Asamblea como cabeza principal del PSOE, cuestionado por muchos, que veían únicamente en esta decisión la búsqueda de un aforamiento. Un líder cuestionado en su propio partido.

El candidato de VOX, Óscar Fernández, recorrió Extremadura acompañado por Santiago Abascal, quien focalizó la atención de esta campaña precisamente en su propia presencia. El discurso del partido en la región fue un reflejo del que se hace a nivel nacional, centrando su postura y sus discursos en la inmigración, la inseguridad y la delincuencia como principal problema de los extremeños y los españoles, porque el mensaje venía a estar extrapolado al que el partido sugiere a nivel nacional.

Unidas por Extremadura, con Irene de Miguel encabezando el proyecto, se erigía como la alternativa para los extremeños que se sentían de izquierdas y se mostraban descontentos con la situación de los socialistas. La coalición extremeña, conformada por Podemos, IU y Alianza Verde, también recibía el apoyo de varios líderes nacionales durante la campaña, como Ione Belarra o Antonio Maíllo. El conjunto realizó una campaña que ponía el foco en “devolver la dignidad a una Extremadura olvidada y saqueada” y en defender lo público.

Los resultados

Y llegó la hora de votar en un domingo que se previa bastante lluvioso y que dio tregua a los extremeños.

El hartazgo, eso sí, se ha hecho ver: el índice de participación fue del 50’64%, casi 7 puntos por debajo de los datos del año 2023. La mitad de los extremeños llamados a las urnas decidieron no ir a votar.

Finalmente, el recuento de votos daba la victoria al Partido Popular, pero no con los números deseados:

María Guardiola obtiene en estas nuevas elecciones 29 diputados, obteniendo un representante más para su grupo en la Asamblea de Extremadura. Lejos queda la mayoría absoluta que necesitaba el PP para no depender del resto de partidos en su proyecto de gobierno.

La segunda fuerza más votada fue el PSOE que obtiene 18 diputados, diez menos que hace dos años. A pesar de este segundo puesto, es el partido castigado electoralmente, siendo los únicos que restan presencia en la Asamblea. Afrontan así los socialistas el peor dato histórico de su formación en la Extremadura, una región que le ha concedido en siete ocasiones la mayoría absoluta y que ahora, retira su confianza al partido.

Vox ha sido, sin duda, el gran triunfador de las elecciones. El partido venía de ser el un aliado clave para el gobierno de Guardiola para formar gobierno en el año 2023. Sus 4 diputados entonces fueron la piedra en la que se tuvo que apoyar el PP, a pesar de que inicialmente aseguraran que no iban a pactar con el partido de Abascal para hacer gobierno. Tras varios desencuentros se producía la retirada de apoyo de VOX al PP en la Asamblea y los resultados tras las elecciones les otorga más poder en Extremadura, pasando a tener 11 diputados en el hemiciclo regional.

Unidas por Extremadura también se ve reforzada en las elecciones. El grupo, liderado por Irene de Miguel junto a Nerea Fernández, gana confianza entre los electores de izquierda y contarán ahora con 7 diputados en la Asamblea de Extremadura, 3 más que en 2023. Un resultado que se entiende también como victoria histórica para la agrupación y que tiene también lectura a nivel nacional, donde la izquierda parece no ponerse de acuerdo para aglutinar el voto en coalición.

Con este escenario, queda a la espera las decisiones, los acuerdos y las exigencias de los partidos y de la militancia. Surgen ahora nuevas preguntas que se irán resolviendo con el devenir de los días:

¿Los populares están obligados a entenderse con VOX? ¿Entenderá VOX la responsabilidad que tiene con Extremadura? ¿Dará un paso al lado Gallardo para renovar y refundar la imagen del PSOE? ¿Será determinante el trabajo realizado desde Unidas por Extremadura para erigirse como una alternativa unificadora de izquierda?