No seré nunca viejo
Nunca serás viejo si aprendes a vivir con la ilusión.
Si te levantas cada día con ilusión y te apasiona cada minuto del día, te darás cuenta que no envejeces por dentro y no te obsesionará el envejecer por fuera.
Es cierto que los años nos traen en una mano: arrugas, torpezas, suspiros, canas… pero no se debe empezar a sufrir por ello sin mirar que es lo que nos traen en la otra mano: serenidad, sabiduría, sensatez, visión clara de las cosas y el don maravilloso de saber saborear todo por pequeño e insignificante que parezca. Con los años se aprende a vivir una sensibilidad libre de prejuicios y a valorar perfectamente la lealtad, el cariño, la amistad, la entrega. Ya no hay prisas, solo ilusionarte y saborearlo.
Es hermoso llegar a la vejez amando la vida, vivir jugando con el futuro, interesarse por todo lo que sucede en tu entorno y temblar de emoción en cada momento almacenando recuerdos.
¿Se le puede llamar viejo a una persona que llena su vida de emociones sin que le asusten las arrugas ni sea traumático el tiempo? Tenemos la obligación de vivir, vivir y seguir vibrando, soñando y emocionarnos por todo. Viviendo, lo mejor que podemos, cada minuto.
NO SERE NUNCA VIEJO
Mientras tenga mi alma
Ternura para el beso,
Me estremezca con la aurora
Cuando me acaricia el cuerpo…
Seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!
Mientras capte mi oído
los besos del viento,
me acompañe un mar bravío
y sepa inventarme cuentos…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!.
Mientras vibre al compás
de un bello minueto,
no me asusten las arrugas
ni sea traumático el tiempo…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!.
Mientras tenga conmigo
un montón de recuerdos
conviva con la esperanza,
mientras tenga aliento…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!
Nunca serás viejo si aprendes a vivir con la ilusión.
Si te levantas cada día con ilusión y te apasiona cada minuto del día, te darás cuenta que no envejeces por dentro y no te obsesionará el envejecer por fuera.
Es cierto que los años nos traen en una mano: arrugas, torpezas, suspiros, canas… pero no se debe empezar a sufrir por ello sin mirar que es lo que nos traen en la otra mano: serenidad, sabiduría, sensatez, visión clara de las cosas y el don maravilloso de saber saborear todo por pequeño e insignificante que parezca. Con los años se aprende a vivir una sensibilidad libre de prejuicios y a valorar perfectamente la lealtad, el cariño, la amistad, la entrega. Ya no hay prisas, solo ilusionarte y saborearlo.
Es hermoso llegar a la vejez amando la vida, vivir jugando con el futuro, interesarse por todo lo que sucede en tu entorno y temblar de emoción en cada momento almacenando recuerdos.
¿Se le puede llamar viejo a una persona que llena su vida de emociones sin que le asusten las arrugas ni sea traumático el tiempo? Tenemos la obligación de vivir, vivir y seguir vibrando, soñando y emocionarnos por todo. Viviendo, lo mejor que podemos, cada minuto.
NO SERE NUNCA VIEJO
Mientras tenga mi alma
Ternura para el beso,
Me estremezca con la aurora
Cuando me acaricia el cuerpo…
Seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!
Mientras capte mi oído
los besos del viento,
me acompañe un mar bravío
y sepa inventarme cuentos…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!.
Mientras vibre al compás
de un bello minueto,
no me asusten las arrugas
ni sea traumático el tiempo…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!.
Mientras tenga conmigo
un montón de recuerdos
conviva con la esperanza,
mientras tenga aliento…
seré tal vez, menos joven,
¡pero no viejo!






















