En estos momentos los problemas más acuciantes de los españoles son las subidas de impuestos, la vivienda, las infraestructuras o la energía y en estos temas debería centrarse la acción política. Lo ciudadanos piden que se ponga el foco en solucionar sus problemas en lugar de hablar de si Junts va a apoyar o no a Sánchez para que siga en La Moncloa prolongando esta agónica legislatura. 
Esa agonía es especialmente reseñable en el terreno político por la situación de la agenda judicial, del entorno del presidente, del partido y del Gobierno, y a la situación de su inestabilidad con sus socios. Pedro Sánchez es difícil que traslade tranquilidad a sus socios por lo que vive permanentemente en el alambre político por lo que no hay ningún español tranquilo con su gobierno. Y esa intranquilidad está abonada por la falta de presupuestos.  Una legislatura sin presupuestos que es una seria amenaza para la estabilidad institucional.  La presentación de presupuestos es  una responsabilidad y una obligación constitucional  que incumple reiteradamente este Gobierno y se han encendido todas las señales de alarma ya que sin cuentas y con la finalización de los fondos Next Generation en 2026 hay un grave riesgo de  bloqueo del país.   Ese temido bloqueo solamente puede evitarse con un proyecto de país que se construya entre el Estado,las comunidades autónomas, los ayuntamientos y también con la sociedad y el sector privado, justo lo que no hace el Gobierno de Sánchez. En política no hay ningún problema que se pueda solucionar sin escuchar y entender, pero Sánchez parece que se siente extremadamente cómodo en el escenario contrario, en el de la confrontación. 
Además el Gobierno se está hundiendo cada día más en la arenas movedizas del desprestigio como consecuencia de los ataques al Estado de derecho, a la independencia judicial y a la libertad de prensa.Este Gobierno es un cóctel de corrupción, sectarismo e irresponsabilidad que está llevando a España a la irrelevancia, al aislamiento internacional y a la ruina galopante. No se entiende que el Gobierno exhiba triunfalismo económico cuando familias, autónomos y trabajadores viven peor:tenemos más deuda, más impuestos y menos bienestar. Esta es la realidad de una España que no funciona”. Mientras las familias se empobrecen y pierden poder adquisitivo, el Gobierno de Sánchez no para de subir impuestos y de incrementar la recaudación, hasta 140.000 millones más desde que llegó a La Moncloa, lo que equivale a 3.500 euros por ciudadano: un infierno fiscal sin paliativos. Desde que el PSOE accedió al Gobierno la deuda pública ha aumentado en 487.000 millones de euros, un 40 % más.