Parálisis, colapso y Gobierno fallido
España tiene que pasar página del colapso que ha provocado el sanchismo porque ya no hay cortina de humo capaz de tapar que estamos ante un Gobierno y unas políticas fallidas.
No hay presupuestos, no hay mayoría parlamentaria y no hay unanimidad en el Consejo de Ministros porque Sánchez nunca tuvo una mayoría para construir, sino solo una mayoría para resistir. Basta con ver las sucesivas derrotas parlamentarias de Sánchez que son el síntoma de un país paralizado y de la legislatura menos productiva de nuestra democracia.
El Gobierno que preside Pedro Sánchez, que necesita el aparato del Estado para defenderse de los problemas judiciales que tiene en casa, en su Gobierno y en su partido ha convertido todo lo que toca en un lodazal, ya sean los juicios abiertos en el entorno de Sánchez, la corrupción sistemática que asoma por ámbitos de las instituciones, o el descrédito institucional, por no hablar de los servicios públicos colapsados o el abandono de las políticas del Estado. Para el Gobierno resulta sumamente difícil poder ocuparse de los problemas de los ciudadanos cuando lo único que preocupa al Gobierno es ocuparse de su agenda judicial que está marcando la hora de ruta de la legislatura.
Un ejemplo reciente y tangible lo tenemos con el escándalo de las pulseras antimaltrato que ha vuelto a poner encima de la mesa la negligencia, la incapacidad y la falta de sensibilidad del Gobierno con las mujeres y con las víctimas.
Otro tanto ocurre con el tren debido a la ineficacia de Sánchez y el ministro Puente que han llevado al servicio ferroviario al caos abondonando a la España rural, reduciendo las paradas y las frecuencias de los trenes.
Desde el PP ya se han avanzado algunas medidas contenidas en un catálogo integral de soluciones que incluye un plan de contingencia para el servicio ferroviario, recuperar las indemnizaciones por retrasos en el AVE y, también, un Plan Nacional de Infraestructuras de Movilidad que vuelva a activar la inversión perdida en estos años sin Presupuestos donde la gestión ha brillado por su ausencia y la improvisación parece ser la tarjeta de visita de las políticas socialistas impulsadas desde Moncloa.
Otro de los puntos a los que hay que dar una respuesta adecuada es la política migratoria ya que representa uno de los desafíos más grandes de España en la actualidad. Recuperar el orden y la ley, proteger las fronteras, luchar contra las mafias, expulsar a los que vengan a delinquir y garantizar la integración de quien viene a sumar, deben las bases sobre las que se asiente una política migratoria que resuelva las actuales carencias y demandas.
España tiene que pasar página del colapso que ha provocado el sanchismo porque ya no hay cortina de humo capaz de tapar que estamos ante un Gobierno y unas políticas fallidas.
No hay presupuestos, no hay mayoría parlamentaria y no hay unanimidad en el Consejo de Ministros porque Sánchez nunca tuvo una mayoría para construir, sino solo una mayoría para resistir. Basta con ver las sucesivas derrotas parlamentarias de Sánchez que son el síntoma de un país paralizado y de la legislatura menos productiva de nuestra democracia.
El Gobierno que preside Pedro Sánchez, que necesita el aparato del Estado para defenderse de los problemas judiciales que tiene en casa, en su Gobierno y en su partido ha convertido todo lo que toca en un lodazal, ya sean los juicios abiertos en el entorno de Sánchez, la corrupción sistemática que asoma por ámbitos de las instituciones, o el descrédito institucional, por no hablar de los servicios públicos colapsados o el abandono de las políticas del Estado. Para el Gobierno resulta sumamente difícil poder ocuparse de los problemas de los ciudadanos cuando lo único que preocupa al Gobierno es ocuparse de su agenda judicial que está marcando la hora de ruta de la legislatura.
Un ejemplo reciente y tangible lo tenemos con el escándalo de las pulseras antimaltrato que ha vuelto a poner encima de la mesa la negligencia, la incapacidad y la falta de sensibilidad del Gobierno con las mujeres y con las víctimas.
Otro tanto ocurre con el tren debido a la ineficacia de Sánchez y el ministro Puente que han llevado al servicio ferroviario al caos abondonando a la España rural, reduciendo las paradas y las frecuencias de los trenes.
Desde el PP ya se han avanzado algunas medidas contenidas en un catálogo integral de soluciones que incluye un plan de contingencia para el servicio ferroviario, recuperar las indemnizaciones por retrasos en el AVE y, también, un Plan Nacional de Infraestructuras de Movilidad que vuelva a activar la inversión perdida en estos años sin Presupuestos donde la gestión ha brillado por su ausencia y la improvisación parece ser la tarjeta de visita de las políticas socialistas impulsadas desde Moncloa.
Otro de los puntos a los que hay que dar una respuesta adecuada es la política migratoria ya que representa uno de los desafíos más grandes de España en la actualidad. Recuperar el orden y la ley, proteger las fronteras, luchar contra las mafias, expulsar a los que vengan a delinquir y garantizar la integración de quien viene a sumar, deben las bases sobre las que se asiente una política migratoria que resuelva las actuales carencias y demandas.