Continúan las fiestas
Hay muchas ferias importantes en España pero los San Fermines, sin duda, se llevan la palma. Yo conozco ferias de Sevilla, de Jerez, el Rocío, algo de Valencia… Pero puedo decir, que como San Fermín en la ciudad de Pamplona, ninguna.
Ahí no hay caballos, ni carros, ni medallones al cuello que van exteriorizando la vida de otra forma, a lo que es la fiesta nacional. En este caso, es diferente, hay más unión del pueblo, todos con sus camisetas blancas y sus pañoletas rojas al cuello, y lo más importante y llamativo, no hay distinciones de clases, ni de grupos. La plaza de toros de Pamplona siempre a rebosar, por las mañanas con los encierros y por las tardes con las corridas de toros, todos entonando “¡Yo sigo siendo el rey!”, que cuando lo escuchas al unísono se te caen los palos del sombrajo. La fiesta de San Fermín encierra muchas tradiciones que se mantienen con el paso de los años, cada tarde justo antes de empezar la corrida de toros, tiene lugar el desfile de caballos en la plaza, este comienza a las 17:30h, cuando los aguacilillos con el tiro de mulillas y la banda de música La Consistorial, recorren el centro histórico de Pamplona hasta llegar a la plaza de toros. Se trata de una tradición que se mantiene, como hemos dicho anteriormente, desde el S.XVII, cuando los aguacilillos ejecutaban un papel de autoridad en la organización y desarrollo de los desfiles y las fiestas. Los toros siempre suelen ser de las ganaderías más acreditadas, pero este año los toros de la ganadería de Don José Escolar se han llevado la palma, toros de casi seiscientos kilogramos con una casta imposible de torear donde el valiente Rafaleillo trató de alegrar el tendido y en el mínimo descuido fue cogido pegándole el toro una paliza de muerte. De los tres toreros, Fernando Robledo, fue el que salió mejor parado, porque en el caso del tercero de la tarde, Juan Castilla, con el que se cerró la plaza, era imposible de acercarse a él hasta que por fin pudo meterle la espada, pero también fue cogido por este sexto. Una corrida de cien que dicen que es de hombres muy valientes. Rafaelillo tuvo que pasar a la enfermería de la plaza y después tuvo que ir al hospital donde ha estado ingresado en la UCI varios días, pero ya afortunadamente está muy recuperado.
La cogida más peligrosa y que todo el mundo temía ha sido la del novillero Sergio Rollón, recordando la cogida de José Tomás México, y tuvo que ser trasladado en helicóptero al hospital de la Paz. La cogida que sufrió Rollón, como hemos mencionado antes, quedó sobrecogido a la plaza de Valdetorres de Jarama a 38km de la ciudad de Madrid, durante la final del circuito de novilladas de la Comunidad de Madrid. La gravedad de dicha cogida fue debido a que le afectó a la arteria femoral. Pero ya sabemos que sigue mejorando de manera favorable.
Hay muchas ferias importantes en España pero los San Fermines, sin duda, se llevan la palma. Yo conozco ferias de Sevilla, de Jerez, el Rocío, algo de Valencia… Pero puedo decir, que como San Fermín en la ciudad de Pamplona, ninguna.
Ahí no hay caballos, ni carros, ni medallones al cuello que van exteriorizando la vida de otra forma, a lo que es la fiesta nacional. En este caso, es diferente, hay más unión del pueblo, todos con sus camisetas blancas y sus pañoletas rojas al cuello, y lo más importante y llamativo, no hay distinciones de clases, ni de grupos. La plaza de toros de Pamplona siempre a rebosar, por las mañanas con los encierros y por las tardes con las corridas de toros, todos entonando “¡Yo sigo siendo el rey!”, que cuando lo escuchas al unísono se te caen los palos del sombrajo. La fiesta de San Fermín encierra muchas tradiciones que se mantienen con el paso de los años, cada tarde justo antes de empezar la corrida de toros, tiene lugar el desfile de caballos en la plaza, este comienza a las 17:30h, cuando los aguacilillos con el tiro de mulillas y la banda de música La Consistorial, recorren el centro histórico de Pamplona hasta llegar a la plaza de toros. Se trata de una tradición que se mantiene, como hemos dicho anteriormente, desde el S.XVII, cuando los aguacilillos ejecutaban un papel de autoridad en la organización y desarrollo de los desfiles y las fiestas. Los toros siempre suelen ser de las ganaderías más acreditadas, pero este año los toros de la ganadería de Don José Escolar se han llevado la palma, toros de casi seiscientos kilogramos con una casta imposible de torear donde el valiente Rafaleillo trató de alegrar el tendido y en el mínimo descuido fue cogido pegándole el toro una paliza de muerte. De los tres toreros, Fernando Robledo, fue el que salió mejor parado, porque en el caso del tercero de la tarde, Juan Castilla, con el que se cerró la plaza, era imposible de acercarse a él hasta que por fin pudo meterle la espada, pero también fue cogido por este sexto. Una corrida de cien que dicen que es de hombres muy valientes. Rafaelillo tuvo que pasar a la enfermería de la plaza y después tuvo que ir al hospital donde ha estado ingresado en la UCI varios días, pero ya afortunadamente está muy recuperado.
La cogida más peligrosa y que todo el mundo temía ha sido la del novillero Sergio Rollón, recordando la cogida de José Tomás México, y tuvo que ser trasladado en helicóptero al hospital de la Paz. La cogida que sufrió Rollón, como hemos mencionado antes, quedó sobrecogido a la plaza de Valdetorres de Jarama a 38km de la ciudad de Madrid, durante la final del circuito de novilladas de la Comunidad de Madrid. La gravedad de dicha cogida fue debido a que le afectó a la arteria femoral. Pero ya sabemos que sigue mejorando de manera favorable.