Martes, 14 de Octubre de 2025

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Pedro Gutiérrez
Viernes, 13 de Junio de 2025 Actualizada Viernes, 13 de Junio de 2025 a las 17:32:05 horas

La Laguna de las Encantás: donde la música despierta leyendas

Hay lugares que guardan secretos en sus aguas. Historias que no están escritas en los libros, pero que se cuentan en voz baja, al calor de una hoguera o al abrigo de una noche especial. Uno de esos rincones es la Laguna de las Encantás, en Montijo, envuelta en una de las leyendas más conmovedoras y misteriosas del folclore extremeño. Y es que esta historia no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que sigue latiendo con fuerza, especialmente cuando llega la mágica Noche de San Juan. 

 

Las tres Marías: una leyenda que sigue viva
Cuenta la leyenda que, hace siglos, tres hermanas -todas llamadas María- se acercaron una noche de San Juan a la laguna, atraídas por el reflejo de las estrellas en el agua. Lo que ocurrió después nadie lo sabe con certeza. Algunos dicen que fue un hechizo, otros, un deseo profundo de libertad. El caso es que las tres se sumergieron y desaparecieron. Desde entonces, según la tradición, duermen en el fondo de la laguna, esperando ese único momento del año en el que pueden despertar.
Solo quienes realizan un antiguo ritual pueden verlas: hay que llenar un vaso de agua en la fuente de la Plaza de España y caminar -sin derramar ni una gota- hasta la laguna. Allí, justo a medianoche, se vierte el agua en silencio mientras se piden tres deseos. Si todo se hace bien, dicen que las encantadas emergen del agua, danzan con suavidad y, como en los cuentos, conceden lo que se les pide. No es solo una historia bonita: es una promesa que flota en el aire cada 23 de junio.

 

Música que guía y transforma
Cada año, Montijo se entrega a esta tradición con una celebración que une magia, comunidad y cultura. La ya famosa “Ruta de las Encantás”, organizada por la Concejalía de Festejos, invita a vecinos y visitantes a recorrer los 2’5 kms que separan la plaza de la laguna. Pero no es una caminata cualquiera: es una procesión alegre y simbólica, donde la música actúa como un hilo invisible que lo une todo. Durante el recorrido hay talleres, bailes y canciones que despiertan los sentidos. Al llegar al destino, las melodías tradicionales envuelven el momento del ritual como si fueran un hechizo más. Todo suena distinto bajo las estrellas. Todo parece posible. Gracias a personas como nuestra querida Antonia Gómez, que ha rescatado y documentado esta leyenda con mimo, Montijo no solo recuerda su pasado: lo celebra y lo actualiza. Porque una tradición que se canta, se baila y se comparte, deja de ser reliquia para convertirse en experiencia viva. Así, música y leyenda caminan juntas, año tras año, recordándonos que no todo lo real necesita explicación. A veces, basta con creer. Y dejarse llevar por una canción, una historia… y un deseo.

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