Un año después de la “espantada”
En estos días se cumple el primer aniversario de la “espantada” de Pedro Sánchez cuando publicó una “carta a la ciudadanía” en la que anunciaba a los españoles que se tomaba cinco días para reflexionar sobre si merecía la pena seguir al frente del Ejecutivo tras la apertura de diligencias de investigación contra su mujer Begoña Gómez.
Tras los cinco días de reflexión Pedro Sánchez volvió con fuerzas renovadas y victimizándose al tiempo que puso el foco en atacar a los jueces, los medios de comunicación y la oposición, y con proyectos con el único objetivo claro de buscar la impunidad de su familia, su partido y su Gobierno. Un año después el panorama no puede ser más pavoroso: un Gobierno cada vez más débil acechado por una oleada de casos de corrupción con un presidente más pendiente de su propia defensa que de gestionar el día a día y buscar el desarrollo socioeconómico de nuestro país.
Sánchez no tiene un proyecto claro, solamente seguir protegiéndose desde Moncloa al precio que los españoles tengan que pagar ya que el Ejecutivo depende de lo que marcan sus socios independentistas cuando lo que pide a gritos nuestra economía es que el Gobierno elabore un plan de competitividad de la economía española. Plan que pasa indefectiblemente por una política industrial, energética y fiscal que busque la competitividad de las empresas, ayude a las exportaciones y rebaje los precios de la energía. Además se requiere la creación de un fondo nacional para las empresas especialmente afectadas por los aranceles, que se nutra con los aranceles que se repliquen frente a los de Estados Unidos.
Debería impulsarse un nuevo tratado de libre comercio entre EEUU y la UE que disminuya todos los aranceles y mejore la prosperidad de empresas, ciudadanos y países. Pero con aranceles o sin aranceles, España debe pensar en la competitividad de su economía ya que esa falta de competitividad es el principal problema de nuestra economía, ya que la renta per cápita en nuestro país ha disminuido con respecto al resto de países de la UE en los últimos años. No podemos seguir con este desgobierno de forma permanente porque gobernar un país no es resistir porque resistir es un proyecto personal, no es un proyecto de país.
Instalados en la anomalía
Mientras las autonomías presentan presupuestos y celebran el Debate del Estado de la Autonomía, en España Sánchez sigue con el presupuesto de 2022 y solo ha celebrado un Debate del Estado de la Nación en siete años generando una anomalía política en la que vive España que no tiene precedentes en la historia de nuestra democracia.
En estos días se cumple el primer aniversario de la “espantada” de Pedro Sánchez cuando publicó una “carta a la ciudadanía” en la que anunciaba a los españoles que se tomaba cinco días para reflexionar sobre si merecía la pena seguir al frente del Ejecutivo tras la apertura de diligencias de investigación contra su mujer Begoña Gómez.
Tras los cinco días de reflexión Pedro Sánchez volvió con fuerzas renovadas y victimizándose al tiempo que puso el foco en atacar a los jueces, los medios de comunicación y la oposición, y con proyectos con el único objetivo claro de buscar la impunidad de su familia, su partido y su Gobierno. Un año después el panorama no puede ser más pavoroso: un Gobierno cada vez más débil acechado por una oleada de casos de corrupción con un presidente más pendiente de su propia defensa que de gestionar el día a día y buscar el desarrollo socioeconómico de nuestro país.
Sánchez no tiene un proyecto claro, solamente seguir protegiéndose desde Moncloa al precio que los españoles tengan que pagar ya que el Ejecutivo depende de lo que marcan sus socios independentistas cuando lo que pide a gritos nuestra economía es que el Gobierno elabore un plan de competitividad de la economía española. Plan que pasa indefectiblemente por una política industrial, energética y fiscal que busque la competitividad de las empresas, ayude a las exportaciones y rebaje los precios de la energía. Además se requiere la creación de un fondo nacional para las empresas especialmente afectadas por los aranceles, que se nutra con los aranceles que se repliquen frente a los de Estados Unidos.
Debería impulsarse un nuevo tratado de libre comercio entre EEUU y la UE que disminuya todos los aranceles y mejore la prosperidad de empresas, ciudadanos y países. Pero con aranceles o sin aranceles, España debe pensar en la competitividad de su economía ya que esa falta de competitividad es el principal problema de nuestra economía, ya que la renta per cápita en nuestro país ha disminuido con respecto al resto de países de la UE en los últimos años. No podemos seguir con este desgobierno de forma permanente porque gobernar un país no es resistir porque resistir es un proyecto personal, no es un proyecto de país.
Instalados en la anomalía
Mientras las autonomías presentan presupuestos y celebran el Debate del Estado de la Autonomía, en España Sánchez sigue con el presupuesto de 2022 y solo ha celebrado un Debate del Estado de la Nación en siete años generando una anomalía política en la que vive España que no tiene precedentes en la historia de nuestra democracia.