Malditas las guerras
El domingo 23 de marzo tuve la ocasión de ver en escena: “Malditas las guerras”, última obra del grupo Molamanta Teatro, dirigida por Pepa Pinar y, sinceramente, es un montaje tan real y de tanta crudeza, que se te pone la piel de gallina cuando te muestran sobre el escenario situaciones horribles que el mundo está viviendo a diario. Si verlo en una representación teatral es doloroso, no me quiero imaginar como puede ser en la vida real. Es raro, cuando escuchas un informativo que no salgan noticias de nuevas situaciones bélicas, situaciones de pánico. Imágenes de guerra que nos llevan, una vez más, a otra nueva sinrazón que nos azota brutal e incomprensiblemente. Sigo sin entender como un ser humano puede tener la sangre tan fría para asesinar a seres inocentes y aún peor, utilizar escusas incomprensibles para justificar lo injustificable.
Sinceramente, no me cabe en la cabeza que puedan ocurrir situaciones así y lo peor de todo, la capacidad del ser humano para acostumbrarnos y asimilar actos criminales que tenía que revolvernos las tripas a todos.
En más de una ocasión me he preguntado ¿nos estamos volviendo locos? porque no hay otra razón que justifique las atrocidades de una guerra. ¿Donde está la cordura para paralizar tanta maldad?. Es una autentica locura los bombardeos, ejecuciones, torturas, desapariciones… actos tan incomprensibles que da miedo pensar donde vamos a ir a parar. Tengo la sensación que el ser humano, cada vez más, se está anclando en el odio y eso es algo peligroso para la sociedad.
Estoy seguro que la persona o personas que provocan una guerra no son nunca los que la padecen. Por eso, es indignante que existan esta clase de monstruos que generan maldad provocando el dolor y el sufrimiento en los demás.
El poeta Bertolt Brecht escribió unos versos en lo que se refleja perfectamente la dramática tragedia de cualquier guerra: “La guerra que vendrá no es la primera. Hubo anteriormente muchas guerras. Al final de la última hubo vencedores y vencidos y el pueblo llano de los unos y de los otros… pasó hambre”.
Sigo pensando, como he dicho en otros de mis artículos, que la vida está convirtiéndose en una gran espiral de incomprensión y miedo. Hay que frenar todo esto, necesitamos frenarlo cuanto antes y convertir nuestra sociedad en un espacio donde se pueda vivir libremente y en armonía desde la libertad y el respeto. Debemos denunciarlo, cada uno desde sus medios, porque creo firmemente que una manera de luchar es hacer visible las consecuencias de una guerra con actos que lo denuncien públicamente como ocurrió la otra noche en la representación de “Malditas las guerras”.
El domingo 23 de marzo tuve la ocasión de ver en escena: “Malditas las guerras”, última obra del grupo Molamanta Teatro, dirigida por Pepa Pinar y, sinceramente, es un montaje tan real y de tanta crudeza, que se te pone la piel de gallina cuando te muestran sobre el escenario situaciones horribles que el mundo está viviendo a diario. Si verlo en una representación teatral es doloroso, no me quiero imaginar como puede ser en la vida real. Es raro, cuando escuchas un informativo que no salgan noticias de nuevas situaciones bélicas, situaciones de pánico. Imágenes de guerra que nos llevan, una vez más, a otra nueva sinrazón que nos azota brutal e incomprensiblemente. Sigo sin entender como un ser humano puede tener la sangre tan fría para asesinar a seres inocentes y aún peor, utilizar escusas incomprensibles para justificar lo injustificable.
Sinceramente, no me cabe en la cabeza que puedan ocurrir situaciones así y lo peor de todo, la capacidad del ser humano para acostumbrarnos y asimilar actos criminales que tenía que revolvernos las tripas a todos.
En más de una ocasión me he preguntado ¿nos estamos volviendo locos? porque no hay otra razón que justifique las atrocidades de una guerra. ¿Donde está la cordura para paralizar tanta maldad?. Es una autentica locura los bombardeos, ejecuciones, torturas, desapariciones… actos tan incomprensibles que da miedo pensar donde vamos a ir a parar. Tengo la sensación que el ser humano, cada vez más, se está anclando en el odio y eso es algo peligroso para la sociedad.
Estoy seguro que la persona o personas que provocan una guerra no son nunca los que la padecen. Por eso, es indignante que existan esta clase de monstruos que generan maldad provocando el dolor y el sufrimiento en los demás.
El poeta Bertolt Brecht escribió unos versos en lo que se refleja perfectamente la dramática tragedia de cualquier guerra: “La guerra que vendrá no es la primera. Hubo anteriormente muchas guerras. Al final de la última hubo vencedores y vencidos y el pueblo llano de los unos y de los otros… pasó hambre”.
Sigo pensando, como he dicho en otros de mis artículos, que la vida está convirtiéndose en una gran espiral de incomprensión y miedo. Hay que frenar todo esto, necesitamos frenarlo cuanto antes y convertir nuestra sociedad en un espacio donde se pueda vivir libremente y en armonía desde la libertad y el respeto. Debemos denunciarlo, cada uno desde sus medios, porque creo firmemente que una manera de luchar es hacer visible las consecuencias de una guerra con actos que lo denuncien públicamente como ocurrió la otra noche en la representación de “Malditas las guerras”.
























