Miércoles, 15 de Octubre de 2025

Actualizada Martes, 14 de Octubre de 2025 a las 11:34:13 horas

Andrés Acevedo
Martes, 11 de Marzo de 2025 Actualizada Martes, 11 de Marzo de 2025 a las 14:15:02 horas

El peligro de comparar nuestros logros


Abres una red social y te encuentras con alguien que acaba de lanzar un negocio exitoso, otro que ha logrado su mejor marca en el gimnasio y alguien más que comparte fotos de un viaje espectacular. Todo parece fluir perfectamente en sus vidas. Miras tu realidad y, de repente, todo lo que has logrado parece insuficiente. Te sientes atrasado, como si no estuvieras avanzando al mismo ritmo que los demás.
Este es uno de los efectos más dañinos de las redes sociales: la ilusión de que todos han llegado a la meta mientras tú sigues en la línea de salida. Sin embargo, lo que solemos olvidar es que esas publicaciones no muestran el proceso, solo el resultado final. No vemos las dudas, los fracasos, los intentos fallidos ni el tiempo que les ha llevado llegar hasta allí. Tampoco vemos a las personas que, con la misma ilusión o el mismo método, no consiguieron resultados similares. Solo vemos el éxito editado, sin las partes incómodas ni los momentos de incertidumbre.
El problema no es solo que nos comparemos con otros, sino que lo hacemos desde un lugar injusto. Juzgamos nuestro primer paso en algo con la versión pulida y final de alguien. Es como si un principiante en el gimnasio se comparara con alguien que lleva entrenando diez años. O si alguien que está empezando a escribir se sintiera mal porque su trabajo no se parece a una novela publicada. Nos exigimos resultados inmediatos, sin permitirnos el tiempo necesario para mejorar.
Esta comparación nos roba la motivación, nos hace dudar de nuestro propio camino y puede llevarnos a la frustración o incluso al abandono de aquello que queremos lograr. Nos hace despreciar lo imperfecto, los pequeños acercamientos, los fracasos que nos muestran otro camino y esto imprime unas expectativas poco realistas de cómo va el proceso. Pero el éxito, en cualquier área, no es un resultado inmediato, sino un proceso lleno de altibajos, intentos y aprendizajes. Quizás incluso, una enorme suma de fracasos parciales, hasta haber llegado a lo que finalmente buscábamos.
Por lo tanto, la próxima vez que sientas que te estás quedando atrás al comparar tus logros con los de los demás, detente un momento. Pregúntate si realmente estás viendo la historia completa o solo una imagen cuidadosamente seleccionada. No te apresures a medir tu progreso con una regla ajena ni a juzgarte con tanta dureza. Puede que tu camino no se beneficie de filtros ni atajos; puede que necesite paciencia, compromiso y la capacidad de valorar cada paso, incluso los más pequeños. Recuerda que lo que hoy ves como un inicio torpe, con el tiempo y la perspectiva adecuada, puede convertirse en algo que te haga sentir verdaderamente orgulloso.

 

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