Dámaso Estévez López, artista polifacético
![[Img #101790]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/03_2025/6508_montijo-feb25-entrevista-damaso-41.jpg)
Es un reconocido montijano cuya vida transcurre principalmente en su pueblo natal, donde está dejando su huella.
Domina diversas facetas artísticas, que descubrimos en las dos partes de esta entrevista.
Esta I parte se centra en su vida personal, laboral y política, así como, en sus inicios en la música.
Tras su paso por el recién estrenado instituto Vegas Bajas, comienza su trabajo de contable en el taller de su tío Dámaso, hasta que le toca hacer “la mili”.
Después entra a trabajar en la Fábrica de Tomates Martinete, en Puebla de la Calzada durante 42 años.
En 1976 se afilia al PSOE, siendo secretario de administración del partido. En 1979 es elegido concejal de Cultura y Festejos, por los pactos de gobierno entre PSOE e IU, hasta que en 1984 solicita su baja del partido.
En 1993 decide ampliar su formación y compagina sus múltiples quehaceres, con los estudios por correspondencia de Derecho Mercantil y Asesoría Fiscal, por el Instituto Empresarial de Madrid.
Además, de su incansable espíritu de trabajo, posee una inclinación natural por la música, herencia, tal vez de su tío Manolo o de su abuela, Ana.
Tras su jubilación en 2018, lejos de apartarse de la actividad, se dedica de lleno a sus proyectos artísticos.
Trabajo, política, música y literatura conforman su vida.
¿Puede presentarse?
Nací en Montijo, en el número 22 de la calle Acincos, antes llamada Hernán Cortés, el 10 de septiembre de 1955. Soy hijo de Vicente de la Fe, mecánico de profesión, y de Javiera, ama de casa, ambos naturales de Montijo. Soy el mayor de tres hermanos: Ana y Daniel Ángel.
Me casé en 1978 con Carmen Calero Flores, hace ya 46 años. Nuestros hijos se llaman Carmen, Livia, Jéssica, Libertad y Dámaso. Además, somos abuelos de tres nietos: Eva, Lúa y Nerea Phoenix.
¿Cómo pasó su infancia?
Pasé mi infancia entre la casa, la escuela y la calle, como la mayoría de los niños de mi época. Jugábamos a polis y cacos, a hilo morao, al marro, a la llevas, a los chinos, a las chapas, a los bolindres y a los pelotazos. También jugábamos al fútbol y a la billarda en las Eras.
![[Img #101787]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/03_2025/9179_462749654_10228003529167834_5532991878190954147_n.jpg)
Recuerdos infantiles…
Guardo buenos recuerdos de mis amigos de la calle, con quienes aún conservo buena amistad. Las calles sin asfaltar se convertían en lodazales en invierno, con charcos tan grandes que parecían piscinas donde aprender a nadar, jejeje. No había agua corriente ni desagües.
A los 12 años nos mudamos a la calle Guadiana, donde hice nuevas amistades y con las Eras más cerca, tuve más tiempo para jugar. Una enorme zanja cruzaba desde el Ejido de los Bueyes hasta el matadero y, en tiempo de lluvias, se llenaba de agua. Más de una vez tratando de saltarla, nos dimos unos buenos remojones de agua putrefacta.
Fueron tiempos de carencias materiales, pero ricos en tiempo libre y solidaridad vecinal.
Sus primeros colegios…
Mi educación comenzó en las escuelas de párvulos de la calle Acincos, ubicadas en los altos de una casa de Juan Mena. Luego pasé a la escuela privada de Julián Guzmán, en la calle Santa Ana, donde realicé el examen de ingreso para el Bachillerato Elemental. Como en Montijo aún no había instituto, cursé primero en las Escuelas Padre Manjón con profesores como Pedro Fuentes, Fidel Córdoba y Luis Alarcó. En segundo curso estudié en el recién estrenado IES Vegas Bajas, inaugurado en febrero de 1967. Recuerdo la experiencia con especial cariño: pupitres nuevos, nuevos amigos, calefacción (aunque al principio no funcionaba) y un profesor por asignatura. El conserje, Félix Cuesta, se encargaba de marcar los cambios de clase con su inconfundible golpe en las puertas. Fueron tiempos de aprendizaje, amistades, amores platónicos y descubrimientos musicales. A los 16 años concluí mis estudios y decidí no continuar, a pesar de la insistencia de mis padres.
¿Cuándo comienza a trabajar?
Comencé a trabajar en el taller de mi tío Dámaso, donde mi padre era el maestro. Me encargaba del cobro de facturas, de la venta de recambios y también llevaba la contabilidad, hasta que me fui al servicio militar.
Tras la mili, en 1976 me contrataron en la fábrica de conservas Martinete de Puebla de la Calzada, donde trabajé durante 42 años hasta mi jubilación en 2018. Fue mi segunda casa y una gran familia para mí. Miles de jóvenes trabajaron allí en verano para sacarse unas perrillas –entre ellos, mis hijos– lo que me llevó a llamarla “La Universidad”.
En aquella época, la comarca contaba con cinco fábricas de conservas, principalmente de tomate, que generaban mucho empleo. Con el tiempo, la mayoría cerraron, quedando solamente Martinete y Carcesa.
¿Estudia Empresariales?
En 1993 obtuve la Diplomatura en Derecho Mercantil y Asesoría Fiscal por el Instituto Empresarial de Madrid (ESINE), estudiando por correspondencia en una época sin internet. Fueron tres años intensos, pero valieron la pena.
Etapa política
¿Cuándo entra en política?
Mi incursión en la política activa comenzó en 1976, cuando me afilié al PSOE de Montijo, procedente del PSP de Tierno Galván. Durante varios años, ocupé el cargo de Secretario de Administración. En las elecciones municipales de abril de 1979, fui elegido concejal por el PSOE y, gracias a los pactos con el PCE de J. Carlos Molano, quien fue alcalde, asumí la presidencia de la Comisión de Cultura y Festejos. La candidatura socialista estaba integrada por Luis Gragera, Francisco Escorial, Manuel Lavadiño, Rosa Gragera y yo. Poco después, Lavadiño dimitió por motivos personales y fue sustituido por Mario López.
¿Cómo se desarrolla esta etapa?
El Ayuntamiento que recibimos como equipo de gobierno conjunto era un auténtico caos, resultado de la mala gestión del secretario en funciones. Había mucho por cambiar y aún más por hacer, con un presupuesto exiguo y una carencia generalizada de recursos e infraestructuras. La lucha por conseguir financiación y lograr la colaboración de los funcionarios –algunos reacios a la nueva ideología gobernante– consumió una gran cantidad de energía y esfuerzos.
¿Tenía experiencia previa en política?
Debo reconocer que no tenía experiencia política alguna. Con 23 años, fui el concejal más joven de aquella época y puse todo mi empeño en sacar adelante varias semanas culturales, cuatro ferias y, sobre todo, lo que, para mí, como músico, representó mi mayor logro: la recuperación de la desaparecida Banda Municipal de Música. Gracias a la colaboración de antiguos músicos, el 6 de enero de 1983 –a las puertas de una nueva legislatura– logramos poner en marcha esta agrupación, que hoy sigue su andadura como la Asociación Musical Andrés Mena.
¿Cómo calificaría esa etapa?
No soy yo quien deba juzgar mi labor; en su momento, la gente me pondría nota. Autocrítica, por supuesto, siempre hubo: se podrían haber hecho muchas más cosas, sin duda. Pero faltaron tiempo, recursos y, sobre todo, experiencia.
¿Qué le llevó a dejar la militancia?
En 1984 solicité mi baja en el PSOE. El rumbo que tomó el partido con Felipe González no coincidía con mi visión de la izquierda, y el tiempo ha terminado por situar a cada uno en su lugar. Simpatizo con algunas de las decisiones que toman sus dirigentes y discrepo de otras. Como persona libre de ataduras y compromisos políticos y, desde mi irrenunciable republicanismo, aplico mis convicciones a la hora de votar. Reconozco que nunca fui un hombre de partido en el sentido tradicional; más bien, durante mi militancia, fui un incordio, lo que podría llamarse, sin rodeos, una mosca cojonera.
¿Ha cambiado la vida política municipal a la actual?
La política municipal actual poco tiene que ver con la que practicamos en aquellos años. Hoy está profesionalizada y los recursos económicos que se manejan son enormes en comparación con los de entonces. En aquella época, recién salidos de una dictadura, los jóvenes éramos conscientes de que había que abrir el melón antes de que otros lo hicieran y nos dejaran la peor parte. Se tomaban las calles, se organizaban asambleas para casi todo y teníamos las ideas claras. Hoy, gran parte de la juventud se ha adocenado (no todos, pero sí una mayoría) y pasa de la política. El sistema ha hecho muy bien su trabajo con estas generaciones.
Músico
También tenía tiempo de dedicarse a la música. ¿De dónde le viene la aficción?
Mi afición por la música nació en la infancia. Me recuerdo con 8 o 9 años golpeando los fondos de las jofainas y los cubos de casa con dos palos al ritmo de la radio. Mi gran ilusión siempre ha sido la percusión, en especial la batería. Tal vez haya algo de herencia en ello: mi tío paterno, Manolo Estévez, fue trompeta y bombardino en la Banda de Música de Don Andrés Mena, y mi abuela materna, Ana Barril, tocaba la guitarra flamenca en su juventud. No sé si esos genes influyeron, pero mi pasión por la música ha sido siempre desmedida.
¿Cuándo comienza su formación musical?
A los 12 años comencé a estudiar solfeo con Antonio Rico –a quien llamábamos “el del pito gordo”–, antiguo tuba de la desaparecida Banda Municipal. Más tarde llegó mi etapa rockera, cuando conocí a Luis Núñez, compañero con el que he compartido escenario durante casi 40 años y con quien sigo embarcado en varios proyectos. Somos un dúo bien avenido, casi como un matrimonio musical.
¿Cómo arranca su carrera profesional?
Mi carrera profesional arrancó con la orquesta Los Rebeldes, dirigida por mis amigos Alfonso Romero y Pepe Caballero. Con ellos aprendí muchísimo y adquirí experiencia sobre el escenario. Luego vinieron numerosos proyectos: acompañé a Fermín García, José María Matas, el grupo Pueblo, Fely Acevedo, la banda de rock Elektra, la Coral de Montijo, el grupo de jazz Kini Fussion, la Monty Jazz Ensemble, la Tomajazz Big-Band y el grupo de flamenco fusión Los del Cerro. También participé en colaboraciones con El Negri y Jazz por la cara, entre otros.
¿Tiene discos grabados?
He grabado un total de seis discos con distintos artistas, incluyendo un tema propio en el trabajo de Elektra. Además, fui uno de los fundadores de la murga Los Zagales, con la que disfruté varios años del carnaval.
Ha pertenecido la Banda Municipal de Música ¿cómo ha sido la trayectoria?
En 1988 entré en la Banda de Música de Montijo, bajo la dirección de Santiago Méndez, y continué formándome como músico. Hoy en día sigo en ella. Hace nueve años, por recomendación de mi amigo y actual director, Narciso Leo, me inicié en el trombón de varas, un instrumento que me ha dado grandes satisfacciones y con el que sigo aprendiendo cada día. No hay edad para empezar en la música, solo hace falta pasión.
Importancia de contar con una Banda de Música en Montijo…
Montijo debe saber que cuenta con un verdadero tesoro: su Banda de Música. Aprovecho para aclarar que no es municipal, sino una asociación independiente sin ánimo de lucro, de la que actualmente soy presidente. Esta entidad sostiene tanto la Banda como la Escuela de Música, auténtica cantera de nuevos músicos. Tenemos un convenio con el Ayuntamiento que nos permite realizar una serie de actuaciones a cambio de una ayuda económica para sufragar los gastos que conlleva mantener un colectivo como este. Además, se nos otorgó un local, al igual que a otras asociaciones.
Actualmente, estamos en negociaciones con el Ayuntamiento para trasladarnos a un espacio más amplio e independiente.
Desde aquí, animo a los montijanos de cualquier edad a inscribirse en la Escuela de Música. Allí podrán aprender solfeo, un instrumento de viento o percusión y, con esfuerzo, formar parte algún día de la Banda de su pueblo, un verdadero orgullo para cualquiera.
¿De qué grupos forma parte?
Además de la Banda, formo parte del cuarteto Boulerías, junto a Fermín García, Gloria Gragera y Manu Ruiz. También participo en un espectáculo homenaje a María Dolores Pradera con Fely Acevedo, Luis Núñez y Sergio Chávez. En paralelo, estoy iniciando un nuevo proyecto de música de los años 60 con varios amigos, que esperamos presentar pronto. A todo esto, se suman mis clases particulares de batería y percusión.
¿Qué estilos musicales domina?
A lo largo de mi trayectoria, he tenido la oportunidad de tocar casi de todo: música de baile, pop sinfónico, rock, fusión, jazz, flamenco, folk y cantautores.
Innumerables actuaciones… ¿las más significativas?
Han sido tantas las actuaciones que resultaría imposible enumerarlas, como supongo ocurre con cualquier músico con más de 40 años de experiencia. Sin embargo, hay dos momentos que guardo con especial cariño: una actuación multitudinaria en la Plaza de Guadalupe, en la primera celebración del Día de Extremadura, con el grupo Pueblo, compartiendo escenario con Luis Pastor, Pablo Guerrero y Pepe Extremadura; y otra en el Parque de Atracciones de Madrid, en aquel célebre concierto de Enrique Tierno Galván, cuando pronunció su famosa frase: “Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque...”. Allí estábamos, con el grupo Pueblo, ante miles de personas.
¿Alguna preferencia?
En cuanto a mis preferencias musicales, disfruto de casi todos los estilos, pero si tuviera que elegir, me quedaría con el pop de los 60, que marcó mi adolescencia, y, sin duda, con el jazz y el flamenco, géneros que me apasionan profundamente.
Escritor
¿Cómo surge la idea de escribir?
Mi incursión en la escritura surgió como una consecuencia natural de mi pasión por la lectura, otra de mis grandes aficiones. Soy un lector empedernido, casi adicto; sin un buen libro, la vida me parece incompleta.
¿Cómo comienza a escribir?
Hace años, di mis primeros pasos como corresponsal del Diario Extremadura, enviando crónicas deportivas y, más tarde, noticias de todo tipo. También he colaborado en varias revistas de ferias con artículos históricos. Sin embargo, fue hace unos cinco o seis años cuando me propuse escribir un relato corto para presentarlo a los premios González Castell. De ese desafío nació mi primer trabajo, “El rey breve”.
¿Qué temática tiene?
La historia siempre me ha fascinado, por lo que mi relato tiene un trasfondo histórico. Narra las vivencias de un personaje en la corte de Luis I, hijo de Felipe V, el primer Borbón que pisó España. Con un desenlace inesperado, la obra ha sido bien recibida por la crítica, lo que me llena de satisfacción y me motiva a seguir escribiendo.
¿Cuándo presenta la novela por primera vez?
La primera edición se presentó el 28 de diciembre de 2021 en la Biblioteca Municipal. Fue un regalo sorpresa de mis hijos, quienes no solo financiaron la publicación, sino que también me ayudaron en la corrección y en dar forma literaria a mis palabras. Posteriormente, salió una segunda edición, más cuidada y con una nueva portada, que he presentado recientemente en Puebla y Valdelacalzada con una gran acogida. Próximamente, haré una presentación en Lobón, con la que probablemente agote esta segunda edición.
¿Autores que le han influido?
Entre los escritores que más han influido en mi estilo destacan aquellos que han tratado temas históricos. Desde los clásicos, como Benito Pérez Galdós hasta autores contemporáneos, que son muchos y de gran calidad.
¿Proyectos venideros?
Actualmente, estoy inmerso en un nuevo proyecto, un libro que abordará un tema muy actual y polémico. Espero poder concluirlo con éxito.
Familia de artistas
![[Img #102155]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/04_2025/7616_montijo-feb25-entrevista-damaso-71.jpg)
Sus hijos también son artistas y amantes de la música ¿Qué instrumentos dominan?
Todos mis hijos han pasado por el Conservatorio de música de Montijo, y varias de mis hijas formaron parte durante años de la Banda de Música: Carmen como clarinetista, Livia con la flauta, Jéssica con la trompeta y el fliscorno, y Libertad con el clarinete y el requinto. Dámaso, por su parte, estudió piano varios años y más tarde, batería, en Madrid.
¿Cómo era el ambiente en su casa con tantas y tantos músicos?
En casa, la música siempre ha estado muy presente. Además, mi mujer, Carmen, canta extraordinariamente bien. Crecer en este ambiente musical ha marcado sin duda la formación de nuestros hijos.
Tiene verdaderos profesionales en casa…
Actualmente, Carmen y Jéssica se dedican profesionalmente a la música, con trayectorias tan extensas que se necesitaría una entrevista para detallarlas. Carmen ha estado de gira recientemente con Melendi y Cano. Jéssica estuvo de gira con Malú varios años y, actualmente, acompaña a Pablo López. Trabaja en el musical Mecano Experience además de tener otros tantos proyectos como el musical infantil Pinturilla y la Pandilla Vainilla. Livia, por su parte, es musicoterapeuta, socia fundadora de AEXMU, y trabaja para la Fundación Atrio, además de desarrollar diversos proyectos en hospitales y centros de día, llevando la musicoterapia a distintos colectivos.
Mis otros dos hijos, aunque siguen vinculados a la música, han optado por otros caminos profesionales. Dámaso es profesor de francés en Canarias y Libertad trabaja en una multinacional del mundo del videojuego en Dublín.
![[Img #101789]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/03_2025/4337_466339674_10235047286230950_3718191752584159025_n.jpg)
Es un reconocido montijano cuya vida transcurre principalmente en su pueblo natal, donde está dejando su huella.
Domina diversas facetas artísticas, que descubrimos en las dos partes de esta entrevista.
Esta I parte se centra en su vida personal, laboral y política, así como, en sus inicios en la música.
Tras su paso por el recién estrenado instituto Vegas Bajas, comienza su trabajo de contable en el taller de su tío Dámaso, hasta que le toca hacer “la mili”.
Después entra a trabajar en la Fábrica de Tomates Martinete, en Puebla de la Calzada durante 42 años.
En 1976 se afilia al PSOE, siendo secretario de administración del partido. En 1979 es elegido concejal de Cultura y Festejos, por los pactos de gobierno entre PSOE e IU, hasta que en 1984 solicita su baja del partido.
En 1993 decide ampliar su formación y compagina sus múltiples quehaceres, con los estudios por correspondencia de Derecho Mercantil y Asesoría Fiscal, por el Instituto Empresarial de Madrid.
Además, de su incansable espíritu de trabajo, posee una inclinación natural por la música, herencia, tal vez de su tío Manolo o de su abuela, Ana.
Tras su jubilación en 2018, lejos de apartarse de la actividad, se dedica de lleno a sus proyectos artísticos.
Trabajo, política, música y literatura conforman su vida.
¿Puede presentarse?
Nací en Montijo, en el número 22 de la calle Acincos, antes llamada Hernán Cortés, el 10 de septiembre de 1955. Soy hijo de Vicente de la Fe, mecánico de profesión, y de Javiera, ama de casa, ambos naturales de Montijo. Soy el mayor de tres hermanos: Ana y Daniel Ángel.
Me casé en 1978 con Carmen Calero Flores, hace ya 46 años. Nuestros hijos se llaman Carmen, Livia, Jéssica, Libertad y Dámaso. Además, somos abuelos de tres nietos: Eva, Lúa y Nerea Phoenix.
¿Cómo pasó su infancia?
Pasé mi infancia entre la casa, la escuela y la calle, como la mayoría de los niños de mi época. Jugábamos a polis y cacos, a hilo morao, al marro, a la llevas, a los chinos, a las chapas, a los bolindres y a los pelotazos. También jugábamos al fútbol y a la billarda en las Eras.
Recuerdos infantiles…
Guardo buenos recuerdos de mis amigos de la calle, con quienes aún conservo buena amistad. Las calles sin asfaltar se convertían en lodazales en invierno, con charcos tan grandes que parecían piscinas donde aprender a nadar, jejeje. No había agua corriente ni desagües.
A los 12 años nos mudamos a la calle Guadiana, donde hice nuevas amistades y con las Eras más cerca, tuve más tiempo para jugar. Una enorme zanja cruzaba desde el Ejido de los Bueyes hasta el matadero y, en tiempo de lluvias, se llenaba de agua. Más de una vez tratando de saltarla, nos dimos unos buenos remojones de agua putrefacta.
Fueron tiempos de carencias materiales, pero ricos en tiempo libre y solidaridad vecinal.
Sus primeros colegios…
Mi educación comenzó en las escuelas de párvulos de la calle Acincos, ubicadas en los altos de una casa de Juan Mena. Luego pasé a la escuela privada de Julián Guzmán, en la calle Santa Ana, donde realicé el examen de ingreso para el Bachillerato Elemental. Como en Montijo aún no había instituto, cursé primero en las Escuelas Padre Manjón con profesores como Pedro Fuentes, Fidel Córdoba y Luis Alarcó. En segundo curso estudié en el recién estrenado IES Vegas Bajas, inaugurado en febrero de 1967. Recuerdo la experiencia con especial cariño: pupitres nuevos, nuevos amigos, calefacción (aunque al principio no funcionaba) y un profesor por asignatura. El conserje, Félix Cuesta, se encargaba de marcar los cambios de clase con su inconfundible golpe en las puertas. Fueron tiempos de aprendizaje, amistades, amores platónicos y descubrimientos musicales. A los 16 años concluí mis estudios y decidí no continuar, a pesar de la insistencia de mis padres.
¿Cuándo comienza a trabajar?
Comencé a trabajar en el taller de mi tío Dámaso, donde mi padre era el maestro. Me encargaba del cobro de facturas, de la venta de recambios y también llevaba la contabilidad, hasta que me fui al servicio militar.
Tras la mili, en 1976 me contrataron en la fábrica de conservas Martinete de Puebla de la Calzada, donde trabajé durante 42 años hasta mi jubilación en 2018. Fue mi segunda casa y una gran familia para mí. Miles de jóvenes trabajaron allí en verano para sacarse unas perrillas –entre ellos, mis hijos– lo que me llevó a llamarla “La Universidad”.
En aquella época, la comarca contaba con cinco fábricas de conservas, principalmente de tomate, que generaban mucho empleo. Con el tiempo, la mayoría cerraron, quedando solamente Martinete y Carcesa.
¿Estudia Empresariales?
En 1993 obtuve la Diplomatura en Derecho Mercantil y Asesoría Fiscal por el Instituto Empresarial de Madrid (ESINE), estudiando por correspondencia en una época sin internet. Fueron tres años intensos, pero valieron la pena.
Etapa política
¿Cuándo entra en política?
Mi incursión en la política activa comenzó en 1976, cuando me afilié al PSOE de Montijo, procedente del PSP de Tierno Galván. Durante varios años, ocupé el cargo de Secretario de Administración. En las elecciones municipales de abril de 1979, fui elegido concejal por el PSOE y, gracias a los pactos con el PCE de J. Carlos Molano, quien fue alcalde, asumí la presidencia de la Comisión de Cultura y Festejos. La candidatura socialista estaba integrada por Luis Gragera, Francisco Escorial, Manuel Lavadiño, Rosa Gragera y yo. Poco después, Lavadiño dimitió por motivos personales y fue sustituido por Mario López.
¿Cómo se desarrolla esta etapa?
El Ayuntamiento que recibimos como equipo de gobierno conjunto era un auténtico caos, resultado de la mala gestión del secretario en funciones. Había mucho por cambiar y aún más por hacer, con un presupuesto exiguo y una carencia generalizada de recursos e infraestructuras. La lucha por conseguir financiación y lograr la colaboración de los funcionarios –algunos reacios a la nueva ideología gobernante– consumió una gran cantidad de energía y esfuerzos.
¿Tenía experiencia previa en política?
Debo reconocer que no tenía experiencia política alguna. Con 23 años, fui el concejal más joven de aquella época y puse todo mi empeño en sacar adelante varias semanas culturales, cuatro ferias y, sobre todo, lo que, para mí, como músico, representó mi mayor logro: la recuperación de la desaparecida Banda Municipal de Música. Gracias a la colaboración de antiguos músicos, el 6 de enero de 1983 –a las puertas de una nueva legislatura– logramos poner en marcha esta agrupación, que hoy sigue su andadura como la Asociación Musical Andrés Mena.
¿Cómo calificaría esa etapa?
No soy yo quien deba juzgar mi labor; en su momento, la gente me pondría nota. Autocrítica, por supuesto, siempre hubo: se podrían haber hecho muchas más cosas, sin duda. Pero faltaron tiempo, recursos y, sobre todo, experiencia.
¿Qué le llevó a dejar la militancia?
En 1984 solicité mi baja en el PSOE. El rumbo que tomó el partido con Felipe González no coincidía con mi visión de la izquierda, y el tiempo ha terminado por situar a cada uno en su lugar. Simpatizo con algunas de las decisiones que toman sus dirigentes y discrepo de otras. Como persona libre de ataduras y compromisos políticos y, desde mi irrenunciable republicanismo, aplico mis convicciones a la hora de votar. Reconozco que nunca fui un hombre de partido en el sentido tradicional; más bien, durante mi militancia, fui un incordio, lo que podría llamarse, sin rodeos, una mosca cojonera.
¿Ha cambiado la vida política municipal a la actual?
La política municipal actual poco tiene que ver con la que practicamos en aquellos años. Hoy está profesionalizada y los recursos económicos que se manejan son enormes en comparación con los de entonces. En aquella época, recién salidos de una dictadura, los jóvenes éramos conscientes de que había que abrir el melón antes de que otros lo hicieran y nos dejaran la peor parte. Se tomaban las calles, se organizaban asambleas para casi todo y teníamos las ideas claras. Hoy, gran parte de la juventud se ha adocenado (no todos, pero sí una mayoría) y pasa de la política. El sistema ha hecho muy bien su trabajo con estas generaciones.
Músico
También tenía tiempo de dedicarse a la música. ¿De dónde le viene la aficción?
Mi afición por la música nació en la infancia. Me recuerdo con 8 o 9 años golpeando los fondos de las jofainas y los cubos de casa con dos palos al ritmo de la radio. Mi gran ilusión siempre ha sido la percusión, en especial la batería. Tal vez haya algo de herencia en ello: mi tío paterno, Manolo Estévez, fue trompeta y bombardino en la Banda de Música de Don Andrés Mena, y mi abuela materna, Ana Barril, tocaba la guitarra flamenca en su juventud. No sé si esos genes influyeron, pero mi pasión por la música ha sido siempre desmedida.
¿Cuándo comienza su formación musical?
A los 12 años comencé a estudiar solfeo con Antonio Rico –a quien llamábamos “el del pito gordo”–, antiguo tuba de la desaparecida Banda Municipal. Más tarde llegó mi etapa rockera, cuando conocí a Luis Núñez, compañero con el que he compartido escenario durante casi 40 años y con quien sigo embarcado en varios proyectos. Somos un dúo bien avenido, casi como un matrimonio musical.
¿Cómo arranca su carrera profesional?
Mi carrera profesional arrancó con la orquesta Los Rebeldes, dirigida por mis amigos Alfonso Romero y Pepe Caballero. Con ellos aprendí muchísimo y adquirí experiencia sobre el escenario. Luego vinieron numerosos proyectos: acompañé a Fermín García, José María Matas, el grupo Pueblo, Fely Acevedo, la banda de rock Elektra, la Coral de Montijo, el grupo de jazz Kini Fussion, la Monty Jazz Ensemble, la Tomajazz Big-Band y el grupo de flamenco fusión Los del Cerro. También participé en colaboraciones con El Negri y Jazz por la cara, entre otros.
¿Tiene discos grabados?
He grabado un total de seis discos con distintos artistas, incluyendo un tema propio en el trabajo de Elektra. Además, fui uno de los fundadores de la murga Los Zagales, con la que disfruté varios años del carnaval.
Ha pertenecido la Banda Municipal de Música ¿cómo ha sido la trayectoria?
En 1988 entré en la Banda de Música de Montijo, bajo la dirección de Santiago Méndez, y continué formándome como músico. Hoy en día sigo en ella. Hace nueve años, por recomendación de mi amigo y actual director, Narciso Leo, me inicié en el trombón de varas, un instrumento que me ha dado grandes satisfacciones y con el que sigo aprendiendo cada día. No hay edad para empezar en la música, solo hace falta pasión.
Importancia de contar con una Banda de Música en Montijo…
Montijo debe saber que cuenta con un verdadero tesoro: su Banda de Música. Aprovecho para aclarar que no es municipal, sino una asociación independiente sin ánimo de lucro, de la que actualmente soy presidente. Esta entidad sostiene tanto la Banda como la Escuela de Música, auténtica cantera de nuevos músicos. Tenemos un convenio con el Ayuntamiento que nos permite realizar una serie de actuaciones a cambio de una ayuda económica para sufragar los gastos que conlleva mantener un colectivo como este. Además, se nos otorgó un local, al igual que a otras asociaciones.
Actualmente, estamos en negociaciones con el Ayuntamiento para trasladarnos a un espacio más amplio e independiente.
Desde aquí, animo a los montijanos de cualquier edad a inscribirse en la Escuela de Música. Allí podrán aprender solfeo, un instrumento de viento o percusión y, con esfuerzo, formar parte algún día de la Banda de su pueblo, un verdadero orgullo para cualquiera.
¿De qué grupos forma parte?
Además de la Banda, formo parte del cuarteto Boulerías, junto a Fermín García, Gloria Gragera y Manu Ruiz. También participo en un espectáculo homenaje a María Dolores Pradera con Fely Acevedo, Luis Núñez y Sergio Chávez. En paralelo, estoy iniciando un nuevo proyecto de música de los años 60 con varios amigos, que esperamos presentar pronto. A todo esto, se suman mis clases particulares de batería y percusión.
¿Qué estilos musicales domina?
A lo largo de mi trayectoria, he tenido la oportunidad de tocar casi de todo: música de baile, pop sinfónico, rock, fusión, jazz, flamenco, folk y cantautores.
Innumerables actuaciones… ¿las más significativas?
Han sido tantas las actuaciones que resultaría imposible enumerarlas, como supongo ocurre con cualquier músico con más de 40 años de experiencia. Sin embargo, hay dos momentos que guardo con especial cariño: una actuación multitudinaria en la Plaza de Guadalupe, en la primera celebración del Día de Extremadura, con el grupo Pueblo, compartiendo escenario con Luis Pastor, Pablo Guerrero y Pepe Extremadura; y otra en el Parque de Atracciones de Madrid, en aquel célebre concierto de Enrique Tierno Galván, cuando pronunció su famosa frase: “Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque...”. Allí estábamos, con el grupo Pueblo, ante miles de personas.
¿Alguna preferencia?
En cuanto a mis preferencias musicales, disfruto de casi todos los estilos, pero si tuviera que elegir, me quedaría con el pop de los 60, que marcó mi adolescencia, y, sin duda, con el jazz y el flamenco, géneros que me apasionan profundamente.
Escritor
¿Cómo surge la idea de escribir?
Mi incursión en la escritura surgió como una consecuencia natural de mi pasión por la lectura, otra de mis grandes aficiones. Soy un lector empedernido, casi adicto; sin un buen libro, la vida me parece incompleta.
¿Cómo comienza a escribir?
Hace años, di mis primeros pasos como corresponsal del Diario Extremadura, enviando crónicas deportivas y, más tarde, noticias de todo tipo. También he colaborado en varias revistas de ferias con artículos históricos. Sin embargo, fue hace unos cinco o seis años cuando me propuse escribir un relato corto para presentarlo a los premios González Castell. De ese desafío nació mi primer trabajo, “El rey breve”.
¿Qué temática tiene?
La historia siempre me ha fascinado, por lo que mi relato tiene un trasfondo histórico. Narra las vivencias de un personaje en la corte de Luis I, hijo de Felipe V, el primer Borbón que pisó España. Con un desenlace inesperado, la obra ha sido bien recibida por la crítica, lo que me llena de satisfacción y me motiva a seguir escribiendo.
¿Cuándo presenta la novela por primera vez?
La primera edición se presentó el 28 de diciembre de 2021 en la Biblioteca Municipal. Fue un regalo sorpresa de mis hijos, quienes no solo financiaron la publicación, sino que también me ayudaron en la corrección y en dar forma literaria a mis palabras. Posteriormente, salió una segunda edición, más cuidada y con una nueva portada, que he presentado recientemente en Puebla y Valdelacalzada con una gran acogida. Próximamente, haré una presentación en Lobón, con la que probablemente agote esta segunda edición.
¿Autores que le han influido?
Entre los escritores que más han influido en mi estilo destacan aquellos que han tratado temas históricos. Desde los clásicos, como Benito Pérez Galdós hasta autores contemporáneos, que son muchos y de gran calidad.
¿Proyectos venideros?
Actualmente, estoy inmerso en un nuevo proyecto, un libro que abordará un tema muy actual y polémico. Espero poder concluirlo con éxito.
Familia de artistas
Sus hijos también son artistas y amantes de la música ¿Qué instrumentos dominan?
Todos mis hijos han pasado por el Conservatorio de música de Montijo, y varias de mis hijas formaron parte durante años de la Banda de Música: Carmen como clarinetista, Livia con la flauta, Jéssica con la trompeta y el fliscorno, y Libertad con el clarinete y el requinto. Dámaso, por su parte, estudió piano varios años y más tarde, batería, en Madrid.
¿Cómo era el ambiente en su casa con tantas y tantos músicos?
En casa, la música siempre ha estado muy presente. Además, mi mujer, Carmen, canta extraordinariamente bien. Crecer en este ambiente musical ha marcado sin duda la formación de nuestros hijos.
Tiene verdaderos profesionales en casa…
Actualmente, Carmen y Jéssica se dedican profesionalmente a la música, con trayectorias tan extensas que se necesitaría una entrevista para detallarlas. Carmen ha estado de gira recientemente con Melendi y Cano. Jéssica estuvo de gira con Malú varios años y, actualmente, acompaña a Pablo López. Trabaja en el musical Mecano Experience además de tener otros tantos proyectos como el musical infantil Pinturilla y la Pandilla Vainilla. Livia, por su parte, es musicoterapeuta, socia fundadora de AEXMU, y trabaja para la Fundación Atrio, además de desarrollar diversos proyectos en hospitales y centros de día, llevando la musicoterapia a distintos colectivos.
Mis otros dos hijos, aunque siguen vinculados a la música, han optado por otros caminos profesionales. Dámaso es profesor de francés en Canarias y Libertad trabaja en una multinacional del mundo del videojuego en Dublín.