La decepción es un sentimiento que siempre duele
Me gusta mucho leer todo lo que llega a mis manos, ya sea un poema o un artículo que se te pone delante de las narices cuando estás metido en internet. Hace unos meses leí uno sobre la decepción y apenas le puse interés porque era algo que no pensé que entrara en mi planteamiento de vida. Sin embargo ahora, lo analizo desde otro punto de vista y la verdad es que estoy seguro que todos, a lo largo de nuestra vida, hemos experimentado en algún momento, una decepción. Porque… ¿quién no se ha sentido frustrado y con una sensación de rabia y tristeza cuando te ha fallado una de esas personas, que forman parte de tu círculo social, y que desde que la conoces la tenías infravalorada? Es, realmente muy doloroso encontrarte con una decepción de alguien que apreciamos o confiamos. No entra en nuestros planes y por esto, se nos llena el alma de unas emociones con las que nunca pensamos que tendríamos que aprender a digerir, como la tristeza, la desilusión y hasta la rabia. Sentimientos tan inesperados y dolorosos, que te trastorna tu bienestar emocional, especialmente cuando sentimos en nuestra propia piel que se nos ha tratado injustamente, vulnerando el cariño y la confianza que les habíamos ofrecido.
Estamos, la mayoría de las veces, tan convencidos de la lealtad, el cariño y la honestidad de las personas que, de una manera u otra, forman parte de nuestra vida que cuando, sin esperarlo, nos hieren o nos traicionan nos cuesta mucho poderlo asimilar y claro, aunque no contásemos con ello, la decepción entra a formar parte de nuestras vidas.
La confianza es un valor fundamental en una relación, ya sea amorosa o de amistad. Hasta ahí, perfecto. Pero si alguno rompe ese vínculo de confianza, y mucho menos sino lo esperas, es normal llegar a una situación de decepción total. ¿Inexplicable? ¡Sí!, pero ocurre y casi todos, por no decir todos, hemos pasado alguna vez por algo así.
Menos mal, que como dice el refranero popular: “No hay mal que cien años dure”. Frase que para mí significa que ante una decepción, lo primero que hay que hacer es tratar de quitarle importancia y a través de un sentimiento, como la esperanza, saber que esta situación no es duradera, tardará más o menos, pero lo que si es cierto que el tiempo cura todas las heridas.
Sinceramente creo, que después del sufrimiento de los primeros días, la vida te enseña a ser más fuerte y poco a poco, vas descubriendo que una decepción se puede convertir en una oportunidad para tu crecimiento personal. Esto es algo que yo creo firmemente porque hay una frase de Kamand Kojouri, que al menos para mí, lo resume perfectamente: “La decepción es una bendición. Si nunca hubieras estado decepcionado, nunca sabrías lo que es importante para ti”.
Me gusta mucho leer todo lo que llega a mis manos, ya sea un poema o un artículo que se te pone delante de las narices cuando estás metido en internet. Hace unos meses leí uno sobre la decepción y apenas le puse interés porque era algo que no pensé que entrara en mi planteamiento de vida. Sin embargo ahora, lo analizo desde otro punto de vista y la verdad es que estoy seguro que todos, a lo largo de nuestra vida, hemos experimentado en algún momento, una decepción. Porque… ¿quién no se ha sentido frustrado y con una sensación de rabia y tristeza cuando te ha fallado una de esas personas, que forman parte de tu círculo social, y que desde que la conoces la tenías infravalorada? Es, realmente muy doloroso encontrarte con una decepción de alguien que apreciamos o confiamos. No entra en nuestros planes y por esto, se nos llena el alma de unas emociones con las que nunca pensamos que tendríamos que aprender a digerir, como la tristeza, la desilusión y hasta la rabia. Sentimientos tan inesperados y dolorosos, que te trastorna tu bienestar emocional, especialmente cuando sentimos en nuestra propia piel que se nos ha tratado injustamente, vulnerando el cariño y la confianza que les habíamos ofrecido.
Estamos, la mayoría de las veces, tan convencidos de la lealtad, el cariño y la honestidad de las personas que, de una manera u otra, forman parte de nuestra vida que cuando, sin esperarlo, nos hieren o nos traicionan nos cuesta mucho poderlo asimilar y claro, aunque no contásemos con ello, la decepción entra a formar parte de nuestras vidas.
La confianza es un valor fundamental en una relación, ya sea amorosa o de amistad. Hasta ahí, perfecto. Pero si alguno rompe ese vínculo de confianza, y mucho menos sino lo esperas, es normal llegar a una situación de decepción total. ¿Inexplicable? ¡Sí!, pero ocurre y casi todos, por no decir todos, hemos pasado alguna vez por algo así.
Menos mal, que como dice el refranero popular: “No hay mal que cien años dure”. Frase que para mí significa que ante una decepción, lo primero que hay que hacer es tratar de quitarle importancia y a través de un sentimiento, como la esperanza, saber que esta situación no es duradera, tardará más o menos, pero lo que si es cierto que el tiempo cura todas las heridas.
Sinceramente creo, que después del sufrimiento de los primeros días, la vida te enseña a ser más fuerte y poco a poco, vas descubriendo que una decepción se puede convertir en una oportunidad para tu crecimiento personal. Esto es algo que yo creo firmemente porque hay una frase de Kamand Kojouri, que al menos para mí, lo resume perfectamente: “La decepción es una bendición. Si nunca hubieras estado decepcionado, nunca sabrías lo que es importante para ti”.