La diferencia entre tener manías y tener TOC
Tener manías y padecer un Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) no son lo mismo, aunque a menudo se utilicen como sinónimos en el lenguaje cotidiano. Mientras que las manías forman parte de la vida cotidiana de muchas personas, el TOC es un problema psicológico que puede ser profundamente incapacitante y doloroso.
Las manías, en general, son hábitos o preferencias personales que pueden parecer peculiares o específicos. Una persona puede preferir que los cojines del sofá estén siempre alineados de cierta manera, o evitar pisar las líneas de las baldosas por costumbre o incluso diversión. Estas manías, aunque a veces puedan parecer obsesivas, no suelen interferir significativamente en la vida diaria. De hecho, muchas veces forman parte de las pequeñas excentricidades que nos hacen únicos.
Por otro lado, el TOC es un trastorno caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos y persistentes que generan un nivel elevado de ansiedad o malestar.
Las compulsiones son comportamientos observables o mentales que la persona siente la necesidad de realizar para reducir esa ansiedad.
Imaginemos a dos personas para ilustrar esta diferencia.
1. Ana, con una manía: Ana siente que debe empezar su día colocando su taza favorita en el lado derecho de la mesa. Lo hace porque le da una sensación de orden y comodidad. Sin embargo, si alguien mueve la taza o no puede hacerlo un día, Ana se siente un poco incómoda, pero no pasa nada más. Sigue con su vida.
2. Luis, con TOC: Luis siente un miedo constante a que su familia sufra un accidente si no verifica diez veces que todas las puertas estén cerradas antes de salir de casa. Aunque es consciente de que este pensamiento es irracional, la ansiedad que siente si no realiza la comprobación es insoportable. Revisar las puertas consume gran parte de su tiempo y energía, hasta el punto de llegar tarde al trabajo o evitar salir de casa.
La gran diferencia radica en el impacto. Las manías no generan un malestar significativo ni afectan la funcionalidad de la persona. El TOC, en cambio, puede consumir la vida de quien lo padece, atrapándolo en un ciclo agotador de obsesiones y compulsiones.
Aunque es habitual utilizar estos términos de manera informal, es importante tener en cuenta las diferencias. Entender que una manía no es lo mismo que un TOC nos ayuda a no alarmarnos innecesariamente cuando alguien tiene un hábito peculiar.
Por otro lado, también nos invita a ser más cuidadosos y respetuosos con una persona que está sufriendo una auténtica obsesión.
Tener manías y padecer un Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) no son lo mismo, aunque a menudo se utilicen como sinónimos en el lenguaje cotidiano. Mientras que las manías forman parte de la vida cotidiana de muchas personas, el TOC es un problema psicológico que puede ser profundamente incapacitante y doloroso.
Las manías, en general, son hábitos o preferencias personales que pueden parecer peculiares o específicos. Una persona puede preferir que los cojines del sofá estén siempre alineados de cierta manera, o evitar pisar las líneas de las baldosas por costumbre o incluso diversión. Estas manías, aunque a veces puedan parecer obsesivas, no suelen interferir significativamente en la vida diaria. De hecho, muchas veces forman parte de las pequeñas excentricidades que nos hacen únicos.
Por otro lado, el TOC es un trastorno caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos y persistentes que generan un nivel elevado de ansiedad o malestar.
Las compulsiones son comportamientos observables o mentales que la persona siente la necesidad de realizar para reducir esa ansiedad.
Imaginemos a dos personas para ilustrar esta diferencia.
1. Ana, con una manía: Ana siente que debe empezar su día colocando su taza favorita en el lado derecho de la mesa. Lo hace porque le da una sensación de orden y comodidad. Sin embargo, si alguien mueve la taza o no puede hacerlo un día, Ana se siente un poco incómoda, pero no pasa nada más. Sigue con su vida.
2. Luis, con TOC: Luis siente un miedo constante a que su familia sufra un accidente si no verifica diez veces que todas las puertas estén cerradas antes de salir de casa. Aunque es consciente de que este pensamiento es irracional, la ansiedad que siente si no realiza la comprobación es insoportable. Revisar las puertas consume gran parte de su tiempo y energía, hasta el punto de llegar tarde al trabajo o evitar salir de casa.
La gran diferencia radica en el impacto. Las manías no generan un malestar significativo ni afectan la funcionalidad de la persona. El TOC, en cambio, puede consumir la vida de quien lo padece, atrapándolo en un ciclo agotador de obsesiones y compulsiones.
Aunque es habitual utilizar estos términos de manera informal, es importante tener en cuenta las diferencias. Entender que una manía no es lo mismo que un TOC nos ayuda a no alarmarnos innecesariamente cuando alguien tiene un hábito peculiar.
Por otro lado, también nos invita a ser más cuidadosos y respetuosos con una persona que está sufriendo una auténtica obsesión.






















