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Elisa Martín
Jueves, 05 de Diciembre de 2024 Actualizada Jueves, 05 de Diciembre de 2024 a las 13:19:24 horas

Las tragedias necesitan grandeza

Antes de la DANA de Valencia, varias semanas antes, cada vez que veía el telediario de mediodía yo acababa enfadada, harta, indignada.


Era increíble como todo el arranque del informativo, y varios minutos más, se ocupaban con las broncas políticas a nivel nacional. Estábamos como en bucle, con dos o tres temas recurrentes dando vueltas y vueltas, y todas las intervenciones que se escuchaban eran para tirarse los trastos a la cabeza y desprestigiarse unos a otros. Yo no dejaba de pensar que nos estamos equivocando al pagar una fortuna a personas que no dedican su tiempo a gestionar nuestra economía, educación, sanidad, servicios sociales, que es para lo que están ahí. Y que de forma manifiesta están enfocados a sus propios intereses y a los de su partido. Mi enfado era contra ellos y también contra nosotros, el resto de los ciudadanos, que consentimos que nos estén tomando el pelo de esta manera.


Después llegó la DANA, y todo esto tomó un cariz trágico. Porque se demostró que, ni unos ni otros, ni el gobierno regional ni el central han sabido reaccionar rápido a una situación tan terrible como la que han vivido más de 800.000 personas de 68 municipios. Un número escalofriante. Familias que han esperado durante más de tres días, con su vida deshecha, a que alguien apareciera. Y nadie acudió a ayudar a los heridos, a afrontar a los muertos, a llevar comida, agua, a socorrer a los niños, a los enfermos, a retirar todo el desastre que se había producido con el barro. Tampoco a proteger las casas de los delincuentes, de los ladrones, de los okupas (que son ladrones consentidos).No se acordonó la zona para ello, ni se organizó un contingente con toda la ayuda que hacía falta.

No hubo nada de eso. No hubo NADA. Esto es de una gravedad impresionante.

 

“La tragedia requiere grandeza”, leí hace poco. Ojalá hubiera habido una respuesta de la que nos pudiéramos sentir orgullosos. Pero no. La realidad es que estamos vendidos. Es alucinante.
 

Tras pocas semanas, en los que las escenas dantescas y las historias más duras fueron protagonistas, los informativos y las portadas de los periódicos han vuelto a lo de antes, a las peleas políticas, ahora también por la dana. Es duro lo que voy a decir, pero de verdad creo que somos tontos. Que hemos asumido esto como un mal necesario, del que no podemos salir. Seguiremos perdidos en este carrusel porque, a estas alturas, si no nos ha sacudido la tragedia de Valencia, es que estamos más anestesiados de lo que cabía esperar.

 

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