Educación y Melodía
Cada niñ@ nace con una preciada melodía dentro de si. Una melodía interior con el potencial del comienzo, de la ilusión, de la esperanza. Esta melodía va componiendo la banda sonora de la partitura de la vida, sonorizando la curiosidad y reavivando la pasión sonora. Pero hay momentos en los que está melodía corre el peligro de desafinarse, desde adentro y desde fuera. La afinación se puede perder por diferentes causas: por inseguridades personales, malas referencias sonoras, ruidos, … Aunque los niños puedan desafinarse, nunca estarán perdidos. Los educadores protegen esas melodías por encima de todo, junto con sus familias, atentas y cariñosa, junto con factores externos. Son los educadores quienes permanecen al lado de cada alumno, tanto en las alegrías de la vida, como en las tristezas. Estos “directores de orquestas” puedan ayudar y guiar, porque ellos compartem esa melodía de aprendizaje que suena bonito desde dentro. Estos maestros conocen el corazón del niñ@, valorando todo tipo de inteligencias , ayudando a cada uno de ellos a escalar por sus tonalidades, para llegar más alto y más lejos a lo largo del tiempo y hacerse protagonistas de los desafíos a lo largo de su objetivo de aprender, conocer y vivir desde sus talentos. Los educadores celebran los triunfos y los protegen en las tormentas sonoras, logrando mantener esa melodía bella y sonora.
Tenemos que volver la escucha hacia ellos, hacia los “directores de orquestas”, para agradecerles su pasión y mostrar nuestro reconocimiento por saber acompañarles con maestría desde la técnica y lo humano, desde la ciencia y el arte, por cuidar mentes y corazones.
Para mejorar nuestras escuelas, los auténticos auditorios del futuro de nuestra sociedad, debemos escuchar la melodía de nuestros educadores, diferentes, pero con un objetivo común: proteger el sonido de cada alumn@, con el don de saber cuál es el sonido apropiado para mantener cada sonido bello y único. Escuchemos a los educadores: ellos saben componer las mejores sinfonías para hacer un mundo mejor para todos. Ya podéis pasar … cerrad los ojos y abrid los oidos: 1, 2, 3 y…
PD: La música nos alegra, nos entristece, nos hace sentir, nos emociona...Cada uno de nosotros somos una melodía que hace vibrar a los demás. Hay que aprender a buscar en nuestro interior,
Y sacar nuestra melodía más bella, formando entre todos una sola sinfonía. Una melodía compartida que nos ayuda a ser más felices.
Sólo tenemos que aprender a escuchar con el corazón. Tu melodia, mi melodia…La nuestra …Todas son importantes... porque todos somos melodías de un mismo mundo.
Cada niñ@ nace con una preciada melodía dentro de si. Una melodía interior con el potencial del comienzo, de la ilusión, de la esperanza. Esta melodía va componiendo la banda sonora de la partitura de la vida, sonorizando la curiosidad y reavivando la pasión sonora. Pero hay momentos en los que está melodía corre el peligro de desafinarse, desde adentro y desde fuera. La afinación se puede perder por diferentes causas: por inseguridades personales, malas referencias sonoras, ruidos, … Aunque los niños puedan desafinarse, nunca estarán perdidos. Los educadores protegen esas melodías por encima de todo, junto con sus familias, atentas y cariñosa, junto con factores externos. Son los educadores quienes permanecen al lado de cada alumno, tanto en las alegrías de la vida, como en las tristezas. Estos “directores de orquestas” puedan ayudar y guiar, porque ellos compartem esa melodía de aprendizaje que suena bonito desde dentro. Estos maestros conocen el corazón del niñ@, valorando todo tipo de inteligencias , ayudando a cada uno de ellos a escalar por sus tonalidades, para llegar más alto y más lejos a lo largo del tiempo y hacerse protagonistas de los desafíos a lo largo de su objetivo de aprender, conocer y vivir desde sus talentos. Los educadores celebran los triunfos y los protegen en las tormentas sonoras, logrando mantener esa melodía bella y sonora.
Tenemos que volver la escucha hacia ellos, hacia los “directores de orquestas”, para agradecerles su pasión y mostrar nuestro reconocimiento por saber acompañarles con maestría desde la técnica y lo humano, desde la ciencia y el arte, por cuidar mentes y corazones.
Para mejorar nuestras escuelas, los auténticos auditorios del futuro de nuestra sociedad, debemos escuchar la melodía de nuestros educadores, diferentes, pero con un objetivo común: proteger el sonido de cada alumn@, con el don de saber cuál es el sonido apropiado para mantener cada sonido bello y único. Escuchemos a los educadores: ellos saben componer las mejores sinfonías para hacer un mundo mejor para todos. Ya podéis pasar … cerrad los ojos y abrid los oidos: 1, 2, 3 y…
PD: La música nos alegra, nos entristece, nos hace sentir, nos emociona...Cada uno de nosotros somos una melodía que hace vibrar a los demás. Hay que aprender a buscar en nuestro interior,
Y sacar nuestra melodía más bella, formando entre todos una sola sinfonía. Una melodía compartida que nos ayuda a ser más felices.
Sólo tenemos que aprender a escuchar con el corazón. Tu melodia, mi melodia…La nuestra …Todas son importantes... porque todos somos melodías de un mismo mundo.