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Elisa Martín
Martes, 03 de Septiembre de 2024 Actualizada Martes, 03 de Septiembre de 2024 a las 13:27:51 horas

Ser flexible para vivir mejor

Que la vida es un cambio constante es una realidad indiscutible. Cada día aparecen a nuestro alrededor nuevas variantes, asuntos que van y vienen, problemas que aparecen, soluciones que llegan, temas que nos sorprenden, personas que se acercan y otras que se alejan. Enfermedades, inconvenientes, preocupaciones… pero también aciertos, celebraciones y buenas noticias. En general, todo está fuera de nuestro control, salvo pequeñas parcelas personales dónde podemos tomar decisiones. En ese escenario, una mente rígida es una infelicidad constante, porque trata de adaptar el mundo a su pequeña cuadrícula. Y eso es imposible. Su característica es la resistencia al cambio, el afán de tener razón, la falta de escucha a otras opiniones, a hechos probados...Una falta de adaptabilidad que que acaba afectando a la salud física y mental.
Las personas de mente flexible hacen justo lo contrario. Observar y adaptarse a la realidad, bailar con las circunstancias para dar un enfoque más acertado a los retos, a los desafíos. Su percepción es más optimista, se ven capaces de afrontar bien los problemas y de colaborar con su entorno. Tienen más confianza y miran la vida abriéndose a las nuevas experiencias que van llegando.
Aunque hay una tendencia a ser flexibles o rígidos, seguro que todos nosotros hemos experimentado en nuestras propias carnes las dos tendencias. Hay veces que nos cuadramos, que exigimos que las cosas se hagan a nuestra manera, que ponemos nuestras expectativas encima de la mesa para que se cumplan, que criticamos y juzgamos a todos los que ven las cosas distintas. Y de paso nos ponemos exigentes, nos enfadamos, estresamos y generamos un ambiente tenso que va en contra de nuestra salud y afecta a las personas de nuestro entorno. Por el contrario, cuando soltamos el afán de control, tratamos de entender las circunstancias y activamos la empatía nos sentimos más felices, más livianos, más valientes. Perdemos el miedo y nos adaptamos a la vida y a la realidad.
Realmente todo está en nuestro pensamiento, en las ideas que vamos elaborando sobre nuestras experiencias. Y, en este sentido, entender que las cosas no son negras o blancas, que hay muchos tonos de grises nos hará vivir más tranquilos, ser personas más alegres y creativas. Es una forma excelente de cuidarnos y sumar a nuestro entorno. Decía Einstein que las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino las que mejor se adaptan al cambio. Ser flexibles para ser felices, para vivir mejor. Ésa es mi propuesta.

 

 

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