La crisis económica que venimos padeciendo desde hace ya varios años, ha ocasionado la desaparición de muchas pequeñas y medianas empresas por motivos económicos, al no poder hacer frente a sus deudas..
La pandemia de la COVID vino a rematar a todas aquellas empresas, pequeñas y medianas, que ya se encontraban en la cuerda floja.
Entre esas empresas, la gran mayoría de las que desparecieron, eran autónomos que regentaban un pequeño negocio. Muchos de ellos, para salvar el negocio, se endeudaron, no ya con los bienes y derechos del negocio, sino con sus bienes personales, concertando préstamos personales o hipotecarios, cuyos importes iban en su totalidad al negocio, esperando que vinieran tiempo mejores que les permitieran saldar sus deudas.
Sin embargo, las cosas no fueron a mejor, sino a peor y ello ocasionó la ruina de muchos pequeños empresario o autónomos que vieron como se les privaba de todo lo que habían conseguido, hasta ese momento, incluso perdiendo sus casas por los impagos de las hipotecas.
Pero ya, unos años antes de declararse la Pandemia, el Gobierno de entonces, intentando paliar de alguna manera estos efectos indeseables, los que ya se habían producido y los que se auguraban, promulgó en 2015 la Ley conocida como de Segunda Oportunidad.
Esta ley lo que vino a instituir es que, las conocidas suspensiones de pagos, que solo se aplicaban a las empresas, pudieran verse beneficiados por ellas, las personas físicas.
Esta ley permite que aquellas personas físicas o pequeños autónomos que se han endeudado en exceso, se les perdonen todas sus deudas. Da igual que provengan de proveedores, préstamos personales, tarjetas de crédito, etc. Todas sus deudas son perdonadas, e incluso consiguen salir de los registros de morosos.
Hay no obstante alguna excepción, pues las deudas de Hacienda y de la Seguridad Social no se perdonan en su totalidad porque así lo dice la Ley, pero ya ha habido Jueces que han elevado esta cuestión al Tribunal Europeo porque lo consideran injusto.
Para acogerse a esta Ley, hay que cumplir una serie de requisitos que tampoco son muy exigentes. No se los detallo aquí porque no me dan espacio en esta Tribuna como para ello, pero si quieren más información, busquen en Internet la Ley de segunda Oportunidad y si ven que cumplen los requisitos, que ya digo, no son muy exigentes, pueden acogerse a esa Ley, y, si se han endeudado en exceso, es evidente que no van a tener dinero para pagar un Abogado, pues es obligatorio, pero lo que si pueden hacer es solicitar la Justicia Gratuita y el Colegio de Abogados al que pertenezca su domicilio les nombrará uno sin coste alguno.