Mar de lágrimas
Escribí un poema hace muchos años titulado: “Miedo” y siento vergüenza y una terrible tristeza al comprobar que aún sigue de actualidad. Es doloroso y muy lamentable, reconocer que la paz en el mundo está, desgraciadamente, gravemente amenazada. Es más, una vez más que toco este tema siento como, mientras escribo este artículo, muchos países están padeciendo los horrores de la guerra. Miedo, sufrimiento y desesperación que ni entienden ni aceptan, convirtiendo sus vidas en un manantial de lágrimas.
Algo tan horrible como es la sinrazón de las guerras y sus terribles consecuencias, al ciudadano de a pie, la primera sensación que nos produce es miedo.
“De ver vidas masacradas me duele el alma y el cuerpo.
¡Se está matando la paz y yo me muero de miedo!
¡MIEDO! de tanta injusticia. ¡MIEDO! de los intereses necios. ¡MIEDO! de los fanáticos locos...¡MIEDO! ¡MIEDO!
Y lo vamos aceptando impotentes en silencio, con gritos mudos ahogados por la imagen de los muertos. Yo quiero buscar la paz para que vivan los pueblos y mando cien mil palomas, y grito cien mil consejos pero... la locura se resiste y yo me muero de miedo”.
Los seres humanos estamos padeciendo, o viendo, tantas guerras inútiles, tantas imágenes crueles... que terminaremos haciéndonos insensible, situación que me da miedo solamente pensarlo, o terminaremos locos por tanta impotencia.
Lo que estamos viviendo últimamente es la cruel y dura realidad del poder. No entra en mi cabeza que alguien pueda provocar una guerra y pueda dormir tranquilo mientras millones de personas ven como mueren sus seres queridos, gente inocente que padecen la destrucción de sus hogares, de sus vidas y se ven obligadas a huir de su tierra.
Me estremezco solo de pensar como están viviendo millones de niños y niñas este terror que les ha tocado vivir. Niños y niñas que por culpa de las guerras están perdiendo su infancia y lo que es aún peor, sus vidas.
El horror no conoce límites en las guerras. Todo lo mueve los hilos de una violencia que deben vivir día tras días, con situaciones de una crudeza tan fuerte que conlleva un efecto devastador, con consecuencias a veces irreversibles.
Siento pánico con esos relatos e imágenes durísimas repletas de agresividad, violencia y muerte. Imágenes que que se nos cuelas por los ojos, sin veladura posible, capaces de hacer que se nos rompa el alma. Y termino con una frase de Andrew Bonar Law: “No existe la guerra inevitable. Si llega es por fallo del hombre”.
Escribí un poema hace muchos años titulado: “Miedo” y siento vergüenza y una terrible tristeza al comprobar que aún sigue de actualidad. Es doloroso y muy lamentable, reconocer que la paz en el mundo está, desgraciadamente, gravemente amenazada. Es más, una vez más que toco este tema siento como, mientras escribo este artículo, muchos países están padeciendo los horrores de la guerra. Miedo, sufrimiento y desesperación que ni entienden ni aceptan, convirtiendo sus vidas en un manantial de lágrimas.
Algo tan horrible como es la sinrazón de las guerras y sus terribles consecuencias, al ciudadano de a pie, la primera sensación que nos produce es miedo.
“De ver vidas masacradas me duele el alma y el cuerpo.
¡Se está matando la paz y yo me muero de miedo!
¡MIEDO! de tanta injusticia. ¡MIEDO! de los intereses necios. ¡MIEDO! de los fanáticos locos...¡MIEDO! ¡MIEDO!
Y lo vamos aceptando impotentes en silencio, con gritos mudos ahogados por la imagen de los muertos. Yo quiero buscar la paz para que vivan los pueblos y mando cien mil palomas, y grito cien mil consejos pero... la locura se resiste y yo me muero de miedo”.
Los seres humanos estamos padeciendo, o viendo, tantas guerras inútiles, tantas imágenes crueles... que terminaremos haciéndonos insensible, situación que me da miedo solamente pensarlo, o terminaremos locos por tanta impotencia.
Lo que estamos viviendo últimamente es la cruel y dura realidad del poder. No entra en mi cabeza que alguien pueda provocar una guerra y pueda dormir tranquilo mientras millones de personas ven como mueren sus seres queridos, gente inocente que padecen la destrucción de sus hogares, de sus vidas y se ven obligadas a huir de su tierra.
Me estremezco solo de pensar como están viviendo millones de niños y niñas este terror que les ha tocado vivir. Niños y niñas que por culpa de las guerras están perdiendo su infancia y lo que es aún peor, sus vidas.
El horror no conoce límites en las guerras. Todo lo mueve los hilos de una violencia que deben vivir día tras días, con situaciones de una crudeza tan fuerte que conlleva un efecto devastador, con consecuencias a veces irreversibles.
Siento pánico con esos relatos e imágenes durísimas repletas de agresividad, violencia y muerte. Imágenes que que se nos cuelas por los ojos, sin veladura posible, capaces de hacer que se nos rompa el alma. Y termino con una frase de Andrew Bonar Law: “No existe la guerra inevitable. Si llega es por fallo del hombre”.