Curro miraba a su abuelo que, sentado en su escritorio de toda la vida, sin ordenador, sin Tablet, sin bolígrafo y con el lápiz que le iba a acompañar toda su vida, parecía estar escribiendo una carta de esas que se escribían antiguamente y en la que los sentimientos quedaban impresos entre los márgenes del papel.
Curro preguntó:
-Abuelo, ¿estás escribiendo alguna historia de las que nos pasó a los dos? ¿Es quizás una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, levantó su mirada, sonrió y se dirigió al nieto:
-Curro, escribo sobre ti, es cierto, pero hoy quiero que te fijes más en el instrumento que utilizo para dejar constancia de nuestros recuerdos. Hoy más importante que lo que aquí digo, es el lápiz con el que lo estoy describiendo y me gustaría que el día de mañana tú fueses como él cuando seas adulto.
Curro miraba el lápiz intrigado, pero no veía en él nada especial.
-Abuelo, no me tomes el pelo, ¡este lápiz es igual a todos los que he visto en mi vida!
-Todo depende del modo en que miras las cosas, Curro. Este lápiz tiene cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo.
Primera cualidad. Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides que una mano nos guía. Unos la llaman Dios, otros, conciencia y, otros, destino, pero todos nos conducen a su voluntad.
Segunda: A veces se necesita dejar de escribir y usar el sacapuntas. El lápiz sufre un poco, pero está más afilado. Deberás ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz permite usar goma para borrar aquello que hemos hecho mal. Corregir algo que no hicimos bien no es algo malo, sino algo importante para hacer justicia a nuestros actos.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por lo tanto, cuida siempre lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz es que por donde pasa siempre deja huella.
De la misma manera, todo lo que hagas en la vida dejará trazos, intenta ser consciente de cada acción, así tendrás limpia tu conciencia.

(visión personal de un relato de Paulo Coelho)
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