La puerta del misterio en Extremadura está en Lobón
![[Img #97757]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/12_2023/808_fb_img_1702505606453.jpg)
“Si la causa no está aquí tiene que estar en otro lado”. Es una frase del escritor y parapsicólogo Germán de Argumosa que bien podría ser de Diego Martín Romero, quien lleva más de una década investigando, desde Lobón, aquello para lo que la ciencia no tiene una respuesta clara.
Diego nace en 1978, una época en la que destacan nombres como J.J. Benítez, Fernando Jiménez del Oso o el propio Argumosa, programas como Mas Allá o historias sin explicación aparente como las misteriosas “Caras de Bélmez”. Un contexto fascinante y lleno de preguntas que despiertan en Diego la curiosidad por el misterio.
Una inquietud que fue creciendo para acabar materializándose en 2010 en Gipex, el Grupo de Investigación Parapsicológica Extremadura, de la que Martín Romero es presidente, además de ser delegado en Extremadura de la Sociedad Nacional de Parapsicología.
Y es que precisamente de la mano de un grupo de loboneros es desde donde nace toda esta historia. Es allí, en Lobón, donde Diego junto a su amigo Jaime Arias y otros conocidos con interés por el misterio ponen en marcha un podcast “La Puerta del Misterio”, desde donde van dando a conocer sus investigaciones. Y prácticamente de la mano de este programa de donde surge la idea de fundar Gipex, una asociación sin ánimo de lucro para el estudio y la investigación de todo lo relacionado con la Parapsicología y los fenómenos paranormales.
Gipex está formado actualmente por siete personas: María Martín, Federico Álvarez, Diego Pérez, Daniel Tanco, Yaiza Montero, Jaime Arias y el propio Diego Martín, todos de Lobón, Montijo y Badajoz.
Juntos han recorrido muchos escenarios dentro y fuera de nuestra región, el aeródromo militar, la Casa Museo Árabe de Cáceres, Belchite, casas abandonadas o en ruinas donde la gente asegura que ocurren cosas… lugares en los que han recogido datos con los que trabajar en sus investigaciones, centrándose principalmente en lo que se llama “transcomunicación instrumental” para captar psicofonías o parafonías.
Diego nos explica que las psicofonías son sonidos y voces electrónicas que se quedan registradas en grabadoras, tanto analógicas como digitales, sin una causa aparente. “Es cuestión de energía”, señala. “Todos nosotros somos energía, y ya sabemos eso de ‘ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma’. ¿La duda es qué ocurre con nosotros, con nuestra energía al morir? ¿En qué se transforma? ¿Es esa energía capaz de comunicarse con nosotros a través de voces? ¿O quizás hay otra dimensión más allá de la nuestra?”. Preguntas para las que no tiene respuesta. No puede decir de dónde proceden estos sonidos, no se atreve a llamarlos espíritus, porque no tiene la certeza, lo que sí asegura es que son voces inteligentes, que contestan a menudo a las preguntas que se les hace, y que incluso llaman al interlocutor por su nombre.
Nos habla de historias vividas para las que no tiene respuesta: “Además de las psicofonías, hemos visto objetos que han salido volando ante nuestros ojos sin causa aparente. Una puerta rota en el suelo que se levantó medio metro del suelo, sola, de la nada, para volver a caer. Bajadas de temperaturas bruscas en cuestión de segundos, a esto se llama termogénesis… En dos ocasiones, y esto lo tenemos documentado, hemos presenciado cómo algo atacaba a dos personas que nos acompañaron en una investigación". Por eso insiste en la importancia de ser rigurosos y muy respetuosos en sus salidas, “nunca sabes a qué te estás enfrentando”. Y critica, por este mismo motivo, el “circo” que crean muchas personas en torno a la parapsicología y al misterio: “Sólo tienes que dar una vuelta en redes sociales para comprobar cuántos grupos hay de gente que supuestamente investiga, pero que sólo buscan visitas, “likes”… sólo buscan beneficio propio y consiguen que la gente sienta escepticismo sobre las investigaciones. Nosotros no ganamos nada. Invertimos nuestro tiempo libre y nuestros recursos para comprar el material que usamos porque es algo que nos apasiona, sin más”.
Y con esa pasión comparten su trabajo a través de sus redes sociales, en su canal de Youtube y en el podcast que graban como divulgadores del misterio, haciendo llegar a todos cuantos se preguntan sobre estos enigmas el contenido de sus experiencias.
La puerta hacia lo desconocido en Extremadura, se abre desde Lobón.
![[Img #97758]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/12_2023/4007_fb_img_1702505616437.jpg)
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“Si la causa no está aquí tiene que estar en otro lado”. Es una frase del escritor y parapsicólogo Germán de Argumosa que bien podría ser de Diego Martín Romero, quien lleva más de una década investigando, desde Lobón, aquello para lo que la ciencia no tiene una respuesta clara.
Diego nace en 1978, una época en la que destacan nombres como J.J. Benítez, Fernando Jiménez del Oso o el propio Argumosa, programas como Mas Allá o historias sin explicación aparente como las misteriosas “Caras de Bélmez”. Un contexto fascinante y lleno de preguntas que despiertan en Diego la curiosidad por el misterio.
Una inquietud que fue creciendo para acabar materializándose en 2010 en Gipex, el Grupo de Investigación Parapsicológica Extremadura, de la que Martín Romero es presidente, además de ser delegado en Extremadura de la Sociedad Nacional de Parapsicología.
Y es que precisamente de la mano de un grupo de loboneros es desde donde nace toda esta historia. Es allí, en Lobón, donde Diego junto a su amigo Jaime Arias y otros conocidos con interés por el misterio ponen en marcha un podcast “La Puerta del Misterio”, desde donde van dando a conocer sus investigaciones. Y prácticamente de la mano de este programa de donde surge la idea de fundar Gipex, una asociación sin ánimo de lucro para el estudio y la investigación de todo lo relacionado con la Parapsicología y los fenómenos paranormales.
Gipex está formado actualmente por siete personas: María Martín, Federico Álvarez, Diego Pérez, Daniel Tanco, Yaiza Montero, Jaime Arias y el propio Diego Martín, todos de Lobón, Montijo y Badajoz.
Juntos han recorrido muchos escenarios dentro y fuera de nuestra región, el aeródromo militar, la Casa Museo Árabe de Cáceres, Belchite, casas abandonadas o en ruinas donde la gente asegura que ocurren cosas… lugares en los que han recogido datos con los que trabajar en sus investigaciones, centrándose principalmente en lo que se llama “transcomunicación instrumental” para captar psicofonías o parafonías.
Diego nos explica que las psicofonías son sonidos y voces electrónicas que se quedan registradas en grabadoras, tanto analógicas como digitales, sin una causa aparente. “Es cuestión de energía”, señala. “Todos nosotros somos energía, y ya sabemos eso de ‘ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma’. ¿La duda es qué ocurre con nosotros, con nuestra energía al morir? ¿En qué se transforma? ¿Es esa energía capaz de comunicarse con nosotros a través de voces? ¿O quizás hay otra dimensión más allá de la nuestra?”. Preguntas para las que no tiene respuesta. No puede decir de dónde proceden estos sonidos, no se atreve a llamarlos espíritus, porque no tiene la certeza, lo que sí asegura es que son voces inteligentes, que contestan a menudo a las preguntas que se les hace, y que incluso llaman al interlocutor por su nombre.
Nos habla de historias vividas para las que no tiene respuesta: “Además de las psicofonías, hemos visto objetos que han salido volando ante nuestros ojos sin causa aparente. Una puerta rota en el suelo que se levantó medio metro del suelo, sola, de la nada, para volver a caer. Bajadas de temperaturas bruscas en cuestión de segundos, a esto se llama termogénesis… En dos ocasiones, y esto lo tenemos documentado, hemos presenciado cómo algo atacaba a dos personas que nos acompañaron en una investigación". Por eso insiste en la importancia de ser rigurosos y muy respetuosos en sus salidas, “nunca sabes a qué te estás enfrentando”. Y critica, por este mismo motivo, el “circo” que crean muchas personas en torno a la parapsicología y al misterio: “Sólo tienes que dar una vuelta en redes sociales para comprobar cuántos grupos hay de gente que supuestamente investiga, pero que sólo buscan visitas, “likes”… sólo buscan beneficio propio y consiguen que la gente sienta escepticismo sobre las investigaciones. Nosotros no ganamos nada. Invertimos nuestro tiempo libre y nuestros recursos para comprar el material que usamos porque es algo que nos apasiona, sin más”.
Y con esa pasión comparten su trabajo a través de sus redes sociales, en su canal de Youtube y en el podcast que graban como divulgadores del misterio, haciendo llegar a todos cuantos se preguntan sobre estos enigmas el contenido de sus experiencias.
La puerta hacia lo desconocido en Extremadura, se abre desde Lobón.
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