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Elisa Martín
Martes, 05 de Diciembre de 2023 Actualizada Martes, 05 de Diciembre de 2023 a las 11:42:37 horas

Hablar bien con los hijos en la separación


Me cuentan el caso de tres hermanos, el pequeño de 5 años. Me hace el relato su joven tía con el alma rota. Quiere a sus sobrinos con locura. Para toda la familia cada uno de esos niños ha sido una alegría y un compromiso. Ha disfrutado de ellos desde que nacieron. Los ha cuidado, les ha hecho planes divertidos, les ha dado también su parte de educación como tía. Como dice José Antonio Marina, basándose en un proverbio africano, para educar a un niño hace falta la tribu entera. Cada uno pone su granito de arena y eso es toda una riqueza.

 

Cuando llegó la separación de su hermano y su mujer, les resultó doloroso, pero lo entendieron. Con una relación cada vez más fría entre ellos, ya se veía venir, ya se intuía que una remontada era difícil. Lo que no se imaginaban fue lo que pasó después. Porque los problemas de la pareja rota se estrellaron contra sus propios hijos. Y ellos desde entonces se mueven en una guerra a cuchillo, ahora agravada por terceras personas, otras parejas que han entrado en escena. Y sus emociones crujen casi a diario.

 

En una casa se les prohíbe hablar de su padre y en la otra, si nombran a su madre, escuchan de ella verdaderas barbaridades. Con lo cuál han aprendido a callar, a oler el peligro casi de forma permanente. También se monta la batalla en la casa contraria si llevan encima algo que su padre o su madre les han comprado, teniendo que sufrir episodios verdaderamente vejatorios y fuertes para las edades que tienen. Los niños están sufriendo, ven como los dos pilares que tendrían que sostener su vida se les vienen abajo. Y empiezan a tener miedo, pesadillas, inseguridades. Se les cae la autoestima y la confianza porque perciben un peligro constante a su alrededor.

 

Casos de estos conocemos cientos. Y creo que es una gran tragedia que está viviendo nuestra sociedad, sin que veamos la manera de poner remedio. Esos padres que han querido a sus hijos con locura los convierten ahora en el saco de boxeo donde vuelcan toda la frustración de una nueva etapa que no son capaces de asumir.  Y eso va a tener consecuencias muy serias a medida que pasen los años. Ya las está teniendo, de hecho.
 

Me atrevo a pedir que, por favor, despierten y se den cuenta que, de una manera o de otra, siguen siendo tribu. Proteger, educar, apoyar y dar cariño a nuestros hijos es un legado que es para siempre, para cada día. Independientemente de las circunstancias, tenemos la misión de acompañarlos de la mejor manera hacia su futuro.

 

Y que los hijos, el día de mañana, miren con orgullo lo que su padre y su madre les han enseñado con su ejemplo. Será su mejor herencia. Para formar buenas personas hace falta una buena comunicación familiar. 

 

Elisa Martín es periodista y coach de comunicación y oratoria

 

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