Recordando al Platanito
Blas Romero González conocido como “el Platanito” fue un torero que nació en Castuera, pueblo de nuestra querida Extremadura, en 1945, por lo que hoy tendría 78 años. Pasó los primeros años de su vida en un hospicio y después en un correccional. A los 15 años se marchó de su casa en busca de fortuna y acabó siendo con el nombre de Platanito un novillero y matador de toros convirtiéndose en uno de los más populares y afamados de la época, hasta llegó a hacer películas de cine. Su paso por los ruedos fue muy efímero, ya que siempre iba descontrolado, hasta se metía en los chiqueros si el bicho se le resistía, incluso se montaba en el lomo del toro y se atrevía a besarle el hocico.
La historia del personaje Blas Romero, el platanito, que su sueño se hizo realidad y se coreó en las plazas más grandes con figuras como: Paló Molinares y el Cordobés. También fue el padrino de alternativa de José Sáez “el Otro”. Pero los triunfos de la década de los 70 acabaron en el olvido y retirado de su actividad de torero y cómico, Blas tuvo que ganarse las lentejas, trabajando en lo que pudo; repartió propaganda por los buzones, descargó camiones de fruta en varios mercados, uno de ellos el de Abastos, hasta que por fin acabó vendiendo de forma ambulante loterías en la ciudad de Madrid sobre todo lo solían ver por el barrio del Pilar, aunque quiso entrar como barrendero en el ayuntamiento de Madrid sin encontrar la oportunidad. No obstante, deja el recuerdo de haber sido uno de los espadas más queridos del universo taurino. Lo ayudaron mucho los hermanos Dominguín al principio de su carrera cumpliendo muchas de sus ilusiones, pues por esas fechas ya se alojaba en el hotel Victoria de Madrid y cobraba hasta más de 2000 pesetas por novillada, llegando a torear casi un centenar en la temporada, después, una vez que tomó la alternativa el dinero le entraba sin problema por la puerta, pero este duraba muy poco en sus manos, aunque él en sus declaraciones dice que hubo personas que se montaron en el carro de la fama y le engañaban y robaban mucho dinero. Los éxitos empezaron a flaquear como hemos mencionado anteriormente, y se pasó al toreo como espectáculo, montando su propia función con diez enanos toreros y José Ortega Cano era el que hacía la parte seria del espectáculo. Convirtiéndose en ídolo más tarde. Después se vio en varias ocasiones con Ortega y siempre lo ignoró. Hay que apuntar que nunca fue amante de las drogas o el alcohol pero si de las mujeres. Sufrió numerosas cornadas, sobre todo siete de ellas fueron muy fuertes dejando profundas marcas en su cuerpo. Y él contaba que había llorado mucho a lo largo de su vida. Finalmente, murió un 29 de diciembre y sus compañeros lo han recordado en varias ocasiones con actos benéficos en Jerez de la Frontera para aliviar su situación familiar.
Blas Romero González conocido como “el Platanito” fue un torero que nació en Castuera, pueblo de nuestra querida Extremadura, en 1945, por lo que hoy tendría 78 años. Pasó los primeros años de su vida en un hospicio y después en un correccional. A los 15 años se marchó de su casa en busca de fortuna y acabó siendo con el nombre de Platanito un novillero y matador de toros convirtiéndose en uno de los más populares y afamados de la época, hasta llegó a hacer películas de cine. Su paso por los ruedos fue muy efímero, ya que siempre iba descontrolado, hasta se metía en los chiqueros si el bicho se le resistía, incluso se montaba en el lomo del toro y se atrevía a besarle el hocico.
La historia del personaje Blas Romero, el platanito, que su sueño se hizo realidad y se coreó en las plazas más grandes con figuras como: Paló Molinares y el Cordobés. También fue el padrino de alternativa de José Sáez “el Otro”. Pero los triunfos de la década de los 70 acabaron en el olvido y retirado de su actividad de torero y cómico, Blas tuvo que ganarse las lentejas, trabajando en lo que pudo; repartió propaganda por los buzones, descargó camiones de fruta en varios mercados, uno de ellos el de Abastos, hasta que por fin acabó vendiendo de forma ambulante loterías en la ciudad de Madrid sobre todo lo solían ver por el barrio del Pilar, aunque quiso entrar como barrendero en el ayuntamiento de Madrid sin encontrar la oportunidad. No obstante, deja el recuerdo de haber sido uno de los espadas más queridos del universo taurino. Lo ayudaron mucho los hermanos Dominguín al principio de su carrera cumpliendo muchas de sus ilusiones, pues por esas fechas ya se alojaba en el hotel Victoria de Madrid y cobraba hasta más de 2000 pesetas por novillada, llegando a torear casi un centenar en la temporada, después, una vez que tomó la alternativa el dinero le entraba sin problema por la puerta, pero este duraba muy poco en sus manos, aunque él en sus declaraciones dice que hubo personas que se montaron en el carro de la fama y le engañaban y robaban mucho dinero. Los éxitos empezaron a flaquear como hemos mencionado anteriormente, y se pasó al toreo como espectáculo, montando su propia función con diez enanos toreros y José Ortega Cano era el que hacía la parte seria del espectáculo. Convirtiéndose en ídolo más tarde. Después se vio en varias ocasiones con Ortega y siempre lo ignoró. Hay que apuntar que nunca fue amante de las drogas o el alcohol pero si de las mujeres. Sufrió numerosas cornadas, sobre todo siete de ellas fueron muy fuertes dejando profundas marcas en su cuerpo. Y él contaba que había llorado mucho a lo largo de su vida. Finalmente, murió un 29 de diciembre y sus compañeros lo han recordado en varias ocasiones con actos benéficos en Jerez de la Frontera para aliviar su situación familiar.