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Lucas Navareño
Lunes, 06 de Noviembre de 2023 Actualizada Lunes, 06 de Noviembre de 2023 a las 13:34:50 horas

Lo que la sociedad nos esconde

Sorprende en este mundo en el que vivimos que cuando somos niños deseamos crecer rápido y cuando hemos crecido, soñamos con volver a nuestra niñez. Durante nuestro período laboral perdemos la salud para conseguir tener dinero, y cuando por fin conseguimos reunir algo de dinero, tenemos que gastarlo en recuperar la salud perdida. Vivimos pensando ansiosamente en el futuro, lo que impide que vivamos el presente ¿y qué conseguimos? ni vivimos el presente, ni vivimos el futuro.
Hay cuestiones que deberían enseñarnos nuestros padres y que deberían reforzarse en los centros educativos. La primera, el tiempo que nos cuesta construir la confianza y unos segundos nos bastan para conseguir destruirla. Pasamos mucho tiempo pensando en las cosas de valor que tenemos en nuestras vidas, y olvidamos que lo verdaderamente importante es a quien tenemos en ella. Nos enseñan a competir comparándonos con los demás, y olvidamos que siempre vamos a encontrar junto a nosotros a alguien mejor o peor y, eso, no nos sirve para mejorar. Tenemos la lista Forbes para “mostrarnos” quienes son los más ricos del mundo, olvidando que el más rico es el que menos necesita y que con el dinero se puede comprar todo menos la salud y la felicidad. Tampoco aprendemos que cuando estamos molestos, tenemos todo el derecho a estarlo, pero eso no nos da derecho a molestar a quienes nos rodea. Que para los sueños que tenemos no necesitamos alas, más bien piernas para saber movernos en todo momento en la tierra.
Debemos saber cuan importante es callar, lo que nos hace dueños de nuestras palabras y esclavos de aquello que hemos dicho. Aprender que la verdadera felicidad no es lograr nuestras metas sino aprender a ser felices con lo que tenemos. Que tratar con indiferencia a las personas que quieres por el mero hecho de que actúen como no esperabas, es la mejor manera de despreciarlas de forma directa, de abrir heridas y, que la mejor forma de solucionar ese problema es hablar hasta llegar a un buen acuerdo. Que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente. Y que hay que aprender que amar y querer no son sinónimos, sino antónimos ya que cuando se quiere, se exige todo, y cuando se ama, se entrega todo.
Poco de lo que antecede lo aprendemos en casa, y ni lo refuerzan en la escuela. Nos rodea la competitividad desde pequeños. En el colegio competimos por notas, en el trabajo por ascenso, en la jubilación por la sombrilla en primera línea de playa… Pasamos la vida proclamando la ayuda al prójimo a los cuatro vientos y en cuanto el prójimo nos da la espalda, le soltamos la puñalada. Y al final, olvidamos lo más importante. Somos ricos cuando tenemos salud. Todo lo demás es lujo. [email protected]

 

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