Sábado, 20 de Septiembre de 2025

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Auxiliadora Correa Zamora | 190
Lunes, 06 de Noviembre de 2023 Actualizada Lunes, 06 de Noviembre de 2023 a las 13:33:50 horas

Futuro inquietante

Tanto el PP como el PSOE se posicionaron claramente en contra de la amnistía antes de las elecciones y mostraron su compromiso de no borrar los delitos contra la integridad de España y por malversación de fondos públicos, pero las tornas parecen haber cambiado tras las elecciones porque Pedro Sánchez necesita los votos independentistas para seguir en La Moncloa.
No hace falta ser un experto jurista para concluir que la amnistía es una aberración democrática porque la amnistía no es por la reconciliación, es simplemente un chalaneo por la conveniencia de una persona que quiere seguir siendo presidente del Gobierno. Se nos intenta vender que estamos ante un acuerdo de Estado cuando es justamente todo lo contrario: un acuerdo contra el Estado y contra los españoles.
La preocupación de Sánchez no es ni Europa, ni España, sino únicamente volver a ser presidente cueste lo que cueste y al precio que sea. No conviene olvidar que después de las elecciones del 23-J se pusieron encima de la mesa propuestas constitucionales de centralidad y moderación, pero el líder del PSOE las rechazó porque prefiere alcanzar una mayoría alternativa sin importarle el coste para el país. El único protagonista de esta película de terror, cuyos capítulos vamos conociendo cada día, es el independentismo donde Pedro Sánchez es un mero actor de invitado esperando a que finalmente Puigdemont cual emperador romano dicte sentencia con el pulgar hacia arriba o hacia abajo.
Sánchez está perdiendo a todas luces la gran oportunidad que supone la presidencia de turno de la UE porque solo le preocupa su currículum personal por lo que en Europa ni se cuenta con el Gobierno español ni se le espera porque el presidente en funciones está dedicado en cuerpo y alma a la amnistía y a negociar con la extrema izquierda, con los independentistas y con los herederos políticos de ETA.
La gran paradoja y el gran drama que vivimos en estos tiempos de zozobra es que todo lo que va a ocurrir en España no lo va a decidir ni el presidente en funciones, ni la vicepresidenta en funciones ni los partidos que están en el Gobierno, sino partidos que ni siquiera creen en nuestro país.
Con los españoles viviendo peor que en 2018, con el índice de confianza empresarial desplomado, con la mayor tasa de paro de la UE, con encarecimiento de las hipotecas, con la pérdida de renta per cápita, con el incremento de la presión fiscal es inaplazable marcar unos objetivos, tomar medidas y llevar a cabo una serie de cambios para dotar a España de estabilidad, con una economía competitiva que repercuta en la mejora de la vida de los ciudadanos.

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