Tras los resultados del 23J flotan en el ambiente una serie de preguntas que van a marcar nuestro futuro como nación: ¿Va a tragar Sánchez con la amnistía, el referéndum y una España multinivel?. Sánchez ya ha insinuado de forma implícita que se va a plegar a las exigencias inasumibles que rompen los pilares de la convivencia, que están fuera de la Constitución y enfrentan a las comunidades autónomas.
A nadie se le escapa que Sánchez parece dispuesto a tragar con todo - carros, carretas y hasta los bueyes si fuera preciso - y está dispuesto a “absolutamente todo” para seguir en la Moncloa, por lo que tendrá que decir sí a la amnistía y a un hipotético referéndum de independencia, la España a dos velocidades y a Montero de ministra de Igualdad. Con Sánchez nuestro país ha avanzado hacia una donde hay españoles y territorios de primera y de segunda por lo que es inaplazable defender a capa y espada la igualdad entre todos los españoles.
El Gobierno Sánchez ha jalonado su trayectoria de hechos que suponen una quiebra para la convivencia entre españoles. Concedió los indultos e impulsó la eliminación de la sedición y la rebaja de la malversación que exigió ERC por conveniencia personal del presidente del Gobierno, y ahora asistimos a una campaña de imagen para blanquear a Bildu al tiempo que se pretende que un prófugo de la Justicia, sea el que pueda decidir quién debe ser el presidente.
Como reacción a todo lo que hemos vivido en los últimos años en relación al tema catalán empieza a arraigar la idee de que el privilegio de unos pocos es perjuicio de todos por lo que la Justicia no puede hacer distinciones se requiere defender la igualdad de todos en cualquier circunstancia y cueste lo que cueste y apuesta por defender la igualdad de todos. Nunca se ha tenido que defender con tanto énfasis este principio de igualdad entre todos, por haberse llegado a un momento crítico, de tanta degradación moral y política como al que nos ha llevado Pedro Sánchez.
Mientras Europa intenta fortalecer la unidad, crecer para ser más relevantes y solucionar los problemas de desigualdad de los ciudadanos, en nuestro país damos la impresión de seguir anclados en la división, las trincheras y las políticas de bloques que nos impiden progresar. Ese perpetuo enfrentamiento entre españoles además de radicalizar a la sociedad da alas a romper la Constitución y dejar herida de muerte la Transición. Una nación con más de quinientos años de antigüedad no se merece un mercadeo con la dignidad de los españoles que cada día están más inquietos y preocupados por la gobernabilidad del país.