En estos días de verano, si miramos a nuestro alrededor vemos cosas diferentes. Si podemos viajar, aunque sea un poco, el hecho de avanzar en coche, en avión, en autobús o como quiera que sea, nos da la oportunidad de separarnos del sitio donde tenemos instalado el nido. Para mí es siempre una sensación extraordinaria. Con la luz intensa de este sol, ver cambiar los paisajes de las carreteras, observar edificios diferentes, topar con otras voces y otros sabores nos permite alejarnos de la rutina diaria.

Cambiar de escenario es bueno para nuestra salud física y mental. No sólo es un estímulo para los sentidos, también lo es para las emociones positivas y nos aporta bienestar. Es una maravilla como nos permite desconectar, o quizás sería mejor decir reconectar con lo que somos en realidad. Viajar nos hace más felices, sin ninguna duda.  . 

En estos días de verano, si miramos a nuestro alrededor, también vemos personas diferentes. El movimiento, las idas y venidas nos ofrecen reencuentros y nuevos conocimientos. Y también poder parar un poco y dedicar más tiempo a las personas con las que convivimos. Entonces nos damos cuenta de que tenemos muchas conversaciones pendientes. Y algunas fluyen y otras no, para nuestra sorpresa. Esas charlas de verano, delante del mar, la piscina o las estrellas son, sin duda, más relajadas y puede que más sinceras. Nos permitimos compartir pensamientos y deseos, hacer nuevos descubrimientos. Es un placer dedicar tiempo y curiosidad al otro, algo que nos permite fortalecer las relaciones a través de momentos de conexión únicos. En muchas de estas conversaciones estivales, escucho planes de cambio, puntos finales, recuentos, puntos y aparte y también cuadernos en blanco.

En estos días de verano, nuestros pensamientos entran en circuitos diferentes. Separarnos un poco de nuestro día a día nos permite ver nuestra vida con otra perspectiva. Esta época nos trae dos grandes regalos: tiempo y tranquilidad. Aprovechar para leer de un tirón esos libros que tenemos pendiente es un lujo y yo este verano estoy teniendo conversaciones muy interesantes sobre diferentes lecturas. Sin prisa, comentando y profundizando sobre ellos. Poder estar en contacto con la naturaleza, con el mar, con el campo, con los entornos verdes que tenemos alrededor. Esto aumenta sin duda nuestra creatividad, la capacidad de análisis, el darnos cuenta y tomar conciencia de tantas cosas que las prisas nos impiden ver.

Agradezco la oportunidad de reseteo que nos da esta época, buscar esos huecos para disfrutar y descansar en algún periodo. Y sólo mirar a mi alrededor.