Racismo
Racismo, que no Xenofobia, es un hecho que ha saltado a la opinión pública estos últimos días a raíz de un triste suceso. Todo viene ocurriendo generalmente en espectáculos deportivos en los que se da rienda suelta al populacho para que descarguen su ira contra los jugadores del equipo contrario y en los que verdaderamente el ser de una u otra tonalidad de piel es lo de menos puesto que se insulta al que viene de fuera y se alaba al que juega hasta que juegue en el equipo de fuera que en ese caso, volverá nuevamente a ser insultado. Hay una cuestión importante con la cuestión de los insultos aquí en España: por nuestra peculiar cultura, tenemos palabras que igualmente podemos hacer uso de ellas para insultar o para elogiar. Y es que decirte “¡qué cabroncete eres!” no tiene ánimo de insulto, más bien todo lo contrario.
España no es, ni ha sido históricamente una nación racista. De hecho, muchas civilizaciones han colonizado nuestro país, sin necesidad tener que batallar por acceder nuestro territorio. Estuvimos siglos conviviendo con los musulmanes sin tener problema alguno (no podemos obviar que, por nuestra sangre, corre sangre musulmana). Cuando fuimos a la conquista de América, fuimos los únicos colonizadores que nos integramos y nos mezclamos con los indígenas que allí había. La prueba del algodón la tenemos muy cerca, en Trujillo. En el palacio de los marqueses de la Conquista, un edificio renacentista construido en la plaza mayor de Trujillo, encontramos en una de sus esquinas, el busto de Francisca Pizarro Yupanqui, hija de Francisco Pizarro y de una princesa inca.
Evidentemente el problema de España es el de grupos de cafres que se dedican a violentar los espectáculos deportivos (especialmente) y que cuentan con la permisividad de clubes, y de muchos de nuestros gobernantes. Ha tenido que ser un jugador el que haya parado esto y lo ha hecho en buen momento, en momento de elecciones, que es cuando el político de turno está más atento a las reivindicaciones sociales. Esperemos que a partir de ahora se tome más en cuenta y no se permitan este tipo de espectáculos para no necesitar que desde fuera de nuestro país nos pongan la cara encarnada a todos por culpa de unos cuantos.
Sería interesante que en los estadios en cuanto comiencen este tipo de hechos, sean los propios aficionados los que señalen a los cafres, para así limpiar los campos de indeseables. España es un país con una convivencia altísima y de hecho la hemos tenido a lo largo de nuestra historia. Nuestra sangre es una mezcla de todas las civilizaciones que han ido pasando por aquí y eso es un aspecto muy positivo para cualquier país. Todo lo que pretendan decir desde fuera ni es verdad, ni lo será nunca, por muy “negra” que nos quieran pintar la actualidad. [email protected]
Racismo, que no Xenofobia, es un hecho que ha saltado a la opinión pública estos últimos días a raíz de un triste suceso. Todo viene ocurriendo generalmente en espectáculos deportivos en los que se da rienda suelta al populacho para que descarguen su ira contra los jugadores del equipo contrario y en los que verdaderamente el ser de una u otra tonalidad de piel es lo de menos puesto que se insulta al que viene de fuera y se alaba al que juega hasta que juegue en el equipo de fuera que en ese caso, volverá nuevamente a ser insultado. Hay una cuestión importante con la cuestión de los insultos aquí en España: por nuestra peculiar cultura, tenemos palabras que igualmente podemos hacer uso de ellas para insultar o para elogiar. Y es que decirte “¡qué cabroncete eres!” no tiene ánimo de insulto, más bien todo lo contrario.
España no es, ni ha sido históricamente una nación racista. De hecho, muchas civilizaciones han colonizado nuestro país, sin necesidad tener que batallar por acceder nuestro territorio. Estuvimos siglos conviviendo con los musulmanes sin tener problema alguno (no podemos obviar que, por nuestra sangre, corre sangre musulmana). Cuando fuimos a la conquista de América, fuimos los únicos colonizadores que nos integramos y nos mezclamos con los indígenas que allí había. La prueba del algodón la tenemos muy cerca, en Trujillo. En el palacio de los marqueses de la Conquista, un edificio renacentista construido en la plaza mayor de Trujillo, encontramos en una de sus esquinas, el busto de Francisca Pizarro Yupanqui, hija de Francisco Pizarro y de una princesa inca.
Evidentemente el problema de España es el de grupos de cafres que se dedican a violentar los espectáculos deportivos (especialmente) y que cuentan con la permisividad de clubes, y de muchos de nuestros gobernantes. Ha tenido que ser un jugador el que haya parado esto y lo ha hecho en buen momento, en momento de elecciones, que es cuando el político de turno está más atento a las reivindicaciones sociales. Esperemos que a partir de ahora se tome más en cuenta y no se permitan este tipo de espectáculos para no necesitar que desde fuera de nuestro país nos pongan la cara encarnada a todos por culpa de unos cuantos.
Sería interesante que en los estadios en cuanto comiencen este tipo de hechos, sean los propios aficionados los que señalen a los cafres, para así limpiar los campos de indeseables. España es un país con una convivencia altísima y de hecho la hemos tenido a lo largo de nuestra historia. Nuestra sangre es una mezcla de todas las civilizaciones que han ido pasando por aquí y eso es un aspecto muy positivo para cualquier país. Todo lo que pretendan decir desde fuera ni es verdad, ni lo será nunca, por muy “negra” que nos quieran pintar la actualidad. [email protected]