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Andrés Acevedo
Martes, 16 de Mayo de 2023 Actualizada Martes, 16 de Mayo de 2023 a las 13:05:11 horas

¿Somos realmente libres?

La libertad humana es un tema recurrente en la filosofía y ha sido objeto de debate durante siglos. Generalmente, la libertad se ha entendido como la capacidad de actuar sin coacción externa y de forma autónoma, es decir, de elegir libremente nuestras acciones y decisiones.
El libre albedrío, bandera de la libertad radical, defiende la capacidad del ser humano de elegir y actuar libremente sin ser influenciado, ni determinado por factores externos a sí mismo. En psicología esto plantea una contradicción técnica importante: Si el ser humano tiene libre albedrío ¿Cómo podríamos estudiar su conducta y extraer leyes generales? ¿Cómo podríamos entender o predecir el comportamiento humano si no está sujeto a nada más que a su voluntad o apetencia?
Las corrientes más científicas rechazan esta idea, pues parece que los avances y descubrimientos de los últimos 100 años avalan que  la conducta humana tiene mucha relación el entorno en el que se produce, bien sea en el presente (la cultura, la educación, las creencias religiosas o políticas, el entorno social) o en el pasado (modelo de crianza, relaciones con otras personas, experiencias, historia de aprendizaje pasado…) .
Cada elemento que descubrimos que tiene influencia en la conducta humana, le resta un poco más de espacio al libre albedrío, pues demuestra que hay ciertos patrones en nuestra forma de comportarnos. Hasta tal punto es así, que algunos autores hipotetizan que el libre albedrío no existe y la libertad humana no es más que una ilusión. Argumentan que el número de factores que influyen en nosotros es tan amplio que es casi imposible por el momento poder predecir con exactitud nuestro comportamiento, pero que sería posible si dispusiéramos de esos infinitos datos.
Sin embargo, esto no son más que postulados sin demostrar por el momento. Parece muy difícil creer que la conducta humana está determinada de forma cerrada. Como si reaccionáramos a las circunstancias con la misma poca libertad que una piedra a la gravedad.
Parece claro, o al menos así lo sentimos la mayoría, que el ser humano puede elegir muchos aspectos de su vida, pero también es cierto que existen muchos factores que influyen en esas decisiones. No somos todo lo libres que nos gustaría pensar. Nuestras elecciones siempre son condicionadas e influidas por multitud de factores que no podemos calcular.
En el marco de este debate, algunos filósofos han propuesto una visión de la libertad más moderada, a medio camino entre el libre albedrío y el determinismo, conocida como determinismo suave. Esta teoría sostiene que aunque estamos condicionados por factores internos y externos, seguimos siendo libres y responsables de elegir dentro de ciertos límites.  ¿Podríamos entonces seguir diciendo que somos completamente libres? 

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