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Bartolomé Quero de Sevilla
Miércoles, 05 de Abril de 2023 Actualizada Miércoles, 05 de Abril de 2023 a las 14:09:53 horas

La protección de datos

La Ley de protección de datos, como su nombre indica, trata de proteger que algunos aspectos privados, y no tan privados de las personas, puedan ser conocidos por terceras personas, que puedan utilizarlos, no ya de forma fraudulenta, sino también de forma  que hagan daño a su titular.
Han pasado ya cinco años desde la promulgación de esta ley y ya se habrán dado cuenta que muchos sitios, sobre todos en organismos públicos, cuando peguntamos algo, nos dicen que está protegido por esta Ley y que no se nos puede facilitar.
Sin embargo como pasa en todos los sectores, depende de muchos factores, y sobre todo de la interpretación de la Ley que haga el que tenga que aplicarla, que se aplique correctamente.
Hay un par de casos, entre otros muchos, pero en este afecta a la sanidad pública, donde la Ley no solo no se cumple, sino que se hace todo lo contrario de lo legislado.
Uno ocurre a nivel regional, cuando acudimos a las consultas de los médicos de la sanidad pública, que sale a la puerta de la consulta el/la celador/a y en voz alta, para que lo oiga todo el mundo que esté esperando, grita tu nombre y apellidos, de tal forma que incluso, las personas que no te han visto, reaccionan ante la llamada y se enteran de que estás allí, dato este que según la ley, es estrictamente privado y que debe evitarse su difusión, pues si estás en la consulta del oncólogo, al día siguiente todo el mundo sabe que tienes cáncer.
En otras comunidades, cuando acudes a las consultas médicas, al enseñar tu cartilla y decir a qué vas, te asignan una letra y un  número, y cuando llega tu turno, por los altavoces o de viva voz del/a celador/a, no se pronuncia tu nombre, sino ese número y el número de la consulta en la que tienes que entrar, donde tampoco figura la especialidad del galeno que hay dentro.
Pero hay un caso más cercano en el Servicio de Urgencias del centro de Salud Montijo-Puebla, donde el mostrador del celador que te recibe, está a menos de 1 m de las sillas donde esperan los pacientes que ha llegado antes que tú y delante de todo el mundo el celador te pregunta que porqué acudes al servicio de urgencias, y en ese momento, puesto que el resto de personas están muy cerca, todas se enteran de qué te pasa.
Imagínense que es alguien que ha sufrido una agresión sexual y que lógicamente querrá mantenerlo en secreto. Pues todos lo que esté esperando se van a enterar de ello, con el consiguiente daño que pueden hacer después.
No sé a quién corresponderá, pero, por favor, retiren el mostrador del/a celador/a o retiren la sala de espera, ya no por la Ley, sino por sentido común.

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