Querida Manola. ¡Cuanto me he alegrado al conocer la noticia de la concesión de la Medalla de Montijo a tu persona! Conociéndote, como te conozco, la humildad siempre tan latente en tu vida, comentarás que no eres merecedora de ello. Yo no pienso como tú porque aunque seguramente hay un montón de personas que se merecen este reconocimiento, no tengo la menor duda de ello,  lo que sí es cierto que tú te lo has ganado a pulso. Yo, que he compartido muchos momentos contigo, conozco tu trayectoria y esa lucha constante por la igualdad y el respeto.
Eres un ser tremendamente humano que ha sabido ser fuerte cuando había que defender derechos e ideales y ha sabido ser frágil cuando has tenido que compartir sentimientos y sobre todo, tristezas ajenas. De ello doy fe.
Siempre te he visto como una mujer culta y dispuesta a colaborar y a poner al servicio de todos, tu lucha, tu talento y tu creatividad. Por ello, dedicar elogios a una mujer tan especial como tú me resulta realmente fácil porque te tienes merecidos todos ellos.
Siempre te he considerado un ejemplo de fuerza y solidaridad. Un ejemplo de constancia para todas las personas que han tenido la suerte de conocerte en profundidad. Nunca existieron los imposibles para ti porque siempre has sabido buscarle la solución a los problemas.
Te recuerdo, hace muchísimo tiempo, reivindicando el derecho de la mujer cuando apenas nadie le daba, a ese tema, la importancia que tenía. Tú, fuiste una pionera en eso y en muchas mas cosas, todas ellas siempre enfocadas al bien de los más débiles, de los más indefensos.
Tus valores, aunque los mantuvieras a oscura, siempre han desprendido luz, una luz tan grande y luminosa como la que desprendías cuando te subías a un escenario para hacernos vibrar con tu voz. ¡Como he disfrutado escuchándote!
En tu trayectoria siempre, sea cual sea la actividad o el momento, todo lo ha hecho teniendo presente el bien común, por eso, me siento feliz al saber que con la Medalla de Montijo se te va a reconocer esa aportación tanto humana como artística que has aportado a nuestra sociedad.
Voy a terminar dedicándote una frase de Maya Angelou que a ti te define perfectamente. Una frase que refleja y te dedicamos todos los que hemos tenido la suerte de conocerte, de ser y seguir siendo tus amigos: “Seguramente la gente olvidará lo que has dicho, olvidará lo que hiciste, pero no olvidará nunca lo que les hiciste sentir”.
¡Que grande fuiste, eres y lo serás siempre!