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Andrés Acevedo
Jueves, 09 de Marzo de 2023 Actualizada Jueves, 09 de Marzo de 2023 a las 09:58:08 horas

Cómo hablar de la muerte con un niño

Como la muerte de alguien cercano es algo profundamente doloroso, nos cuesta mucho comunicarla a los más pequeños. Solemos para ello, dar muchos rodeos y hacerlo así, algo más complejo y difícil de comprender. Veamos algunos consejos generales que pueden servir de ayuda en estos momentos:
-Ser breve es el mejor de los comienzos. Nunca nos liamos con explicaciones complejisimas para explicarle algo a los pequeños, por lo que hacerlo ahora tampoco nos va a ayudar.
-Decir la verdad, no mentir, ni endulzar demasiado. No dar a entender que está físicamente en ningún sitio (de viaje, en el cielo, en las estrellas…) o que se le va a volver a ver. Decirlo claro y sencillo, que no se quede con dudas.
-Si hay otras experiencias que el menor haya tenido con la muerte (mascotas, familiares de compañeros, personajes de películas…) podemos utilizarlas para traer a su experiencia cercana algo que parece tan abstracto.
-Ayudarle a entender la situación que le rodea y por qué la gente está triste. Normalizar las propias emociones. No pasa nada por llorar, siempre que no sea algo alarmante o desgarrador.
-No es conveniente la exposición a los eventos más dolorosos como tanatorio, cuerpo, entierro…
-Diferenciar la enfermedad de la muerte. Ya que si se le recalca “estaba malito y murió” podría angustiarse cada vez que alguien o él mismo “esté malito”.
-Permitir que hable de la persona fallecida, aunque nos duela. Que no se convierta en un tema tabú o incómodo que evoca densos silencios.
-Validar la emoción que él sienta. Es un buen momento para enseñar que está permitido llorar y que es algo normal cuando nos sentimos tristes.
-Es fundamental mantener la rutina previa del niño (planes que había por delante, horarios, actividades, seguir durmiendo en el sitio que dormía…). Estos son los pilares de su día y si se desestructuran demasiado, aunque sea de forma temporal, se encontrará perdido y sin saber qué hacer en esos momentos.
-Observar si hay alguna señal de alerta (deja de jugar, está continuamente triste, la muerte como tema recurrente pasado un tiempo, preguntas continuas sobre el tema, preocupación por la salud o la vejez, más protector con mascotas o familiares, deja de comer/ dormir/ sus actividades…)
Por extraño que nos resulte, los niños son plenamente capaces de entender lo que significa morir y de elaborar un duelo por una pérdida. Los adultos solemos intentar que los niños no sientan tristeza y a veces complicamos con ello el proceso natural de duelo que pueden hacer. Es necesario adaptarlo a su nivel, pero no privarlos de lo que esto significa.

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