Decir lo que piensas
Es curioso como la inspiración para escribir puede aparecer en cualquier momento. Estoy en casa una noche, viendo la película “El indomable Will Huting”, de Matt Damon y Robin Williams. Me gusta porque tiene buenos diálogos, bien construidos, ingeniosos, inteligentes, profundos. Y ésas son mis películas favoritas. La relación entre los dos protagonistas es compleja y forzada. El mayor un profesor bohemio y peculiar, aún enamorado de su esposa que ya murió. El joven un rebelde callejero con una inteligencia prodigiosa al que quieren salvar de la calle, donde tiene creada su particular vida. La conexión surge en una conversación maravillosa de los dos en un parque, donde el profesor consigue captar la atención del joven con una reflexión apasionante. Robin Williams, con esa expresión peculiar que tenía su cara, le habla de la dificultad de conocer de verdad a una persona:
“Si te pregunto algo sobre arte me responderás con datos sobre todos los libros que se han escrito sobre Miguel Ángel. Lo sabes todo, vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual, lo que haga falta... Pero tú no puedes decirme cómo huele la Capilla Sixtina, nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto.
Si te pregunto por las mujeres supongo que me darás una lista de tus favoritas, puede que hayas echado unos cuantos polvos, pero no puedes decirme qué se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad...
Si te pregunto por la guerra probablemente citarás algo de Shakespeare: -De nuevo en la brecha, amigos míos.- Pero no has estado en ninguna, nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro…”
Te recomiendo buscar el diálogo y leerlo completo. O mejor aún ver la película, merece la pena. Me gustó porque me hizo pensar varias cosas sobre las relaciones humanas, sobre los juegos que jugamos sin darnos cuenta. Como cuando estamos hablando con alguien que se guarda lo que piensa realmente, y sólo dice lo que se espera que diga. O lo que toca en ese momento, o lo que la educación y la sociedad le han enseñado a decir. Pero no se atreve a expresar eso que teme de verdad, todo lo que le preocupa, o aquello en lo que sueña y le gustaría cambiar en su vida. A algunas personas les cuesta decir lo que piensan.
Eso es lo que le hizo ver el profesor a Matt Damon y fue el resorte para que la puerta de su corazón se abriera. Me quedo pensando, una vez más, que no hay nada más mágico que una buena conversación.
Elisa Martín es periodista y coach profesional.
Es curioso como la inspiración para escribir puede aparecer en cualquier momento. Estoy en casa una noche, viendo la película “El indomable Will Huting”, de Matt Damon y Robin Williams. Me gusta porque tiene buenos diálogos, bien construidos, ingeniosos, inteligentes, profundos. Y ésas son mis películas favoritas. La relación entre los dos protagonistas es compleja y forzada. El mayor un profesor bohemio y peculiar, aún enamorado de su esposa que ya murió. El joven un rebelde callejero con una inteligencia prodigiosa al que quieren salvar de la calle, donde tiene creada su particular vida. La conexión surge en una conversación maravillosa de los dos en un parque, donde el profesor consigue captar la atención del joven con una reflexión apasionante. Robin Williams, con esa expresión peculiar que tenía su cara, le habla de la dificultad de conocer de verdad a una persona:
“Si te pregunto algo sobre arte me responderás con datos sobre todos los libros que se han escrito sobre Miguel Ángel. Lo sabes todo, vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual, lo que haga falta... Pero tú no puedes decirme cómo huele la Capilla Sixtina, nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto.
Si te pregunto por las mujeres supongo que me darás una lista de tus favoritas, puede que hayas echado unos cuantos polvos, pero no puedes decirme qué se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad...
Si te pregunto por la guerra probablemente citarás algo de Shakespeare: -De nuevo en la brecha, amigos míos.- Pero no has estado en ninguna, nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro…”
Te recomiendo buscar el diálogo y leerlo completo. O mejor aún ver la película, merece la pena. Me gustó porque me hizo pensar varias cosas sobre las relaciones humanas, sobre los juegos que jugamos sin darnos cuenta. Como cuando estamos hablando con alguien que se guarda lo que piensa realmente, y sólo dice lo que se espera que diga. O lo que toca en ese momento, o lo que la educación y la sociedad le han enseñado a decir. Pero no se atreve a expresar eso que teme de verdad, todo lo que le preocupa, o aquello en lo que sueña y le gustaría cambiar en su vida. A algunas personas les cuesta decir lo que piensan.
Eso es lo que le hizo ver el profesor a Matt Damon y fue el resorte para que la puerta de su corazón se abriera. Me quedo pensando, una vez más, que no hay nada más mágico que una buena conversación.
Elisa Martín es periodista y coach profesional.