La montijana Inma Sánchez trabaja por un futuro con más mujeres ingenieras desde la asociación Ingeniera.soy
![[Img #95082]](https://cronicasdeunpueblo.es/upload/images/02_2023/5949_img-20230210-wa0005.jpg)
El sábado 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha marcada por la ONU para reconocer el papel de las mujeres en las disciplinas STEM (la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) y promover el acceso igualitario de las niñas a estos estudios.
A pesar del avance de la sociedad hacia la igualdad, aún hay áreas donde se nota una brecha de género clara. Esto ocurre, por ejemplo, si vemos el número de mujeres y hombres que trabajan alrededor de la ciencia. La presencia de mujeres científicas ha crecido, pero continúa ligada a estudios menos tecnológicos.
Inmaculada Sánchez, es una montijana que desde pequeña siente interés por la ciencia y la tecnología. Recuerda anécdotas de su infancia, con su padre y su tío arreglando cosas que no funcionaban bien. Eso marcó en cierto modo su interés a la hora de enfocar los estudios. “Desde pequeña he sido curiosa. Me preguntaba el por qué de las cosas. Siempre me he decantado a aquellos estudios en los que pudiera tocar y ‘cacharrear’, entender el funcionamiento de las las cosas, de los aparatos” y todo esto la fue dirigiendo hacia la informática.
Tras iniciar sus estudios universitarios, empieza a trabajar en una empresa de robótica educativa donde ella y otros compañeros comprueban cómo los estereotipos de género afectan al interés de las niñas en la ciencia. “Yo era monitora en talleres de robótica, electrónica y programación. Recuerdo que a un taller vino una chica de unos 12 años, quería probar, pero se acercó la madre y nos dijo que su hija no iba a entrar al taller, porque sólo había niños en el taller. A esta niña le encantaba, pero no entró. Nos fijamos entonces en las estadísticas de participación en nuestros talleres y nos dimos cuenta que al llegar a la preadolescencia, el número de niños y niñas que participaban era totalmente desigual, cosa que no pasa a edades más tempranas”.
De esa realidad y desde el convencimiento de que el futuro y el porvenir de la economía y la sociedad pasa por la tecnología es de donde surge Ingeniera.soy, una asociación que forma junto a otros compañeros y que trata de acercar la tecnología y la ingeniería a niños y niñas por igual, sobre todo en edad escolar, para evitar la pérdida de talento por causa de estos estereotipos de género. Desde la asociación tratan de motivar a esas niñas que sienten interés por las tecnologías y la electrónica para que no lo pierdan y no se sientan condicionadas a la hora de decidir su futuro profesional: “Hay un desconocimiento hacia lo que es la figura del ingeniero. Si pensamos en ellos, imaginamos a una persona encerrada en un garaje con gafas, pelo sucio, sin amigo y rodeado un montón de ordenadores. Y esa no es la realidad. Además, hay un tema social detrás de esto. Y es que las mujeres siempre nos hemos dedicado más hacia el cuidado, la enseñanza… y los hombres se han desarrollado hacia otros ámbitos”, señala Inma, que destaca que “una ingeniería lo que aporta es la resolución de problemas (…) y tanto hombres como mujeres podemos desarrollar estos mismos trabajos. Nosotros somos una asociación inclusiva, trabajamos con niños y con niñas, pero intentamos presentarles referenes femeninos en ingeniería para que todos puedan sentirse identificados”.
Ahora es ella la que acerca la ciencia, la tecnología y la ingeniería a otras niñas para que puedan conocerla y planteárselo, o no, como una opción de futuro.
Inma, la niña curiosa que miraba cómo su tío y su padre arreglaban un radiador estropeado hoy es una mujer que sirve de ejemplo y referente para que las niñas no se queden a las puertas de la tecnología.
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El sábado 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha marcada por la ONU para reconocer el papel de las mujeres en las disciplinas STEM (la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) y promover el acceso igualitario de las niñas a estos estudios.
A pesar del avance de la sociedad hacia la igualdad, aún hay áreas donde se nota una brecha de género clara. Esto ocurre, por ejemplo, si vemos el número de mujeres y hombres que trabajan alrededor de la ciencia. La presencia de mujeres científicas ha crecido, pero continúa ligada a estudios menos tecnológicos.
Inmaculada Sánchez, es una montijana que desde pequeña siente interés por la ciencia y la tecnología. Recuerda anécdotas de su infancia, con su padre y su tío arreglando cosas que no funcionaban bien. Eso marcó en cierto modo su interés a la hora de enfocar los estudios. “Desde pequeña he sido curiosa. Me preguntaba el por qué de las cosas. Siempre me he decantado a aquellos estudios en los que pudiera tocar y ‘cacharrear’, entender el funcionamiento de las las cosas, de los aparatos” y todo esto la fue dirigiendo hacia la informática.
Tras iniciar sus estudios universitarios, empieza a trabajar en una empresa de robótica educativa donde ella y otros compañeros comprueban cómo los estereotipos de género afectan al interés de las niñas en la ciencia. “Yo era monitora en talleres de robótica, electrónica y programación. Recuerdo que a un taller vino una chica de unos 12 años, quería probar, pero se acercó la madre y nos dijo que su hija no iba a entrar al taller, porque sólo había niños en el taller. A esta niña le encantaba, pero no entró. Nos fijamos entonces en las estadísticas de participación en nuestros talleres y nos dimos cuenta que al llegar a la preadolescencia, el número de niños y niñas que participaban era totalmente desigual, cosa que no pasa a edades más tempranas”.
De esa realidad y desde el convencimiento de que el futuro y el porvenir de la economía y la sociedad pasa por la tecnología es de donde surge Ingeniera.soy, una asociación que forma junto a otros compañeros y que trata de acercar la tecnología y la ingeniería a niños y niñas por igual, sobre todo en edad escolar, para evitar la pérdida de talento por causa de estos estereotipos de género. Desde la asociación tratan de motivar a esas niñas que sienten interés por las tecnologías y la electrónica para que no lo pierdan y no se sientan condicionadas a la hora de decidir su futuro profesional: “Hay un desconocimiento hacia lo que es la figura del ingeniero. Si pensamos en ellos, imaginamos a una persona encerrada en un garaje con gafas, pelo sucio, sin amigo y rodeado un montón de ordenadores. Y esa no es la realidad. Además, hay un tema social detrás de esto. Y es que las mujeres siempre nos hemos dedicado más hacia el cuidado, la enseñanza… y los hombres se han desarrollado hacia otros ámbitos”, señala Inma, que destaca que “una ingeniería lo que aporta es la resolución de problemas (…) y tanto hombres como mujeres podemos desarrollar estos mismos trabajos. Nosotros somos una asociación inclusiva, trabajamos con niños y con niñas, pero intentamos presentarles referenes femeninos en ingeniería para que todos puedan sentirse identificados”.
Ahora es ella la que acerca la ciencia, la tecnología y la ingeniería a otras niñas para que puedan conocerla y planteárselo, o no, como una opción de futuro.
Inma, la niña curiosa que miraba cómo su tío y su padre arreglaban un radiador estropeado hoy es una mujer que sirve de ejemplo y referente para que las niñas no se queden a las puertas de la tecnología.
























