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Miércoles, 09 de Marzo de 2011

Música y embarazo

Cuando se le pregunta a una embarazada si cree que su bebé oye su voz o percibe sus sensaciones, lo más probable es que conteste que sí. Porque las madres saben intuitivamente lo que los científicos sólo en fechas muy recientes han descubierto: el feto es un individuo sensible, intuitivo y capaz de sentir emociones. Dotados de notables capacidades, tienen una auténtica vivencia de la gestación, que en cierto sentido se convertirá en la base del recuerdo de su desarrollo en el útero y de su nacimiento. El oído es el sentido que alcanza un mayor desarrollo intrauterino. En el útero materno existe una intensidad sonora de entre 50 y 60 decibelios, lo que equivale al sonido producido por una conversación en tono normal. El feto ya puede percibir sonidos procedentes de la madre o del exterior desde la semana 16ª, y reacciona a ellos acelerando el ritmo cardíaco y la frecuencia de los movimientos corporales. El feto distingue la voz de su madre entre la de otras mujeres: por ejemplo, si se pone junto al abdomen una cinta grabada con la voz de su madre, su latido cardíaco aumenta, mientras que si la grabación es de otra mujer, no. El oído interno está totalmente desarrollado a partir de la mitad del embarazo y el feto puede percibir los latidos del corazón de su madre, los ruidos intestinales durante la digestión y el paso de la sangre a través del cordón umbilical. De hecho, se sabe que dentro del útero se produce un continuo sonido rítmico, similar al del agua fluyendo, mezclado con el ruido del aire que pasa por los pulmones de la madre. Al final del sexto mes es sensible a los sonidos externos y lo manifiesta mediante movimientos: se sobresalta con los portazos, se agita o se calma según la música que escucha su madre. Se sabe que el feto prefiere la música suave y melódica, y rechaza la música con estridencias y a volumen elevado.

A su vez, la música ofrece una novedosa y eficaz alternativa para vivenciar el embarazo en la mujer, mejorando la comunicación y favoreciendo la expresión de las inquietudes y miedos que puedan surgir ante esta nueva experiencia.

Es aconsejable durante el embarazo, y especialmente en los últimos tres meses, escuchar de forma rutinaria alrededor de media hora de música clásica, especialmente de Mozart y música de piano, así como grabaciones de sonidos de la naturaleza. Incluso hay ediciones en las que se mezcla música "relajante" con sonidos de la naturaleza. Aunque según los especialistas, lo que musicalmente es mejor para el feto son los "cantos" de la madre. Al cantar una canción-nana el sonido se transmite a través del sistema óseo hasta llegar a los huesos de la pelvis, que funciona como una verdadera bóveda, donde el feto oye directamente la vibración de esos sonidos. Es más, según la experiencia de muchas madres, el bebé es capaz de recordar hasta el año las melodías que ha escuchado estando en el vientre materno.Ya que desde que nacemos vivimos inmersos en un mundo con ruido, sonidos y melodías, ¿por qué no poner banda sonora a una nueva vida antes incluso de nacer? Todos los que estéis "embarazados", haced la prueba y me contáis qué tal. Yo en seis meses os contaré la mía...

FELIZ NACIMIENTO.

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