Creación de empleo ligada al crecimiento
Resulta sorprendente que después de las funestas previsiones económicas del Banco de España, la AIREF, el FMI, Fedea o Funcas, el Gobierno hable con insistencia de que la situación es muy buena y estamos fenomenal. Tal vez se deba únicamente al hecho de que el Gobierno obtendrá 32.000 millones de euros extra por recaudación este año, que proviene fundamentalmente de la clase media, mientras que se opone a deflactar el IRPF y a bajar el IVA de los productos básicos de la cesta de la compra.
En medio de una cruda realidad en la que las familias están peor que antes, pagan más por la luz, más por el gas, más hipoteca, más por la cesta de la compra y sus expectativa de empleo son más desfavorables, tenemos que evitar que se repita el escenario de 2009 cuando se negaba la posibilidad de que hubiera una crisis.
Si se hacen las cosas bien, en todas crisis hay oportunidades, pero se debe impulsar reformas, simplificar trabas o trabajar los fondos europeos para aplicar la mochila austriaca,un fondo individual para cada trabajador que sustituye al modelo de indemnización por despido. Básicamente, consiste en establecer un fondo para cada trabajador asalariado en función del salario que tiene y que se va acumulando en el tiempo que está trabajando en esa empresa.
Hay que remarcar que los fondos europeos son una gran oportunidad para reactivar nuestra economía, pero que desgraciadamente el Gobierno está desaprovechando por una mala gestión lastrada permanentemente por la falta de agilidad en la ejecución y una transparencia que deja mucho que desear al tiempo que se echa en falta una mayor participación de las Comunidades Autónomas.
Nuestro país no tiene tiempo ni trenes que perder porque España es el país de Europa donde más cayó el PIB durante la pandemia y el único que todavía no ha recuperado sus niveles previos y nuestro nivel de desempleo es el doble que la media europea. Y esos son precisamente nuestros dos grandes retos: crear empleo de calidad y que nuestra economía crezca.
Pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez parece que solamente da palos de ciego porque todos los organismos internacionales y nacionales cuestionan el cuadro macroeconómico de los Presupuestos Generales del Estado ya que las cuentas no se podrán cumplir lisa y llanamente porque están basados en falsas previsiones. Pero el Gobierno, en vez de rectificar, sigue adelante con las cuentas públicas, unas cuentas públicas que amenazan con hipotecar el presente y el futuro de los españoles. Y se obstina en subir los impuestos cuando se ha demostrado que solamente se crea empleo y se reactiva el consumo cuando se bajan.
Resulta sorprendente que después de las funestas previsiones económicas del Banco de España, la AIREF, el FMI, Fedea o Funcas, el Gobierno hable con insistencia de que la situación es muy buena y estamos fenomenal. Tal vez se deba únicamente al hecho de que el Gobierno obtendrá 32.000 millones de euros extra por recaudación este año, que proviene fundamentalmente de la clase media, mientras que se opone a deflactar el IRPF y a bajar el IVA de los productos básicos de la cesta de la compra.
En medio de una cruda realidad en la que las familias están peor que antes, pagan más por la luz, más por el gas, más hipoteca, más por la cesta de la compra y sus expectativa de empleo son más desfavorables, tenemos que evitar que se repita el escenario de 2009 cuando se negaba la posibilidad de que hubiera una crisis.
Si se hacen las cosas bien, en todas crisis hay oportunidades, pero se debe impulsar reformas, simplificar trabas o trabajar los fondos europeos para aplicar la mochila austriaca,un fondo individual para cada trabajador que sustituye al modelo de indemnización por despido. Básicamente, consiste en establecer un fondo para cada trabajador asalariado en función del salario que tiene y que se va acumulando en el tiempo que está trabajando en esa empresa.
Hay que remarcar que los fondos europeos son una gran oportunidad para reactivar nuestra economía, pero que desgraciadamente el Gobierno está desaprovechando por una mala gestión lastrada permanentemente por la falta de agilidad en la ejecución y una transparencia que deja mucho que desear al tiempo que se echa en falta una mayor participación de las Comunidades Autónomas.
Nuestro país no tiene tiempo ni trenes que perder porque España es el país de Europa donde más cayó el PIB durante la pandemia y el único que todavía no ha recuperado sus niveles previos y nuestro nivel de desempleo es el doble que la media europea. Y esos son precisamente nuestros dos grandes retos: crear empleo de calidad y que nuestra economía crezca.
Pero el Ejecutivo de Pedro Sánchez parece que solamente da palos de ciego porque todos los organismos internacionales y nacionales cuestionan el cuadro macroeconómico de los Presupuestos Generales del Estado ya que las cuentas no se podrán cumplir lisa y llanamente porque están basados en falsas previsiones. Pero el Gobierno, en vez de rectificar, sigue adelante con las cuentas públicas, unas cuentas públicas que amenazan con hipotecar el presente y el futuro de los españoles. Y se obstina en subir los impuestos cuando se ha demostrado que solamente se crea empleo y se reactiva el consumo cuando se bajan.