Aliviar la carga económica de la cesta de la compra
Resulta desconcertante que el Gobierno carezca de una hoja de ruta clara y un cuadro macroeconómico perfectamente definido limitándose a improvisar y a salir del paso haciendo lo que puede cada mes, pero sin afrontar con rigor los tres principales problemas generados a partir de la inflación, que puede conllevar al deterioro de la economía, a la pérdida de competitividad y a convertir a España en un país más pobre.
Uno de los problemas más acuciantes para los españoles es el del alza constante del precio de los alimentos que no es un problema de márgenes, sino de costes de producción, situación a la que el Gobierno de España no está haciendo frente. Según los cálculos de los expertos, el Gobierno de Sánchez lleva una recaudación extra de más de 22.283 millones debido a la alta inflación por lo que se debe acelerar la bajada de impuestos a los productos alimentarios básicos, especialmente el IVA aunque sea temporalmente, con la vista puesta en aliviar la carga de la cesta de la compra a las familias.
No hay que inventar nada y simplemente basta con aplicar el sentido común y lo que están haciendo los países de nuestro entorno con un receta sencilla pero sumamente eficaz: devolviendo parte de los 22.283 millones de euros a los ciudadanos y empresas que el Gobierno ha recaudado de más en los primeros siete meses del año estaría inyectando dinero automáticamente a las familias.
Solo en productos básicos, una familia con dos hijos, tiene un sobrecoste de más de 567 euros por lo que en muchos hogares las elevadas tasas de inflación suponen un verdadero drama y el Gobierno tendría que cerrar un pacto de rentas y rebajar el IVA, como reiteradamente se le ha reclamados desde diversos ámbitos y colectivos, de los productos básicos porque hay margen para ello. Los españoles no llegan a final de mes porque el precio de la cesta de la compra es impagable.
Para contextualizar la situación socioeconómica que estamos viviendo hay que remarcar que el aumento de los precios de los alimentos tiene su origen en el incremento de las materias primas desde 2020 ya que hemos asistido a la subida encadenada del precio de la energía, el precio de los fertilizantes, que resultan irremplazables para el proceso productivo de los alimentos, junto con la subida del precio del gas, que es capital en la conservación de los alimentos, en la industria del papel, del cartón y del vidrio, imprescindible para la conservación y el transporte de los alimentos. La puntilla final ha sido la subida del precio del gasoil que ha provocado la subida de los precios del transporte.
Resulta desconcertante que el Gobierno carezca de una hoja de ruta clara y un cuadro macroeconómico perfectamente definido limitándose a improvisar y a salir del paso haciendo lo que puede cada mes, pero sin afrontar con rigor los tres principales problemas generados a partir de la inflación, que puede conllevar al deterioro de la economía, a la pérdida de competitividad y a convertir a España en un país más pobre.
Uno de los problemas más acuciantes para los españoles es el del alza constante del precio de los alimentos que no es un problema de márgenes, sino de costes de producción, situación a la que el Gobierno de España no está haciendo frente. Según los cálculos de los expertos, el Gobierno de Sánchez lleva una recaudación extra de más de 22.283 millones debido a la alta inflación por lo que se debe acelerar la bajada de impuestos a los productos alimentarios básicos, especialmente el IVA aunque sea temporalmente, con la vista puesta en aliviar la carga de la cesta de la compra a las familias.
No hay que inventar nada y simplemente basta con aplicar el sentido común y lo que están haciendo los países de nuestro entorno con un receta sencilla pero sumamente eficaz: devolviendo parte de los 22.283 millones de euros a los ciudadanos y empresas que el Gobierno ha recaudado de más en los primeros siete meses del año estaría inyectando dinero automáticamente a las familias.
Solo en productos básicos, una familia con dos hijos, tiene un sobrecoste de más de 567 euros por lo que en muchos hogares las elevadas tasas de inflación suponen un verdadero drama y el Gobierno tendría que cerrar un pacto de rentas y rebajar el IVA, como reiteradamente se le ha reclamados desde diversos ámbitos y colectivos, de los productos básicos porque hay margen para ello. Los españoles no llegan a final de mes porque el precio de la cesta de la compra es impagable.
Para contextualizar la situación socioeconómica que estamos viviendo hay que remarcar que el aumento de los precios de los alimentos tiene su origen en el incremento de las materias primas desde 2020 ya que hemos asistido a la subida encadenada del precio de la energía, el precio de los fertilizantes, que resultan irremplazables para el proceso productivo de los alimentos, junto con la subida del precio del gas, que es capital en la conservación de los alimentos, en la industria del papel, del cartón y del vidrio, imprescindible para la conservación y el transporte de los alimentos. La puntilla final ha sido la subida del precio del gasoil que ha provocado la subida de los precios del transporte.























